Soñó que por fin conseguía tomar ese vuelo al Caribe. La travesía transcurría con tranquilidad. El tiempo era sereno. Las turbulencias, mínimas. El interior del avión era más amplio, más confortable de lo habitual. Todo era perfecto. Faltarían unos minutos para llegar a su destino cuando se percató de la desaparición de los auxiliares de vuelo, quienes hasta ese momento se habían comportado de manera refinadamente amable. Poco después, escuchó, con pavor, la voz del comandante que surgía de los altoparlantes diciendo:
-Señores pasajeros, esto es una grabación…
Ceremonias 
Me recordó al comienzo de “Altazor o El viaje en paracaídas”:
Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto. (…)
Mi paracaídas se enredó en una estrella apagada que seguía su órbita concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de sus esfuerzos. (…)
Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.
(Vicente Huidobro)
Qué bueno. No lo conocía. De Huidobro sólo he leído cositas sueltas en antologías. Siempre lo he tenido pendiente. A ver si un día de estos… jejejejeje
No hay viajes perfectos, o al menos es lo que quiere expresar este texto. Pero podríamos extrapolar algunas frases y pensar a qué viaje nos referimos. Me sugiere pensar en los miedos. Hay frases muy elocuentes: » El tiempo era sereno. Las turbulencias, mínimas. El interior del avión era más amplio, más confortable de lo habitual»… y, ¿qué me dices de: «Soñó que por fin conseguía tomar ese vuelo… ?»
Sin embargo, al final, todo resulta en simulacro.
¿No es perfecto?