Ella lo abandonó un viernes. Él se pasó el fin de semana ante el televisor. El lunes decidió que debía salir de casa y bajó a comprar la prensa en el quiosco de enfrente. Y así fue como ocurrió la desgracia. No es cierto que se cruzara intencionadamente en la trayectoria del camión. Simplemente pasó que, al verlo venir, se quedó parado buscando junto a sí el mando a distancia.
No se puede decir mejor en tan pocas palabras: la tragedia, lo absurdo y el mando a distancia. Lo hizo Jerzy Kosinsky con «Desde el jardín (recomendado) pero necesitó una novela.
Jo. Siempre me pillas las mañas. En él pensaba cuando lo escribí. Incluso estuve a punto de titularlo como homenaje. Nos hemos olvidado de Kosinsky, que tiene libros estupendos. No sólo ese, sino «El ermitaño de la calle 69» o «El millón». Un tipo para redescubrirlo.
Eduardo me lo quitó del teclado… por cierto, qué buena la adaptación cinematográfica de Hal Ashby.
A que sí, Antonio… El último plano de Peter Sellers alejándose mientras camina sobre las aguas del lago… Magistral. Ashby también merece una reposición. ¿Recuerdan Harold y Maude?
Con la canción de Cat Stevens… nos estamos haciendo viejos.
And if you want say yes, say yes, say yes…
Gracias, chicos, crei ser la única a la que miraban raro cuando hablaba de Cat Stevens.
Rara secuencia de actos pero que al fin son taaan reales…
Aunque me pregunto: fué tragedia para él? para ella? o para el conductor del camión?
😉
Bueno, Piel Canela, convendremos en que el conductor del camión debió de llevarse un disgusto… jajajajajajja
“De qué callada manera”
Y se murió . A su familia le mostré mi pena . Sólo yo sé que he recuperado la sonrisa , mi identidad y el mando a distancia.
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¿Te acuerdas de este Alexis? Puede ser la versión de ella , la que lo abandonó un viernes .
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No creas que no me acordé al escribirlo, Toñi.
Excelente, como siempre!
He hecho dos reflexiones de éste tema: La primera es que estaba sufriendo tanto que le pareció que eso no podía ser real, se creyó espectador de la pelicula de su vida, en la que él era el protagonista. La segunda es que pudo pasar tanto rato delante de la tele que lo había abducido completamente y ya no le respondian ni sus reflejos y no sabía si era ficción ó realidad. Dificil elección…
Oye, también puede ser lo absurdo …Me ha dado mucho que pensar, eh???
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