Cuidado del celibato

20 01 2009

 

No volverá a caer. Dos matrimonios rotos y unas cuantos desastres amorosos más ya le han enseñado todo aquello que ha de saber sobre el asunto. No renunciará, por ejemplo, a hacer sonar a Brahms a todo volumen, como ahora mismo resuena su cuarta sinfonía por toda la casa. Ni a sus películas de Peckimpah o Kurosawa cuando le venga en gana. Le ha cogido el truco a la soltería. Por lo demás, nunca ha faltado gente que comparta noches con él. Ese nunca fue el problema y, al menos hasta dentro de unos diez años, no lo será. Él es feliz así. O lo era. Porque ahora ha aparecido ella con sus ojos de agua y su sonrisa paralizante y tras unos cuantos encuentros, ha sentido la tentación de intentarlo otra vez. Pero no, no volverá a caer. Sabe que el infierno habita bajo ese escote. Que el dolor se esconde en ese sexo que hace sólo unas horas le acogía con calor y humedad de trópico. No volverá a intentar adaptarse. No volverá a hacer un hueco. Ni a intentar ser mejor para una persona. No volverá a sufrir el fuego del temor a perderla. Seguirá así, siendo sólo su amante. Y cuando se agote la pasión o cambien las circunstancias, simplemente, finiquitarán en un café, tan amigos y a otra cosa y a telefonearse de cuando en cuando, en onomásticas o cumpleaños. Tal vez incluso algún otro encuentro, una cena en aquel restaurante, por-lo-que-fuimos, y pasar alguna noche más haciendo el amor con esa camaradería generosa de los amantes que se conocen bien. Así que todo claro. Todo decidido. No ha sido más que un instante de debilidad al despertarse, hoy domingo, pensando en ella y echándola en falta cuando aún la almohada conservaba el olor de su cabello. Por supuesto, esperará otra semana para el siguiente encuentro. O casi. La llamará el viernes y la invitará a cenar. Hacerlo antes supondría reconocer que hay algo más que sexo entre ellos. Que está interesado de otra manera. Y eso sí que no. Le ha costado mucho descubrirse a sí mismo. Puede que su vida no sea perfecta, pero, por lo menos, nadie puede dañarle. Lo descubrió hace tiempo. Seguirá solo y tranquilo. No volverá a caer. Eso sería una estupidez, piensa mientras baja el volumen de la música, localiza en la agenda su número de teléfono y lo marca, aclarándose la garganta para poner esa voz suave que a ella tanto le gusta.


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8 responses

20 01 2009
Lunática

Suena y suena al otro lado del hilo telefónico el ring anunciador sin resultado. La desgana se apodera de su ánimo y los celos inundan su mente. Desolado, decide colgar y subir nuevamente la música: su única compañía, para que invada todos los rincones de su maltrecha alma.

En el instante siguiente, mientras apura el cigarro recién encendido, suena su teléfono. Descuelga y escucha, atónito, la voz de los ojos de agua que le susurra como solo ella sabe hacer: » Mi corazón te añora cuando voy hacia ti, te añora cuando me separo de tu lado e, incluso, cuando estoy sentado a tu vera. ¿Se puede añorar lo que se posee? Sí, porque se piensa que en el momento siguiente quizá ya no se tenga.»

20 01 2009
Natalia I

Todo eso lo está pensando, pero sin darse cuenta está marcando su número de teléfono. ¿Podemos engañar a nuestros impulsos cuando estamos enamorados ?. ¿ Sufrir por no sufrir sería menos doloroso?

20 01 2009
Maite

Cuando el amor, ese desesperado
afán de no estar solo,
tiñe de azul mi corazón,
y se acercan a mí
todas las criaturas de su mano,
de repente me asalta
una imprevista furia por seguir
siendo yo solamente, pobre y frío
yo, en mi desmantelada
guarida, que ni para ser
sepulcro sirve pero es mía.
No quiero mirar nada
a través de otros ojos,
ni dormitar sobre la dúctil gracia
de una cintura o una mano,
del arco de unos labios o unas cejas.
Quiero ser yo, ser mío, ser mi dueño
y mi esclavo, morir en mi tiniebla.
Que muera en mi tiniebla
todo aquello que pudo ser mi hijo,
sangre mía, mi casta, regusto de mi boca.
Que cada amanecer en sí mismo se cierre,
sin verter su palabra al oído de un cómplice.

Cuando el amor. «Antonio Gala»

21 01 2009
Ella

Dejar de hacer lo que desea, por el posible dolor futuro.
Por miedo dejamos de vivir experiencias maravillosas, que nos llenan de vida, puede que después no hagan sufrir, pero… el resto no importa?

21 01 2009
Piel Canela

Creo que no es bueno «suponer» que todas las relaciones serán igual, si bien cada una tiene un toque distinto, no importa bajo que condiciones se de, solo hay que cuidar que nunca se pierda la locura, la pasión, la magia…
Es hermoso mirar pasar las horas y los días con la ilusión que llegara el fin de semana para estar en brazos de la persona que amas, disfrutarse por unas horas, detener el tiempo y pertencerse el uno lal otro sin importar el mundo exterior. si esto sucediera a diario tal vez perdería el encanto… suele pasar en los matrimonios. ¿por qué? Por eso muchos optan por hacerlo como en tu texto Alexis.
Un beso y abrazo.

26 01 2009
Bego

Exquisito texto…suave.
Con tu permiso se lo reenvío a una amiga…nos serviría de traducción de nuestras últimas 24 horas.;)
Besos, muchos!

26 01 2009
Dulce

Mira, se me iba poniendo la carne de gallina según lo iba leyendo, porque es verdad que es asi, es verdad que estamos llenos de miedos, que lo sentimos en nosotros y en el que tenemos al lado, yo también me lo guardo, también lo reenvio,…

30 01 2009
aran

Muy cercano y muy detallado…casi…autobiografico?… me haria pensar …jajajaja

Muy bien elegido el poema Maite!

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