No tengo nada en contra del P2P. En el fondo, es como si compraras un producto cultural y luego lo regalaras a un amigo, por pura generosidad, por puro afán de difusión. Lo que me saca de mis casillas son las páginas que se lucran vendiendo lo que no es suyo y que, encima, llaman al robo «libertad de expresión». Por ejemplo (y es solo un ejemplo, pero hay muchas más), esta página cargada de publicidad ofrece la descarga de un libro que yo escribí con mucho esfuerzo (mientras por las noches me ganaba la vida poniendo copas hasta la madrugada) y que un pequeño editor, con no menos dificultades (si crees que ser editor es un chollo, intenta ser editor en Canarias), logró poner en el mercado. Por supuesto, ni remunera al editor ni a mí. Esto equivale directamente a una sodomía no consentida. No obstante, los responsables de la página en cuestión no se limitan a eso, sino que, encima, nos echan el aliento en la espalda potenciando esta campaña. A esto el propio Eladio Monroy lo llamaría «tener más cara que un zapato».
(Por cierto, lo que ofrecen para descargar es el texto de la primera edición, no tan cuidada como la segunda. Aunque, se me ocurre, quien haga la cutrada de realizar esa descarga, seguro que no será demasiado exigente).
Tú, evidentemente, eres libre de hacer lo que quieras, pero has de saber que la serie de Eladio Monroy no ha sido digitalizada por Anroart Ediciones, la editorial que posee actualmente los derechos sobre estas obras, que Tres funerales para Eladio Monroy, Sólo los muertos y Los tipos duros no leen poesía han sido digitalizadas y puestas en circulación sin permiso y que cuando te las descargas, supuestamente «de forma gratuita» (que tampoco), estás contribuyendo al lucro de otros que no son aquellos que trabajaron para crearlas.
Yo no soy Lucía Etxebarría. Para empezar, no tengo ni agente literario ni el aparato mediático y comercial que ella tiene a su alrededor. Y, además, no opino igual que ella. Que un usuario comparta contenidos con otro no me molesta. Por ende, voy a seguir escribiendo y publicando, porque sé que todo el monte no es orégano y que, en el fondo, quienes hacen estas cosas y quienes son cómplices de ellas (a sabiendas de lo que hacen) son muy pocos; sé que la mayoría de los consumidores de productos culturales no es realmente consciente de lo que hace al descargar desde este tipo de páginas.
Pero sí que reclamo, al menos, mi derecho a hacer saber que me han robado (igual que le han robado al editor, al maquetador, al ilustrador del libro) y que ahora alguien vende (porque sí, porque no es que lo difunda desinteresadamente, sino que se lucra a su costa) el producto de mi esfuerzo sin ofrecerme remuneración ni compensación alguna. Y reclamo mi derecho a dejar claro que esto no es asunto de libertad de expresión, sino de supervivencia de un escritor pequeñito (que, además, lleva años regalando textos en este blog en el que no has visto jamás el logo de un solo patrocinador) y de la pequeña editorial con la que trabaja.
Curiosamente, en estos días, estudiábamos el editor y yo la forma de ofrecer la Serie Eladio Monroy a un precio módico en formato epub, ofreciendo, además, como contenido extra, algunos cuentos que tienen a Eladio Monroy como protagonista; sin embargo, por motivos evidentes, ya no sabemos si valdrá la pena.
Ahora tú, consumidor de contenidos culturales, con esta información, verás lo que haces.