Esa ingenuidad occidental

26 02 2011

Fuente: eldescodificador.wordpress.com

Los líderes políticos, militares y económicos occidentales no salen de su asombro. Se han enterado de que Gadafi es un dictador. Por ejemplo, España no lo sabía cuando le vendía armas. Tampoco tenía ni idea cuando le permitía venir de visita, con su serrallo ambulante, cuando sus líderes aceptaban sus caballos como regalo. Y los de Repsol no dan crédito a sus ojos. Después de instalar allí sus empresas, de extraer su petróleo durante años, han venido a descubrir que Gadafi tiranizaba a su pueblo. Nadie lo sabía antes, por supuesto.

Fuente: zaragozaciudad.net

Pero, ahora que los libios se han rebelado, ahora que la opinión pública internacional sabe de sus tácticas represoras, ellos, que llevaban tanto tiempo entrando y saliendo de aquel país, negociando con él, nos hemos dado cuenta de que no tenían ni idea: por lo visto, se han enterado por la tele y el periódico de esa verdad que ellos, claro, centrados en sus negocios, no habían tenido tiempo ni oportunidad de ver. Pobres hombres de estado, pobres hombres de negocios, ellos no sabían, no tenían ni idea, Gadafi se aprovechó de su ingenuidad.

Fuente: javiermadrazo.wordpress.com

Y ahora (ahora que es la hora, ahora que un huracán de libertad se abate sobre la miseria petrificada, sobre la ignominia institucionalizada durante décadas con su connivencia, cuando no con su franco apoyo económico, político y militar) Occidente teme que los pueblos de otros países se rebelen también y los mass media occidentales le pongan delante del hocico a la opinión pública esas verdades que tampoco nadie ha querido ver, y que andan salpicando todo Oriente Próximo.

Los inversores, los analistas bursátiles, toda esa panda de cobardones que solo sirven para empobrecer a la gente, y a quienes les da igual si el dinero que manejan está manchado de sangre, ya han comenzado a temerse lo peor. Esos llorones infaustos ya han comenzado a vaticinar desastres. Ellos son así: cuando algo les saca de la meliflua estabilidad que la opresión de los más débiles les permite, cuando a su mano invisible le entra el tembleque, siempre dan la espalda a la justicia y se dedican a cacarear que los precios van a subir, hasta que, efectivamente, los precios suben (de hecho son ellos quienes los hacen subir). En estos días cacarean más que de costumbre. Pretenden introducir en nuestra mente la idea de que a los ciudadanos occidentales no nos conviene que los de Oriente Próximo defiendan sus libertades.

Personalmente, no pienso hacerles caso. Me da igual que los automóviles tengan que reducir su velocidad. Me da igual tener que apagar las luces de vez en cuando. Me da igual que suban los precios todavía un poco más. Yo no soy rico. Las subidas de los precios me afectan. Pero no me importa tener que apretarme un poco más el cinturón si eso sirve para que alguien, en otro lado del mundo, sea un poco más libre.

Mañana, cuando toque hacer caer al siguiente opresor (sobre todo si gobierna o des-gobierna un país que interesa a los inversores) los líderes políticos y económicos volverán a mostrar su sorpresa, a hacer declaraciones a favor de la democracia que sus socios llevan años pisoteando. Y los cobardones bursátiles, esa chusma que no ha trabajado en su vida, volverán a cacarear y a pronosticar desgracias económicas para conseguir que sucedan y sus márgenes de beneficios se conserven impolutos.

Es lo mismo. A mi cinturón aún le quedan agujeros. Y todavía puedo hacerle alguno más. Pero prefiero eso a vivir en un mundo sin justicia ni esperanza de tenerla, donde se apoya a criminales para que la gasolina no sea tan cara.





Voces en torno al abaá

23 02 2011

En estos días (cuando las voces de de los magos de la palabra aún resuenan por las calles de Agüimes), anda sobre mi mesa un libro que es una puerta a un mundo antiguo pero completamente nuevo: Cuentos populares de Guinea Ecuatorial, una antología editada por Nayra Pérez Hernández. El libro consiste exactamente en lo que sugiere su título: una recopilación del repertorio oral de este país que hasta 1968 fue colonia española y que viene a ser el único de toda África donde la lengua oficial es el español.

Cuentos populares de Guinea Ecuatorial, edición de Nayra Pérez Hernández, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, Anroart Ediciones (colección Textos Universitarios), 2010, 209 páginas.

