Un semana de cretinos

22 05 2010

Hoy es el Día de la Biodiversidad y yo te voy a hablar de cretinos.

No, no voy a hablar de quienes han aprobado el nuevo catálogo de especies des-protegidas, que abre la veda para que constructores y políticos desaprensivos puedan pisotear más de 200 especies, sino de un libro de Roald Dahl. Como sabrás, coincidiendo con esa aprobación, han proyectado en nuestras pantallas de cine Fantástico señor Zorro, basada en un libro de Roald Dahl.

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No es la primera vez que se le adapta. Así, de memoria, recuerdo que hay versiones de cine de James y el melocotón gigante, Matilda y Las Brujas. De Charlie y la fábrica de Chocolate hay dos versiones. Por cierto, para los despistados, en España, Fantastic Mr. Fox se edita con el título de El Superzorro.  Y claro, ahora este Fantástico señor Zorro vuelve a ponerse de moda y creo que es buena oportunidad para que los papás y las mamás (y los tíos y los abuelos) aprovechen para poner en las manos de los más chicos libros de este verdadero genio.

Yo, por mi parte, voy a recomendar un libro que no tiene película (todavía). Es Los Cretinos (The Twits, para los de inglés). Los Cretinos son un matrimonio francamente desagradable. Son egoístas, sucios y crueles. El Señor Cretino se deja crecer una barba enorme para ocultar la maldad de su rostro y nunca se lava la cara. La Señora Cretino es igualmente fea. Cuando joven era guapa, pero se ha ido volviendo muy fea a lo largo de los años, como le ocurre a todas las personas que tienen malos pensamientos. Eso lo sabe todo el mundo: cuando la gente tiene malos pensamientos, se vuelve fea; si sus pensamientos son buenos, aunque no sean especialmente agraciadas, las personas nunca son feas, porque esas buenas ideas les resplandecen en el rostro. La Señora Cretino tiene, además, un ojo de cristal. Este matrimonio de malvados se pasa la vida haciéndose faenas: ella le pone a él su ojo de cristal en la jarra de cerveza; él le mete a ella una rana en la cama; ella le pone a él gusanos en los espaguetis. Además, tienen prisionera a una familia de monos, a los que mortifican continuamente. Y, los martes, matan pajaritos y hacen pastel de pájaro. (Ahora que lo pienso, estos cretinos se parecen bastante a los que han recortado el catálogo de especies protegidas en Canarias). Pero las cosas van a cambiar, porque llega de África el Pájaro Gordinflón, que va a ayudar a los monos y a los pájaros ingleses a librarse de los Cretinos.

Ahí están: Son los Cretinos. Piensan que todo les pertenece y maltratan a los animales

Ahí están: Son los Cretinos. Piensan que todo les pertenece y maltratan a los animales

Dahl era inglés, de ascendencia noruega. Fue petrolero y vivió en África, hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando pilotó un caza de combate. Algo que pocos saben y que cuenta en un libro titulado Volando solo son sus peripecias durante la guerra. Por ejemplo, llegó a enfrentarse él solito con su Hawker Hurricane a seis cazabombarderos alemanes. Empezó a escribir en 1942, cuando le destinaron a Washington como agregado militar. No sólo escribió libros para niños. También escribió una serie de cuentos macabros, publicados con el título de Relatos de lo inesperado.

A mí me gusta Dahl porque es divertido, y porque habla de cosas feas en medio de las cuales surge la belleza. Por ejemplo, en ese universo horrible que es la casa de Los Cretinos, surge la belleza en la cooperación entre los monos, los pájaros ingleses y el Pájaro Gordinflón para defenderse de estos dos tiranos.

En muchos de sus libros, los protagonistas son niños muy pobres, húerfanos o desgraciados. Algunas veces, incluso, se encuentran en situaciones de maltrato. Pero todos ellos se enfrentan a los males del mundo utilizando su buena voluntad y sus habilidades personales, además de contar con la ayuda de algún adulto que les apoya y confía en ellos. Pienso en Charlie, en Matilda, en James. En el caso de Los Cretinos, son unos simpáticos animales quienes se defienden este matrimonio caprichosamente malvado.

Alguna vez he escuchado a algún moralista criticar los libros de Dahl porque son crudos o crueles. Lo que ocurre es que trata a los niños con respeto, confía en su inteligencia y en sus capacidades. Y las potencia creando ficciones fantásticas que tienen una enorme semejanza con el mundo real. Hay mucho humor negro y mucha reflexión acerca de la realidad. No hay ñoñerías en los libros de Dahl. No hay hadas con alitas ni ositos amorosos. Ni falta que hace. Se puede hablar sobre la lucha entre el bien y el mal, entre el egoísmo y la generosidad, entre el individualismo y la cooperación con los demás, sin necesidad de escribir cursilerías.

Así que si ya conoces a Dahl y te has perdido este libro, no dejes de buscarlo. Si aún no lo has leído, es una oportunidad estupenda para empezar a leer a este maestro. Luego puedes seguir con Agu trot, ¡Qué asco de bichos! o La maravillosa medicina de Jorge, además de los otros títulos que he mencionado.  Pero, para esta semana, una semana triste para quienes respetamos el medio ambiente y pensamos que nadie debe jugar con lo que no es suyo, Los Cretinos, de Roald Dahl. Alfaguara. 113 paginitas de diversión y de buena literatura que podemos compartir con los más chicos.








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