Más cara que un zapato

31 03 2012

No tengo nada en contra del P2P. En el fondo, es como si compraras un producto cultural y luego lo regalaras a un amigo, por pura generosidad, por puro afán de difusión. Lo que me saca de mis casillas son las páginas que se lucran vendiendo lo que no es suyo y que, encima, llaman al robo «libertad de expresión». Por ejemplo (y es solo un ejemplo, pero hay muchas más), esta página  cargada de publicidad ofrece la descarga de un libro que yo escribí con mucho esfuerzo (mientras por las noches me ganaba la vida poniendo copas hasta la madrugada) y que un pequeño editor, con no menos dificultades (si crees que ser editor es un chollo, intenta ser editor en Canarias), logró poner en el mercado. Por supuesto, ni remunera al editor ni a mí. Esto equivale directamente a una sodomía no consentida. No obstante, los responsables de la página en cuestión no se limitan a eso, sino que, encima, nos echan el aliento en la espalda potenciando esta campaña. A esto el propio Eladio Monroy lo llamaría «tener más cara que un zapato».

(Por cierto, lo que ofrecen para descargar es el texto de la primera edición, no tan cuidada como la segunda. Aunque, se me ocurre, quien haga la cutrada de realizar esa descarga, seguro que no será demasiado exigente).

Tú, evidentemente, eres libre de hacer lo que quieras, pero has de saber que la serie de Eladio Monroy no ha sido digitalizada por Anroart Ediciones, la editorial que posee actualmente los derechos sobre estas obras, que Tres funerales para Eladio Monroy, Sólo los muertos y Los tipos duros no leen poesía han sido digitalizadas y puestas en circulación sin permiso y que cuando te las descargas, supuestamente «de forma gratuita» (que tampoco), estás contribuyendo al lucro de otros que no son aquellos que trabajaron para crearlas.

Yo no soy Lucía Etxebarría. Para empezar, no tengo ni agente literario ni el aparato mediático y comercial que ella tiene a su alrededor. Y, además, no opino igual que ella. Que un usuario comparta contenidos con otro no me molesta. Por ende, voy a seguir escribiendo y publicando, porque sé que todo el monte no es orégano y que, en el fondo, quienes hacen estas cosas y quienes son cómplices de ellas (a sabiendas de lo que hacen) son muy pocos; sé que la mayoría de los consumidores de productos culturales no es realmente consciente de lo que hace al descargar desde este tipo de páginas.

Pero sí que reclamo, al menos, mi derecho a hacer saber que me han robado (igual que le han robado al editor, al maquetador, al ilustrador del libro) y que ahora alguien vende (porque sí, porque no es que lo difunda desinteresadamente, sino que se lucra a su costa) el producto de mi esfuerzo sin ofrecerme remuneración ni compensación alguna. Y reclamo mi derecho a dejar claro que esto no es asunto de libertad de expresión, sino de supervivencia de un escritor pequeñito (que, además, lleva años regalando textos en este blog en el que no has visto jamás el logo de un solo patrocinador) y de la pequeña editorial con la que trabaja.

Curiosamente, en estos días, estudiábamos el editor y yo la forma de ofrecer la Serie Eladio Monroy a un precio módico en formato epub, ofreciendo, además, como contenido extra, algunos cuentos que tienen a Eladio Monroy como protagonista; sin embargo, por motivos evidentes, ya no sabemos si valdrá la pena.

Ahora tú, consumidor de contenidos culturales, con esta información, verás lo que haces.





Por supuesto

29 03 2012

Por supuesto, yo me sumo a la huelga. Conozco los argumentos en contra: la huelga es inútil para crear empleo (como si la reforma laboral no lo fuera), no es responsable (como si quienes la han aprobado sí lo fueran), los sindicatos viven del cuento a costa de los obreros y los parados (como si quienes nos gobiernan no lo hicieran).

En mi opinión, esta reforma laboral, impuesta por Real Decreto Ley sin debate previo, bajo la eufemística denominación de «medidas urgentes para la reforma del mercado laboral», no solo no va a crear empleo, sino que, aprovechando la coyuntura económica (que, por cierto, no constituye una excepción, sino una pauta cíclica del sistema) suprime derechos que, aunque básicos, ha costado años de lucha conseguir. Es, por tanto, un paso más en la deriva socialmente involucionaria que ha tomado nuestro país bajo los últimos gobiernos. Y, la experiencia nos demuestra que estos pasos atrás jamás han sido reversibles. Para decirlo con una frase sencilla: los poderes fácticos (nacionales e internacionales) pidieron al Gobierno de España que les regalara un tren eléctrico; el Gobierno de España ha decidido regalarles la RENFE entera; y cuando los poderes fácticos reciben un regalo, se apresuran a cantar el Santa Rita, Rita, Rita, negándose a devolverlo cuando mejoran las circunstancias de supuesta urgencia que han motivado el regalo.