Aunque está editado en una colección de textos universitarios, Cuentos populares de Guinea Ecuatorial escapa a esa aridez habitual en títulos de similares características. Grata, sorprendentemente, se abre con una amena introducción que, sin abandonar el rigor, evita abundar en datos innecesarios para el lector medio, dando cuenta, al mismo tiempo, de algunas circunstancias interesantes. Por ejemplo, el origen de los textos originales sobre los cuales trabajó la editora. Porque estos cuentos fueron tomados directamente de la tradición oral guineana y publicados entre 1947 y 1969 en la revista La guinea española, que los padres claretianos publicaban en el Seminario de Banapá, en la isla de Bioko (en ese entonces de Fernando Poo). Aquella publicación, de clara orientación colonial, incluía, sin embargo, una sección en la que los maestros, así como los seminaristas y catecúmenos indígenas publicaban los relatos y cuentos oídos a los griots o en el abaá (la casa de la palabra, lugar de reunión tanto oficial como ociosa). A partir de estos textos, Pérez Hernández ha realizado una minuciosa labor de rescate, casi de re-escritura, de los cuentos originales transmitidos gracias a esa revista, pero disfrazados de corrección política tras las adiciones y “retoques” que el etnocentrismo colonial y católico había añadido a esos relatos, principalmente expuestos en el añadido de moralejas.

Hasta ahora, mi conocimiento de esta tradición se limitaba a los cuentos oídos a Bonaí Capote, excelente narradora oral que es capaz de convertir en abaá hasta los lugares más insospechados (una esquina entre dos calles de mi ciudad, una parada de guaguas, el cuarto de estar de cualquier casa particular). Esos cuentos narrados por Capote eran un menú degustación que me abría el apetito de la carta completa. Por eso, quizá, la lectura de este libro (cuyo proyecto conocía desde hace tiempo) ha constituido para mí una especie de festín narrativo. Entre los cuentos, abundan las historias protagonizadas por animales de todo tipo (aunque son frecuentes el antílope, el leopardo y, sobre todo, la astuta tortuga), pero también hay otras por las que pululan personajes heroicos, ineptos, ambiciosos o ingenuos. Además, recoge relatos de prácticamente todas las culturas que conviven en Guinea: hay cuentos de origen bubi, fang, pamue, annobonés, bujeba… Como en toda tradición oral, es frecuente la crueldad, pero también el humor y una inaprensible ternura, aunque siempre expresando (asunto para antropólogos) la estrecha relación entre una concreta comunidad humana y la forma que adopta en su entorno la naturaleza, generosa, pero severa.

Nayra Pérez Hernández (que, en la actualidad es lectora de español en la Universidad de Skopje, Macedonia) es una rara avis entre los hispanistas de nuestro entorno, pues se ha dedicado especialmente al estudio de la literatura ecuatoguineana. Al parecer se encontró con estos cuentos cuando preparaba su tesis doctoral, Identidad y literatura africana contemporánea, dedicada a la narrativa hispanoafricana de Guinea Ecuatorial en la década de los años ochenta del siglo pasado. Ahora los trae a esta antología, en un formato asequible para que podamos conocerlos y, acaso, compartilos, ya en una lectura directa, ya en un relato posterior, volviendo así a cerrar el círculo que retorna a la transmisión oral en la que todo cuento tradicional sobrevive. Pero, en cualquier caso, como ella misma sugiere en la introducción, se trata de cuentos para ser contados al caer la tarde,  cuando “una comunidad (…) se plantea quién es y de dónde viene, se da cuenta de su carácter singular e irrepetible”.





Tomás Morales

21 02 2011

21 de febrero. Día de las Letras Canarias. A lo mejor no lo sabías hasta hace poco y has venido a enterarte gracias a la polémica reciente. O acaso sí lo sabías y casi se te había olvidado. Así que me toca recordártelo:

Hoy es el Día de las Letras Canarias, porque tal día como hoy, en 1813, falleció un señor de Los Realejos que firmaba Joseph de Viera y Clavijo, botánico, historiador y, sobre todo, escritor. Desde 2006, cada año, se homenajea a un autor eminente de los que forman parte de la historia de la literatura canaria. Celebérrimos (Pérez Galdós), muy mencionados pero poco leídos (Viana y Cairasco de Figueroa), secretos entre iniciados (Mercedes Pinto) u ocultos tras una labor de estudio constante (María Rosa Alonso), cada año uno de los autores que vertebran nuestra tradición va saliendo de la estantería, mostrándose, paseándose por las calles y recuperando su sitio entre las bibliotecas personales de los lectores inquietos. Es este un día para los interesados en la literatura canaria. Pero también para quienes no han podido conocerla (porque no está en los programas) y para quienes, pudiendo, no han sabido por dónde empezar.

