En cierta ocasión, un piloto le contó que el momento más peligroso de un viaje en avión es el despegue. Por eso cierra el periódico. Cuando alcancen la velocidad de crucero continuará leyendo el reportaje especial sobre la Cumbre de Durban; pero ahora el aparato avanza hasta tomar su posición en la pista mientras las auxiliares representan por enésima vez la comedia de las medidas de seguridad para un público que las ignora minuciosamente y su vecino de asiento echa la cabeza hacia atrás, cierra los ojos y hace profundas inspiraciones. Él, en cambio, abre mucho los ojos y mira por la ventanilla, intentando registrar cada edificio del aeropuerto, cada ola del mar cercano, cada promontorio y piedrecita del descampado que rodea la pista. Se dice, como se dice siempre en estos casos, que cuando un avión despega, solo hay dos clases de pasajeros: quienes cierran los ojos y quienes los mantienen bien abiertos.
De segunda clase
11 12 2011« Un alijo, dos currantes, una novela Fuentes de alimentación »
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Información
- Fecha : diciembre 11, 2011
- Etiquetas: Cuentos, microrrelatos, short short stories
- Categorías : Cuentos, Desórdenes, General
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