Incluso en situaciones «de urgencia», hay muchas formas de reactivar el empleo; hay muchas maneras de pagar la factura de esta crisis y muchas maneras de distribuir sus costes entre todas las capas de la sociedad. Pero, curiosamente, siempre que se da un situación «de urgencia», somos los menos privilegiados quienes tenemos que pagar la cuenta.

Por ende, si este es el cambio al que el Partido Popular nos pedían que nos sumáramos, por una vez, yo (que dudo tanto) no tengo duda alguna:

Me sumo a la huelga. Me resto del cambio.

(Y, si vives en Las Palmas de Gran Canaria, nos vemos esta tarde, a las 18:00, en plaza de España. Seré el tipo calvo que irá indignado, pero sonriente, que es lo que a los poderosos les jode).





Crímenes Ejemplares 2012 y el 29M

27 03 2012

Ya se sabe que los escritores trabajamos poco. Pero también es bien sabido que, al menos algunos de nosotros, tenemos ideas e intentamos que nuestras acciones sean congruentes con ellas. Por eso, cuando una de esas raras ocasiones en que nos toca trabajar, coincide con una de esas raras ocasiones en que la sociedad se moviliza por algo que cree justo (o, lo que viene a ser lo mismo, contra algo que cree injusto), no perdemos la oportunidad de adherirnos a la movilización.

Como sabrás, este jueves, 29 de marzo, dentro de Crímenes Ejemplares 2012, estaba prevista la intervención de Antonio Lozano, con una conferencia titulada Novela negra africana. Pero este acto coincide con la llamada a la huelga general como protesta contra las medidas adoptadas por el Gobierno en materia laboral. Y, tanto el conferenciante, Antonio Lozano, como el coordinador del ciclo, yo mismo, hemos decidido sumarnos a las movilizaciones, por la sencilla razón de que estamos de acuerdo con esa reivindicación y de que tenemos derecho a hacerlo (por cierto, nadie nos ha puesto traba alguna para ejercer ese derecho; si tu caso es el contrario, puedes hacerlo constar pinchando aquí). Así pues, el acto de Crímenes Ejemplares previsto para esta semana queda aplazado hasta la semana siguiente a Semana Santa, esto hasta, hasta el jueves 12 de abril, a la misma hora y en el mismo sitio.

Además, aprovecho la ocasión para informarte de que este ciclo de conferencias se prolongará una semana más, hasta el 19 de abril, día en el que finalizará con un fin de fiesta especial, del cual te daré detalles en breve.

Por ahora, me limito a recordarte lo siguiente: Este jueves no hay Crímenes Ejemplares. La convocatoria se aplaza hasta el 12 de abril, porque quienes organizamos el ciclo nos sumamos a los trabajadores y trabajadoras que dicen

NO A LA REFORMA LABORAL





Horror cósmico: Cthulhu y el Círculo de Lovecraft

24 03 2012

Ayer, dentro del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, se celebraba La noche + Freak, esa velada coordinada por Jesús Palacios que es una de las citas insoslayables (y más divertidas) del certamen. Eso me recordó un libro que anda por mi biblioteca desde 1985 y que constituye todo un clasicazo al que retorno a cada momento: Los mitos de Cthulhu, un imprescindible estudio y selección de textos de H. P. Lovecraft y otros autores realizados por Rafael Llopis. Es un libro emblemático del horror en nuestro país, que se publicó por primera vez en 1969.  Al comprobar si continuaba editándose (siempre lo hago en estos casos) me he encontrado con una enorme sorpresa: no solo continúa en el mercado, sino que ha conocido edición tras edición y, de hecho, la más reciente, es del año pasado. Así que podríamos estar hablando de un long seller que continúa teniendo (y ampliando, año tras año) su público.

 

¿Qué es Los mitos de Cthulhu? Pues 532 páginas que contienen una veintena de cuentos y novelas cortas de terror que giran todos en torno al universo narrativo creado por H. P. Lovecraft. Pero, también, un completo estudio sobre el origen y desarrollo del Círculo de Lovecraft, contado por Llopis con una destreza y una capacidad para combinar el rigor y la amenidad que pocos ensayistas tienen en este país.

