La Zaragoza inundada de Ulises Sopena

2 02 2012

De vez en cuando apetece un libro divertido y canalla, donde la mirada a la realidad se mezcle con la mala baba y nos ríamos un poco del mundo que nos ha tocado vivir. Si eso se hace desde una historia policial enmarcada en una fantasía futurista, ya solo se puede pedir leerlo en la cama y bien acompañado.

La cama y la compañía la pones tú. Lo demás lo pone Ricardo Bosque en su más reciente novela,  Cuestión de galones, que transcurre en la ciudad de Zaragoza en el año 33 después de la Expo, es decir, en 2041. Esa Zaragoza es una ciudad fluvial, una suerte de Ámsterdam recorrida por el Gran Canal Alberto Belloch, donde los deportes náuticos han sustituido al fútbol y el baloncesto en el corazón de las masas. Por eso el asesinato de Lerín, portero titular del Zarawater, el equipo local de waterpolo, no pasará, precisamente, desapercibido. El encargado de la investigación será Ulises Sopena, de la Policía Fluvial, quien comenzará a tirar (hasta el final) de las hebras que se han soltado con ese crimen, hasta desmadejar todo el tejido.

Como Cuestión de galones habla del futuro y las redes no se cansan de decirnos que el libro digital es el futuro, Bosque ha sido consecuente y el libro aparece en e-book. Si, como yo, eres pobre y no tienes lector, puedes adquirirlo en Amazon o en Smashword y leerlo en tu viejo pero nunca suficientemente ponderado ordenador. Pero si eres de esos que andan dando la lata con el e-reader tan estupendo que le trajeron los Reyes (los Magos; los otros, más que traer, se llevan) y que se quejan tanto de no conseguir buenos libros en digital, ya sabes lo que hay: son 3,99 euretes (menos de lo que gastas en electricidad cuando descargas una peli en p2p).

Bosque es un sospechoso habitual del nuevo negrocriminal español. Se le imputan, además de Cuestión de galones, otras tres novelas: El último avión a Lisboa, Manda flores a mi entierro y Suicidio a crédito. Además de mantener un blog que vale la pena seguir, ha sido declarado culpable de inducción a la literatura y asociación e-lícita, por su labor como editor de dos sitios de referencia: La balacera y Calibre .38.

Así pues, Cuestión de galones, novela negra, novela futurista, novela distópica, si así lo quieres; buena novela, al fin, de las que nos hacen gozar y pensar, que es lo que importa.








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