Por supuesto que los dioses han dado a los hombres la posibilidad de las artes para que éstos puedan ser más felices. Por eso, porque confío en los dioses y confío en mis artes, cuando el Tirano nos confinó en esta perfecta obra mía, no desesperé. Sabía que hallaría la forma de salir de este encierro. Porque, si la obra era creación humana, por perfecta que fuera, otra creación igualmente humana lograría vencerla. Ahora, hijo, adaptaremos estos artefactos a nuestros cuerpos, y emularemos a las aves, convirtiéndonos, como ellas, en seres eminentemente libres. Siempre te lo dije: las artes traen el progreso. Y el progreso hace a los hombres libres y felices. Toma ahora tus alas, hijo, y vuela, como un pájaro, junto a mí. Volvamos a casa.
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