Tras escuchar la noticia, apagó el televisor. En unos segundos comenzaría a sonar su móvil. Los de la oposición ya estarían aprovechando para criticar al Gobierno por la filtración, indignados ante la ausencia de cautela del Ministerio.
Desde niña le había producido una indescriptible inquietud la idea de tener un ángel de la guarda. Pensar en que hubiese día y noche un ser junto a ella, acompañándola en todo momento, siendo testigo de todas sus acciones y aun de sus pensamientos le producía, antes que bienestar, escalofríos, porque, aunque creía firmemente en la posibilidad de su existencia, no estaba tan segura de que su ángel de la guarda estuviera allí para protegerla. La cicatriz de su barbilla (columpio a los cinco años), la de su rodilla (bicicleta a los doce) y la de su corazón (Efraín Rodríguez, de 2º de BUP a los quince años) la habían inclinado siempre a pensar que su cometido era otro muy distinto.
Por eso, cuando entró a trabajar directamente a las órdenes del Ministro, se hizo el firme propósito de pensar lo menos posible en la información que manejaba, por si la teoría que había ido formulando a lo largo de los años era cierta. Ahora estaba segura. Ahí estaba la prueba. Nadie más que ella y el Ministro sabían lo del informe Sarabia. El Ministro era el menos interesado en filtrarlo. Y ella no lo había hecho. Así que, definitivamente, era cierto: los ángeles de la guarda existen. Pero su propósito no es guardarnos (en ese caso, el de los Kennedy, por ejemplo, era un absoluto incompetente), sino manejar información privilegiada y hacer uso de ella para sus propios fines.
Imaginó a su ángel de la guarda reuniéndose en secreto con el del candidato opositor y los de los rivales de Sarabia para traficar con su información privilegiada. Ni siquiera habrían tenido que buscar un parking solitario o un discreto cuarto de hotel. La reunión se habría celebrado en el éter, sin interrupciones ni testigos. Ventajas de ser los J. Edgar Hoover de la Creación, la KGB del Universo, los paparazzi de Dios.
¿Quién dijo que los ángeles de la guarda tenían que ser buenos? jajajaja A ver si el ángel de la guarda de cierto politicucho visita la redacción dnd trabajo y nos cuenta información suculenta sobre sus trapicheos. Igual así podríamos terminar con la carrera de más de uno…
No te hagas ilusiones. El politicucho diría que las declaraciones de su ángel han sido manipuladas, que lo persiguen, que hay una conjura contra él…
O diría, como hacen los Kennedy, que su ángel de la guardia es republicano…