Esta semana una de Henning Mankell. ¿Otra novela negra?, te estarás preguntando. Pues no. Una de Mankell, pero del otro Mankell. Porque está el Henning Mankell que escribe las novelas de la saga de Wallander, o thrillers estupendos como El Chino y está el otro Mankell, el que dirige una Teatro Nacional Avenida de Maputo, se embarca en misiones de paz a Palestina y escribe cosas como una trilogía formada por El secreto del fuego, Jugar con fuego y La ira de fuego, que cuentan la vida de Sofía, una chiquilla africana, acerca de las dificultades que supone ser mujer en África. Son la misma persona, pero no el mismo escritor y ese Henning Mankell, el que escribe novela social muy comprometida sin que medie la excusa de lo policíaco, es el que te traigo hoy, con una historia comprometida y, al mismo tiempo, muy amena titulada Tea-Bag.
Al comienzo de Tea-Bag nos encontramos con el laureado poeta sueco Jesper Humlin, que es uno de los autores más famosos de su país y se limita a publicar cada año un libro que lo mantiene en lo más alto (sí, ya sabemos que en España y, sobre todo, en Canarias, los poetas pasan hambre, pero parece ser que en Suecia hay gente que compra libros). El resto de la vida se le va entre comer de vez en cuando con su máximo rival, para darse envidia mutuamente, visitar a su madre (una vieja excéntrica que está escribiendo una novela negra), verse con su amante (una enfermera que está escribiendo una novela negra), telefonear a su agente de bolsa (un petimetre que está escribiendo una novela negra) y reunirse con su editor (que está empeñado en que el mismo Humlin escriba una novela negra).
Toda esta vida social, con sus problemáticas frívolas y sus cariños postizos, se va a tambalear con la aparición de Tea-Bag, una misteriosa inmigrante ilegal africana que, a su vez, lo va a poner en contacto con otras inmigrantes de otros países (una chica de Europa del Este o una adolescente de Oriente Próximo), y lo obligará a comprometerse en la impartición de un taller de escritura creativa en un gimnasio de boxeo (esto me encanta). Todo esto hará que Humlin se enfrente a otras realidades que hasta ese momento ha ignorado, pero que lo van a hacer reflexionar sobre el choque culural entre el Norte y el Sur y que se implique en los problemas de estas chicas y de otras personas que las rodean.
Claro: una novela social. Pero lo mejor es que Mankell afronta el tema con mucha inteligencia, ridiculizando hasta la parodia la vida de los escritores célebres, que él mismo sufría por esa época en que escribió el libro (cuando era famosísimo por causa de su comisario Wallander, pero estaba empeñado en quitárselo de encima). Critica así la autocomplacencia, el etnocentrismo del mundillo “cultural” y editorial, cuyos representantes cierran los ojos a las más duras realidades. Sin embargo, como te decía, lo hace con un fino sentido del humor, en una novela muy bien construida que se lee con placer, haciéndote pasar ratos estupendos y también poniéndote, en ocasiones, el nudito en la garganta para hacerte pensar sobre algo que tenemos muy cerca: esos seres humanos que no tienen, para nosotros, ni nombre ni patria, porque los han dejado atrás buscando un paraíso que al fin no es otra cosa que un purgatorio más.
Como decía, Henning Mankell ha conocido la fama gracias a su comisario Wallander, esa serie traducida a 37 idiomas que no para de ganar adeptos, que tiene adaptaciones para televisión e imitadores en todo el mundo. Y eso está bien, porque la serie de Wallander está muy bien escrita y en ella hay novelas estupendas, como Asesinos sin rostro o La quinta mujer. Pero vale la pena acercarse también a este otro Mankell, ese Mankell tan cáustico como crítico, que tiene residencia en Mozambique y se empeña personalmente en proyectos de progreso para ese continente tan cercano y que tanto miedo nos da a veces.
Así que, para esta semana, Tea-Bag, de Henning Mankell, en Tusquets, 374 páginas para reír, emocionarnos y sobre todo reflexionar sobre seres humanos que se esconden tras las cifras, pero tienen rostro, personalidad, pasado y, sobre todo, futuro.