Y este año 2011 es el año dedicado a Tomás Morales. Ese señor seductor que murió joven y vivió intensamente. Que tiene una calle y un colegio y un museo pero a quien aún no has leído. Ese hombre era de Moya y deslumbró a la metrópoli con su talento y su magnetismo personal (que poco tenía que ver con la Física y mucho con la palabra). Fue condiscípulo de Néstor de la Torre y de Alonso Quesada; amigo de Saulo Torón, de Ángel Guerra, de Domingo Rivero y Luis Doreste Silva. También conoció a Villaespesa, a Colombine, a Gómez de la Serna, acaso a Rubén Darío. Decir Tomás Morales (es sabido) es decir modernismo, pero también decir eros y decir mito y decir urbe y puerto y mar y noche. Como Lucrecio, como Rulfo, como Rimbaud, dejó una obra breve, pero fascinante. Si te acercas a Las rosas de Hércules lo comprobarás.

Ahora tienes una oportunidad nueva, porque Cátedra, Letras Hispánicas (recuerda esa colección en la que leíste a los clásicos hispanos cuando estudiabas), acaba de publicar Las rosas de Hércules en una edición al cuidado de Oswaldo Guerra. Aún no he leído esa edición (sigo con la de 1984 en Interinsular Canaria, a cargo de Sánchez Robayna, probablemente hoy descatalogada), pero, conociendo otros trabajos de Guerra, estoy seguro de que valdrá la pena.

No obstante, si prefieres una introducción audiovisual, esta tarde, a las 19:00, en las Bibliotecas Públicas del Estado (en la de Santa Cruz y en la de Las Palmas, simultáneamente), tendrá lugar el estreno de La voz de todos, un documental de Bunker e It7 sobre la figura de este autor que nos suena tanto y que quizá no conocemos tan bien como parece.

Hecho queda el aviso. Mañana, seguramente, seguiremos ladrando, exigiendo respeto para este Día de las Letras Canarias, que no es solo de los escritores, sino de toda la ciudadanía. Pero hoy toca fiesta y toca celebrar a Tomás Morales Castellano (1884-1921).





Gestos que honran

16 02 2011

Los políticos en general y los canarios en particular no suelen ser muy dados a la rectificación (mucho menos a reconocer olvidos y errores). Por eso es una alegría leer la entrada del blog de Dulce Xerach de hoy, en la que no solo rectifica su postura (ateniéndose a la letra), sino que además dota de argumentos legales a la que hemos adoptado la mayoría de los escritores  canarios (y algunos profesionales de otros sectores) con respecto a la propuesta de que el Día de las Letras Canarias 2012 fuera dedicado al eminente científico Blas Cabrera Felipe, cuya notable labor se centró en la Física y no en la literatura.

Xerach hizo algo que yo confieso no haber hecho (quizá porque entiendo poco de leyes): volvió a leer no solo la introducción y la declaración de intenciones del Decreto que regula el Día de las Letras Canarias, sino también los tres artículos que lo desarrollan. Y en el artículo 2, nos recordó que dice: «La celebración de cada año estará dedicada a una personalidad diferente de la literatura canaria».

No creo que el Boletín Oficial sea un gran éxito de ventas, así que no sé si el parlamentario Sigfrid Soria (que ayer dio muestras de admiración por los best-sellers) lo habrá leído. Pero me pregunto, ya que es ponente de la PNL, si acaso no nos convendría a todos que lo hiciera.

Otra pregunta es la de cómo se informa el resto del Parlamento a la hora de votar. Cómo decide cada parlamentario su voto. O, para ser más precisos, en qué piensan sus señorías antes de emitir sus votos.  De qué forma se toman decisiones más importantes o más peligrosas. Pero esas son demasiadas preguntas y, sobre todo, las respuestas me dan demasiado miedo. Hoy he pasado la mañana haciendo una de las cosas que más me gustan: hablar con jóvenes sobre literatura. Eso me deja tan buen sabor de boca que no quiero estropearme el día haciéndome esas preguntas y, sobre todo, llegando a alguna respuesta que me pondría, estoy seguro, la carne de gallina.