Los mitos de Cthulhu son un ciclo de narraciones de horror cósmico, ambientadas en viejos mundos de caos y espanto y en los que los protagonistas se enfrentan a seres demoníacos o a horribles mutaciones entre lo humano y lo monstruoso. Cthulhu (no intentes pronunciarlo de niguna forma determinada: los humanos no podemos hacerlo), en la cosmogonía creada por Lovecraft a lo largo de sus trece relatos de referencia (entre los que están “El color surgido del espacio”, “El horror de Dunwich” o “En las montañas de la locura”) viene a ser el líder de los dioses primigenios, que dominaron el Cosmos antes del comienzo de los tiempos y que continúan viviendo en letargo, a la espera de volver a apoderarse del mundo para sembrar nuevamente el caos y colándose en él a la menor oportunidad. Y este regreso es esperado por horribles sectas ocultas, por círculos secretos cuyos miembros resguardan una arcana y terrible sabiduría.

Este es, más o menos, el universo que Lovecraft creó en sus relatos y que fue recogido y ampliado por autores que eran sus amigos y admiradores, como August Derleth, Robert E. Howard (el creador de Conan, el Bárbaro) o Robert Bloch (que luego se haría célebre por su novela Psicosis).

Así, Los mitos de Cthulhu es una excelente introducción a la obra de Lovecraft y al terror cósmico, que viene a sustituir en el siglo XX al terror gótico característico del romanticismo y el XIX. Rafael Llopis nos cuenta muy bien cómo a partir del estilo de Lord Dunsanny, de Ambrosse Bierce o de Arthur Machen (quienes también están incluidos en la antología), Lovecraft va creando esta nueva tópica numinosa. Aquí ya no hay fantasmas ni castillos abandonados ni abadías semiderruidas en medio de bosques umbrosos, sino que el horror puede manifestarse en las pequeñas ciudades de Nueva Inglaterra o en antiguos puertos marítimos de Massachusetts, porque en realidad surge del propio interior del ser humano y de su pequeñez ante la grandeza del cosmos.

 

Esto quizá tenga que ver bastante con la biografía de H. P. Lovecraft, un señor de Providence nacido en 1890 y muerto en 1937, un tipo más bien difícil de mirar (por no decir que era más feo que un pie), noctámbulo, solitario, neurótico, con un fuerte complejo de Edipo y bastante reaccionario. Lovecraft sentía verdadero horror por cosas que a las personas equilibradas les parecen naturales o incluso deseables: la cercanía física de otras personas, el contacto con personas de otras etnias y culturas, el sexo. Sustituía todo esto con todo lo que tuviera que ver con la escritura. Por ejemplo, mientras que prácticamente no hablaba con sus vecinos, mantenía muchísimas amistades epistolares. Parece ser que las prefería. Dados esos miedos, casi patológicos, no es de extrañar que se haya construido una imagen (no del todo equivocada) de racismo, misoginia y misantropía alrededor del individuo.

Sin embargo, su obra es imprescindible. No solo se trata de cuentos estupendos, que nos producen canguelo mientras los leemos, sino que, además, han influido a muchísimos autores, tanto literarios como de otras disciplinas que componen eso que podríamos llamar cultura Pop: películas de John Carpenter, Roger Corman, Stuart Gordon o Sam Raimi, una infinidad de videojuegos y juegos de rol, o canciones de grupos de Heavy Metal como Metallica, surgen a partir de sus textos o los adaptan o citan directamente. Además de todo eso, aún hay miles de pirados buscando por ahí un libro que no existe: el Necronomicón, el grimorio supuestamente escrito por el árabe loco Abdul Alhazred, una invención, muy borgeana, de Lovecraft.

“Un habitante de Carcosa” (Bierce), “El Wendigo” (Blackwood), “Los perros de Tíndalos”, (Belknap Long), “La piedra negra” (Howard), o “El sello de R’lyeh” (Derleth) son algunos de los cuentos más sobresalientes y escalofriantes Los mitos de Cthulhu, acompañando a otros del propio Lovecraft: “La maldición que cayó sobre Sarnath”, “El ceremonial”, “La sombra sobre Innsmouth” o “El morador de las tinieblas”.  Incluye Llopis, para cerrar el volumen, un cuento que homenajea a Lovecraft, firmado por un autor español estupendo que últimamente no mencionamos demasiado: el maestro Juan Perucho.

