Anoche, en Matasombras, tuvimos la satisfacción de disfrutar de la presencia de José Luis Pernas y de Eugenio Padorno. Fue una velada cálida y agradable. Aunque no éramos muchos (o precisamente por eso) gozamos de más de una hora de humanidad, cercanía y poesía, sobre todo poesía. Incluso tuvimos la suerte de que el poeta, ante nuestras preguntas, nos desvelara algunos de sus procedimientos creativos y acabara leyendo dos de sus poemas inéditos.
Los asistentes gozamos, en fin, del repaso a una obra que comenzó en 1964, en la legendaria colección Mafasca, y ha recorrido, con paso firme pero discreto, más de cuarenta años de buena literatura, con una estética de la sencillez, vestida de inocencia, pero tremendamente certera.
En cuanto a Eugenio Padorno, ya se sabe que siempre es un placer escuchar sus palabras, no sólo por la peculiar bonhomía de quien las pronuncia, sino también porque, cada vez que abre la boca, aprendo algo importante.
Gracias a José Luis y a Eugenio por esos interesantes momentos que nos regalaron.