Ahora es mediodía. Más allá de la ventana el aire está fresco por la lluvia reciente. Dan ganas de servirse un vino y leer un rato antes del almuerzo. A veces uno puede permitirse una pausa en las agrias disputas con el establishment y la felicidad aunque sea a plazos, porque hay una hora libre, hay libros y vino a mano, hay jóvenes que leen y pájaros que cantan en la ventana de al lado, hay un cielo que se despeja y políticos que saben rectificar.





Un diccionario para Sigfrid Soria

15 02 2011

Leo en Diario de Avisos declaraciones del diputado Sigfrid Soria sobre el asunto de la propuesta de dedicar el Día de las Letras Canarias al científico Blas Cabrera Felipe.

Para empezar, me llama la atención que el señor Soria aluda a un excesivo “gremialismo” por parte de los escritores canarios (el titular reza: «El PP tilda  de gremialismo…», pero yo, que conozco personalmente a algunos militantes del PP que son personas muy cultas, me niego a pensar que sea el  partido quien lo hace). Los escritores canarios, pobrecitos de nosotros, normalmente no somos nada gremiales. Ojalá lo fuéramos. Pero cada vez que intentamos asociarnos, la cosa acaba en nada. Cada vez que hay que hacer algo juntos, comienzan las polémicas internas, porque somos unos pesados que queremos defender a capa y espada nuestros puntos de vista individuales (los escritores, ya se sabe, trabajamos con nuestro ego, como los actores, y así nos va).  Y, además, existen luchas estéticas, éticas, ideológicas, intergeneracionales… Un horror. Andamos siempre polemizando entre nosotros, así que no hay modo de que adoptemos una actitud gremial como está mandado y, por tanto, mucho menos «excesiva». De hecho, muy probablemente, lo único en lo que los escritores canarios nos hemos puesto totalmente de acuerdo en los últimos noventa años es en la absoluta incoherencia de esta propuesta. Por supuesto, entiendo que el señor Soria quiera defenderla. Lo contrario sería contradictorio, pues el ponente de ella en el Parlamento de Canarias fue, si no me equivoco, él mismo (algo similar ocurre con las declaraciones en La Provincia de doña Mercedes Cabrera: al menos a mí, me expulsarían de la cena navideña familiar si pusiera algún obstáculo a un homenaje a mi tío abuelo). Pero en mi opinión debería armarse con otros argumentos. Pediría a don Sigfrid que recordara sus lecciones de Lógica: el argumentum ad hominem es una forma de falacia.

Buen intento, por su parte, ha sido apelar al diccionario. Pregunta don Sigfrid si los escritores no conocemos el término “literatura científica”. Supongo que su pregunta era retórica, pero como nunca estoy seguro de si sé lo que sé, he consultado un libro que tengo en mi casa. Se titula Diccionario de la lengua española, lo edita una institución denominada Real Academia Española (a la cual don Blas Cabrera perteneció, como otros científicos, médicos y  hasta humoristas) y mi ejemplar corresponde a la vigésima segunda edición (2001).

Dice allí, en la página 1387 del volumen II:

literatura. 1. f. Arte que emplea como medio de expresión una lengua. || 2. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género. La literatura griega. La literatura del siglo XVI. || 3. Conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. Literatura médica. Literatura jurídica. || 4. Conjunto de conocimientos sobre literatura. Sabe mucha literatura. || 5. Tratado en que se exponen estos conocimientos. || 6. desus.  Teoría de las composiciones literaria || -de cordel. f. pliegos de cordel.