Por tanto, La buena letra de la semana es esta: Los mitos de Cthulhu, de H. P. Lovecraft y otros autores, con introducción de Rafael Llopis, 532 páginas continuamente reeditadas por Alianza Editorial. Un libro para disfrutar como enanos pasando miedito (aunque, eso sí, no tanto como cuando nos cuentan que van a hacer prospecciones petrolíferas a 60 kilómetros de nuestra casa).





Domingo Rivero, visible poeta secreto

21 03 2012

Hoy, Día Mundial de la Poesía, me entero (por los amigos Santiago Gil y Juan Carlos de Sancho) de una buena noticia: ha sido inaugurada por fin la Casa Museo Domingo Rivero. Sabía de la existencia del proyecto, del esfuerzo de algunas personas, entre ellas Pepe Rivero, su descendiente directo, por conseguir que viera la luz. Se encuentra situada en el número 10 de la calle Torres y ahora ya está abierta (esta misma semana hay un ciclo de conferencias en ella).

Me resulta agradable pensar que está ahí (tan cerca del Gabinete Literario, de la Casa Museo Pérez Galdós, de algunas librerías que frecuento con avidez, del busto de Cairasco y el monumento a Juan Negrín), visibilizando al poeta invisible, al maestro tímido y humilde que el tiempo nos ocultó.

Si no sabes quién es Domingo Rivero (ay, esa cabecita, tan llena de vampiritos y best sellers suecos y tan vacía de la poesía cercana) te contaré que este señor nació en Arucas en 1852 y se dedicó profesionalmente al Derecho. Después de vivir en Sevilla, Madrid, París y Londres, se instaló en Las Palmas, donde entró a trabajar en la Audiencia Territorial, primero como relator y luego como Secretario de Gobierno.

Y un buen día, ya a los cuarenta y tantos años, publicó un pequeño poema en la prensa local y dejó fascinados a sus contemporáneos, que no tenían, en general, ni idea de que aquel señor tan serio fuera poeta y, mucho menos, un poeta tan interesante.

Al contrario de la mayoría de los poetas clandestinos (que en realidad no lo son, porque  aprovechan la menor oportunidad para atacarnos a traición con sus trabajos) Rivero era muy moroso en sus publicaciones. Aunque era contemporáneo y amigo (el amigo mayor) de Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón, él no gozó de su fama. Antes bien, era un poeta secreto, que mantenía su trabajo en el ámbito de la intimidad, aunque de vez en cuando algún amigo o su propio hijo le robaban algún poema y lo publicaban en la prensa. Ya mayor, su hijo Juan le convenció para publicar una selección de sus poemas. Pero, justo cuando estaba a punto de acabarla, Juan murió. El proyecto fue desechado y el propio Rivero falleció en 1929 sin haber publicado más que algunos poemas sueltos en la prensa.

Por esos y otros motivos hemos tardado mucho en dar con él. Los canarios de mi generación lo conocimos gracias a los rescates que de su obra realizó Eugenio Padorno: una selección de Poesías en Biblioteca Básica Canaria y En el dolor humano, la edición de su poesía completa publicada por el ayuntamiento de su ciudad natal. El público nacional lo descubrió con Yo, a mi cuerpo, ese fogonazo de buena poesía formado por la treintena larga de poemas publicada bajo el título de su pieza más célebre. Ese pequeño y hermoso libro fue publicado por Acantilado en 2006 y deslumbró a los críticos de los suplementos culturales nacionales, esa gente que de ordinario ignora tanto a los canarios.

En mi opinión, la poesía de Domingo Rivero se caracteriza por dos rasgos sobresalientes: la sencillez y la profundidad. Con frecuencia, sus motivos son asuntos cercanos: una silla, el mobiliario de una casa, un muelle, el propio cuerpo. Pero el poeta los utiliza para explorar la relación del ser humano con el mundo, la corporeidad y la espiritualidad, el paso del tiempo y la necesidad de trascender ante la imposibilidad de evitar el fin biológico. Simplemente, y sin grandes alardes líricos, siempre nos comunica una emoción y una verdad inasibles.

El encuentro con Domingo Rivero es siempre el asombro, la fruición, el gozo de saber que aún existen versos que no conocías y que pueden reconciliarte con la poesía. Yo me encontré con Rivero por azar propiciado por los trabajos de Padorno. Tú, si aún no lo conoces, lo tienes todavía más fácil: hoy es el Día Mundial de la Poesía, el tiempo ha mejorado y tienes ahí, tan cerca, la Casa Museo Domingo Rivero. Pretextos no faltan. Buenos versos tampoco.