Siempre pensé que el Día de las Letras Canarias aludía a una definición, digamos, fuerte del término: a la primera o la segunda, incluso a la cuarta. Definiciones claramente intuitivas, difícilmente discutibles. Pero constato con estupor que la definición a la que se refiere el señor Soria es la tercera acepción de entre las seis registradas en el citado diccionario. Curiosamente, la misma que precisa de un adjetivo que la califique. Esto es: la que viene a ser la más vaga de las acepciones del término. De lo cual infiero que lo que propone don Sigfrid es que celebremos la literatura tomándola en su acepción más laxa, relativa y débil. El señor Sigfrid Soria apoya, además, este argumento vinculándolo a los nombres de Carl Sagan, Stephen Hawkins e Isaac Asimov que vendieron más libros que todo el gremio junto, tal y como él apostilla. Podría yo contestar que también vendieron bastante más que don Blas Cabrera Felipe, pero ese no es mi estilo y, además, don Blas Cabrera no se lo merece. Lo que sí haré será preguntarme cómo es la biblioteca personal de Sigfrid Soria y lo informado que está, ya que Sagan fue celebrado como ensayista (no es lo mismo un estudio teórico que un ensayo) y eso fue lo que le valió, por ejemplo, el Pulitzer. Y, en cuanto a Asimov, pese a ser un gran divulgador de la ciencia, lo que le lanzó a la fama, lo que le hizo popular entre el público y lo que constituyó para él un éxito de ventas, fue precisamente su producción narrativa. No sé si don Sigfrid (o sus asesores) han leído Yo, robot o la saga de novelas dedicadas a la Fundación, pero me permito desde aquí recomendarles esas obras narrativas. Eso es lo bueno de todas estas broncas: que uno puede mencionar libros memorables.

En todo caso, vuelvo a preguntarme cómo me sentiría yo mismo si propusiera un nombre para homenajearlo durante la Semana de la Ciencia y absolutamente todos los científicos de mi comunidad (y aun los bibliotecarios y varios profesores) se me echaran encima diciéndome que era un disparate. ¿Les diría que son excesivamente gremialistas? ¿Les diría que ignoran una determinada acepción del diccionario? ¿O me preguntaría si he metido la pata?

Supongo que uno puede aferrarse a sus creencias, a sus posturas tomadas de antemano, a sus juicios o sus conveniencias sin preguntarse si se ha equivocado o no. Pero, cuando llega el momento de imponerlas a los demás, es necesario hacerse con argumentos sólidos con que defenderlas y no con argumentaciones ad hominen o con las más débiles acepciones de los términos en los que se centra el debate.

Desafortunadamente, esta polémica continúa. Y continuará, si alguien no soluciona este sinsentido. Espero, si tengo que volver a referirme a ella, utilizar este espacio para algo más positivo que tener que defenderme (por la parte que me toca) del ataque de alguien que elige argumentos tan débiles para defender elecciones tan arbitrarias.





PC [PNL {DLC(BCF)}] = DX+PNI{DLC(BCF)} + EC {DLC¬(BCF)}

13 02 2011

Ha sido una semana movida, a causa del controvertido asunto del magnetismo de la literatura canaria. Por si te incorporas ahora y andas en el despiste (lo que no me sorprendería, porque las noticias relacionadas con la literatura de las Islas no suele hacer demasiado ruido aunque se refieran a palabras que no se lleva el viento), te pondré en antecedentes.  En recuerdo del autor que es el centro de la controversia, intentaré homenajearle en mi resumen-explicación, aunque solo sea formalmente. La cosa es sencilla:

1. El Parlamento de Canarias (al que llamaremos PC) aprueba por unanimidad una Proposición No de Ley (a la cual llamaremos PNL), mediante la cual se propone que el Día de las Letras Canarias (DLC) del año 2012 sea dedicado a Blas Cabrera Felipe (BCF), insigne físico, que destacó en la divulgación del conocimiento atómico y magnético, pero que no publicó ni un solo poema, ni un solo texto narrativo, ni un solo ensayo literario; esto es, un divulgador, al parecer excelente, de la ciencia, pero que no tomó la pluma jamás (también al parecer) con fines literarios, sino para difundir la rama del conocimiento a la cual dedicó sus días.

2. Ante la PNL que el PC aprobó, proponiendo dedicar el próximo DLC a BCF, reaccionaron los EC (que, como ya habrás adivinado, es el conjunto de escritores canarios y que nunca antes había polemizado sobre las sucesivas elecciones de otras figuras en el DLC), si no en su totalidad, sí en su mayoría, escribiendo artículos y entradas de blog y haciendo declaraciones (más o menos duras, más o menos airadas) que criticaban la PNL porque BCF les parecía, sin demérito de sus logros científicos, una figura poco acertada (FPA) para la conmemoración del DLC. A favor de la PNL solo se pronunció públicamente la diputada Dulce Xerach (DX) que defendió con denuedo en su blog la PNL a favor de BCF  (hubo otras personas que la defendieron en ese mismo blog, aunque la mayoría no firmaban de forma que uno pudiera identificarles e ir a sus sitios web, por lo cual no puedo enlazarlos aquí. A los efectos las designaré con la siglas PNI, correspondientes a la denominación de «personas no identificadas»). Todo esto ocurrió a lo largo de la semana. Ahora, la situación, podría ser resumida de la siguiente manera:

PC [PNL {DLC(BCF)}] = DX+PNI{DLC(BCF)} + EC {DLC¬(BCF)}

de donde se sigue el corolario:

BCF = ¬FPA + FPA

Como ves, está claro. ¿O no está claro que los escritores deberíamos dedicarnos a escribir y no a elaborar fórmulas? Pues, igualmente, pienso que los espacios destinados a rescatar del olvido a quienes vivieron para la literatura, no deberían dedicarse a quienes no lo hicieron.

Esto es una pequeña broma, pero el asunto (aunque no es más que un anécdota), me parece serio por todo lo que hay detrás. Y eso que hay detrás alude a muchas problemáticas interesantes: desde la más pedestre (la pregunta por si nuestros representantes se informan adecuadamente antes de emitir sus votos en la cámara) a otras más importantes, que atañen tanto a la educación como al hecho creativo.

Añado a continuación algunos enlaces interesantes con respecto a la polémica, para que puedas juzgar utilizando esos ojitos y esa cabecita que son tuyas (eso sí, si te formas opinión al respecto, te invito a que no pierdas la elegancia ni el buen humor).

-Artículo de González Déniz

-Entrada en el blog de Dulce Xerach

-Artículo de Juan García Luján en Canarias Ahora

-Declaraciones de Elsa López

-Artículo de González Jerez

-Entrada en el blog El escobillón

Otra entrada en el mismo blog, reproduciendo una carta de Melini

-Artículo en El día

-Artículo de Toste en Diario de avisos

-Artículo de Guillermo Perdomo, en Canarias Ahora

-Artículo de Míchel Jorge Millares en Archipiélago Noticias

-Otro artículo de González Jerez

-Artículo de Luisa del Rosario en Canarias 7

-Finalmente, un toque de humor, por cuenta de Archipiélago Machango

No incluyo los comentarios, notas e hilos abiertos sobre el tema en las redes sociales, pero bastará para que te hagas una idea de cuál ha sido la opinión general sobre esta decisión parlamentaria.

Visto lo visto, yo, en el lugar de sus señorías, me pensaría muy mucho la idea de seguir adelante con la PNL y materializarla en hechos. Igual haría si propusiera algún nombre para la celebración del Día de la Ciencia y la comunidad científica se me echara encima. Eso sí, por suerte para todos (sobre todo para mí), no estoy en su lugar.





Fragmento de una crítica musical

12 02 2011

… Y para concluir, añadiremos que, pese, a que la interpretación fue realmente lamentable, el auditorio aplaudió con fervor la ejecución del violinista, quizá porque esta fue lenta y dolorosa.





Sobre el magnetismo de las letras canarias

10 02 2011

Esta es la noticia. Me la envió un amigo ayer. Esta es una de las opiniones que ha provocado. Esta es otra. Durante todo el día ha levantado una tormenta de emails e intervenciones en diversos foros. En muchos de ellos he tomado parte en el debate. Pero, para que no se diga que hablo en corrillos o en voz baja (o en Facebook, que viene a ser lo mismo), expreso, a continuación, la mía.

Alguna vez ya he contado cómo comencé a leer libros de autores canarios por insistencia de algunos buenos amigos que me fueron descubriendo (quizá sin pretenderlo) que también en las Islas había libros dignos de atención. Así que mis encuentros con buenos libros escritos por canarios y canarias (que malos también los hubo) fueron posibles gracias al boca a oreja, porque en la educación de aquellos años, salvo Tomás de Iriarte, Pérez Galdós, Tomás Morales y Alonso Quesada, las Islas parecían no existir. Así que los hallazgos (inducidos o casuales) con Espinosa, Arozarena, Trujillo, De Vega, Pino Betancor, Agustín y José María Millares, Pino Ojeda, Claudio y Josefina de la Torre, Emeterio Gutiérrez Arbelo, Domingo López Torres y tantos otros, los cuales me llevarían, además (junto a la persistencia de algunos otros amigos, mejor documentados), a descubrir a Viera, a Graciliano Afonso y a Cairasco o a ese relámpago de poesía que fue Domingo Rivero fueron fruto del azar, de la propia curiosidad y, sobre todo, de los consejos de otros lectores que, como yo, ya habían explorado esos territorios. Ese caos me permitía la sorpresa continua, pero también suponía la necesaria existencia de lagunas.

Hace unos años, cuando lo que entonces era la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas promovió la institución del Día de las Letras Canarias en recuerdo de Viera y Clavijo (y dedicado cada año a uno o más escritores de la tradición insular) pensé que lo mejor no sería el homenaje (ya que no se trataba de un mero acto para académicos e iniciados) sino la divulgación que, con medios públicos, se haría entre los más jóvenes de aquellos libros y autores que conformaban toda una tradición y que los de mi generación nos habríamos perdido si no hubiera sido por un afortunado azar. Esto es: lo principal era la vindicación y la popularización de una serie de firmas de calidad que habían permanecido ocultas durante mucho tiempo. Por ejemplo, este año, gracias al Día de las Letras Canarias, es muy posible que muchos chicos y chicas de Canarias descubran que Tomás Morales es mucho más que el nombre de una calle.

Por supuesto, se me podría decir que esto no vale para Galdós, quien ya es bastante popular. De acuerdo. Pero sí para Mercedes Pinto o para muchos otros que quedan en la lista de los autores que aún no han sido homenajeados. Yo espero pacientemente (desde que se instituyó esta efeméride y sin criticar jamás la elección de turno cada año, porque pienso que lo importante es que se celebre a los escritores y escritoras canarios, más allá de los gustos o preferencias de cada cual) la celebración (cada una a su hora) de quienes cité antes y aun de otros que olvidé mencionar, como Padorno, Sarmiento, Nicolás Estévanez, Pedro Perdomo Acedo o Ángel Guerra. Y sí, sé bien que, como me ha recordado un amigo, el Día de Canarias “tiene por objetivo reconocer la labor llevada a cabo históricamente por los autores canarios dedicados a cualquier faceta de la cultura”, y que, ateniéndonos a la letra (que no al espíritu) ahí caben muchas cosas que no son estrictamente literatura. Pero no puedo sentir más que desencanto (tras el desconcierto inicial) cuando leo la noticia de que el Día de las Letras Canarias del próximo año va a estar dedicado muy probablemente, a Blas Cabrera Felipe (cuyos libros te invito a buscar, como hice yo al leer la primera noticia que cito, en la base de datos del ISBN). Y no sentí ese desencanto, esa, digamos, desazón porque Cabrera Felipe no se merezca un homenaje. No dudo que se lo merezca como científico. No dudo de su importancia. No dudo de que se trate de un canario ilustre que nos ha paseado por el mundo. Pero no creo que deba ocupar el lugar que, se supone, corresponde a alguno de los escritores cuyo nombre se rescata poco a poco del olvido gracias a esta festividad anual. No creo que sea justo que algún joven (o algún no tan joven) de nuestra comunidad deje de conocer el año próximo a, por ejemplo, Pedro García Cabrera, simplemente porque algún asesor ha hecho mal su trabajo, porque algún político se ha dejado asesorar mal y porque todos los demás (por unánime ignorancia) le hayan seguido el juego.

Porque, recordémoslo, la denominación de la efeméride no es Día de la Cultura Canaria, sino Día de las Letras Canarias. Y, con el debido respeto, quedan suficientes canarios ilustres (o no tanto, pero sí ilustrados) que se dedicaron a las letras y no han sido reivindicados como para dedicar a los físicos los pocos medios destinados a ello.

Estamos en febrero de 2011. De aquí a 2012 hay tiempo de rectificar, de tirar de las orejas a algún asesor (corriendo los tiempos que corren, no pediré el despido para nadie), de pensar en el precedente que abre esa elección, pues, si ya era controvertida la elección de cada año, pensemos en el laberinto de nombres que pueden ser postulados como representantes de la «cultura» canaria en general, desde don Juan Negrín a Valentina la de Sabinosa.

Eso sí, si la Proposición sale adelante, hago una propuesta a los escritores de las Islas: que nos comprometamos, cada uno, a leer uno de los libros de Blas Cabrera Felipe y a escribir y publicar una crítica estrictamente literaria del mismo. Será bastante absurdo juzgar literariamente un libro sobre física, pero quizá no lo sea menos dedicar a un físico un día dedicado a la literatura. Para que no me lo pisen otros compañeros, me comprometo formalmente, si esta elección no es rectificada, a publicar, tal día como hoy del año que viene, una crítica literaria de La teoría de los magnetones y la magnetoxquímica de los compuestos férricos, contenido en el Volumen 1 de las Obras Completas de Blas Cabrera Felipe y cuyo solo título me ha parecido ya fascinante, no por su tamaño, sino porque irradia magnetismo.

Fe de erratas y P.S.: Observo que se me coló una errata en el título del libro. En concreto, donde dice «magnetoxquímica», debe decir «magnetoquímica». Podría atribuirse a mi ignorancia literaria acerca de la Bibliografía de Blas Cabrera Felipe, pero lo cierto es que constaba así en la Base de Datos del ISBN. Me he dado cuenta de esta circunstancia buscando el libro, porque finalmente he decidido no esperar hasta el año que viene y leerlo y reseñarlo literariamente. Quién sabe, quizá sea una especie de Vida secreta de las abejas en el campo de la Física y deba tragarme mis palabras…

 





Alicia, Charlie, Bastián, Fany

3 02 2011

He descubierto que en los libros infantiles que considero dignos de recuerdo todos los niños protagonistas son Alicia, Charlie Bucket o Bastián Baltasar Bux, esto es, niños y niñas que me caen bien, que son diferentes (igual que cada persona lo es) pero son conscientes de esa diferencia; que tienen curiosidad por el mundo y no temen al conocimiento, lo cual les lleva a emprender viajes memorables, ya sea a países fabulosos, a lugares tan enigmáticos como una fábrica de chocolate en la que no entra nadie (nunca) o al laberinto de universos de la imaginación existentes en un libro (y que en el fondo no son más que un viaje hacia el interior de la propia identidad). Esos tres viajes (el de Alicia, el de Charlie, el de Bastián) son el mismo.

Esta reflexión, que acaso permanecía en germen ahí, en algún lugar del inconsciente, se ha materializado tras la lectura de Fany y los seres impares, de Dolores Campos-Herrero. En esta novela breve hay algunas de esas cosas que considero memorables en un texto destinado al público más joven: hay una niña que sabemos diferente por su inclinación a la lectura; hay una vieja biblioteca y un libro misterioso; hay seres fabulosos, procedentes de un paralelo mundo mítico, que se contrapone a un mundo real y cotidiano, minuciosamente recreado, al cual complementa y, de alguna manera, explica; hay mansiones encantadas e historias de misterio; hay personajes que se sueñan mutuamente y, sobre todo, hay un viaje, emprendido por el personaje, hacia la edad adulta. Un viaje que la hará más culta, menos ingenua, más lógica, aunque, acaso, menos sabia.

Igual que en sus otros textos infantiles y juveniles (Azalea, Rosaura y los autómatas, El viaje de Almamayé), Campos-Herrero trata a su público con respeto, ejerciendo su particular narrativa de la sugerencia, que prefiere, antes que explicar, mostrar los hechos y permitir que el lector comprenda, sin adoctrinamientos ni actitudes pasivas, los detalles últimos del argumento. E, igual que suele hacer en sus relatos para adultos, hace nacer la ficción a partir de excepciones a la realidad (jugando con lo absurdo, con lo onírico, con lo sobrenatural) que, lejos de negarla, provocan preguntas acerca de los mecanismos de su verdadera naturaleza.

Este libro pertenece al conjunto de títulos, probablemente amplio, que su autora dejó preparados en sus últimos meses, mientras luchaba contra la enfermedad y contra el tiempo para llevar al papel todo lo que deseaba contar antes de que aquellos la vencieran. Sabía, muy probablemente, que para quien es capaz de escribir libros como este, la muerte no existe.

Tremendamente plástico, con una prosa elegantemente leve y una estructura aparentemente caótica pero realmente precisa, con mensajes positivos y guiños a la tradición (pero también a la cultura Pop) perfectamente insertos en el conjunto, Fany y los seres impares se lee, como todos los libros de Campos-Herrero, de un tirón, aunque luego se piensa despacio, se recuerda (en conjunto o en sus detalles) y esa memoria provoca, tras la primera digestión, ganas de repetir la lectura, pero más despacio, paladeándolo.

Publica Anroart, en la colección Laurisilva, para lectores a partir de 9 años. Son 88 páginas de buena literatura que vale la pena leer a medias con tus peques. Porque, no me canso de repetirlo, la familia que lee unida permanece unida.








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