Malditos bastardos en Crímenes Ejemplares 2012

20 03 2012

Tras De aquellas transiciones estos lodos y Trópico de Cáncer VS. Trópico de Capricornio, el ciclo de encuentros sobre novela negra que estamos celebrando cada jueves en la Biblioteca Pública del Estado bajo la denominación Crímenes Ejemplares 2012 (evidentemente, habrá un Crímenes Ejemplares 2013) llega a su ecuador.

Hasta ahora, según las opiniones que el respetable me ha trasladado, los encuentros han resultado didácticos y, sobre todo, amenos (que es lo importante, no nos engañemos: a nadie le apetece asistir a un acto aburrido). La charla de esta semana lleva por título Malditos bastardos. Algunos chicos malos del noir. Si he tomado prestado el título de la distopía bélica de Tarantino es porque me venía de perlas para este recorrido por las obras y biografías de algunos autores imprescindibles que, sin embargo, no son demasiado conocidos por el gran público.

En la lista de bastardos que te he preparado hay alcohólicos, por supuesto. Pero también serios intelectuales que escribían novelas radiofónicas, exguerrilleros desencantados con la revolución y populares sacerdotes que acabaron en la marginalidad. Estos chicos malos no intentaron adoctrinar a sus lectores proporcionándoles respuestas, sino obligándoles a plantearse preguntas (en ocasiones muy incómodas) acerca de la realidad. No escribieron textos amables, complacientes, destinados a un lector burgués. Antes bien, se situaron en el terreno de la bastardía, mordiendo la mano de quien les daba de comer, en novelas memorables de extraordinaria vigencia, algunas de la cuales contienen páginas inolvidables. En pueblitos de la América profunda o de la campiña francesa, en los cantones suizos o en la España de Franco, sitúan sus historias de sheriffs corruptos, sicarios por encargo, comisarios obsesionados con asesinos de niñas y jueces homicidas, que sirven como excusa para iluminar las zonas más oscuras del ser humano, tanto individualmente como en su correlato colectivo.

Si te apetece conocer los nombres de la lista y pasar un buen rato haciendo eso que nos gusta tanto (reunirnos para charlar sobre literatura) ya sabes dónde estaremos (en la Sala de Actos Manuel Padorno de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas) y cuándo (este jueves 22 de marzo, a las 19:30). Ya lo sabes, guerra avisada…





Trópico de Cáncer VS. Trópico de Capricornio

14 03 2012

No, no es el anuncio de un combate de wrestling en el que los luchadores hacen un guiño a Henry Miller, sino el título de la conferencia que José Luis Correa perpetrará este jueves 15 de marzo, a las 19:30 en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, dentro del ciclo Crímenes Ejemplares 2012: Trópico de Cáncer Vs. Trópico de Capricornio. Novela negra europea.

El padre de Ricardo Blanco hará un repaso por las concomitancias, pero también por las diferencias, entre la novela negra nórdica y la mediterránea; además de hablar de los nórdicos y sus primos (y demás familia), propondrá algunos títulos de autores rusos y alemanes, sin dejarse atrás a los filocriminales de izquierda (Montalbán, Camilleri, Márkaris).

José Luis Correa (Las Palmas, 1962) es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Tras obtener los premios Julio Cortázar (1998) y Campus (1999), de relato corto, se instala definitivamente en la novela con títulos como Me mataron tan mal (Premio Benito Pérez Armas, 2000) y Échale un ojo a Carla (Premio Vargas Llosa, 2002). Con la novela Quince días de noviembre (2003) irrumpe en el género negro e inicia la serie que tiene como protagonista a Ricardo Blanco, que continuará con Muerte en abril (2004), Muerte de un violinista (2006) y Un rastro de sirena (2009). Su obra ha sido traducida al alemán, el italiano y el finlandés. Su última novela es Nuestra Señora de la Luna (Alba Editorial).

Quienes han sido alumnos de Pepe Correa (como lo llamamos los amigos) y quienes han asistido a sus talleres y clubes de lectura, saben bien de la eficacia con la que ejerce el proselitismo literario. Así que esta promete ser, como la anterior, una conferencia amena y didáctica, esto es: no solo aprenderemos algo, sino que además pasaremos un buen rato entre amigos, en un ambiente cálido con muerto/mascota incluido. He aquí el muerto/mascota:

Así que ya sabes: jueves 15, a las 19:30, Trópico de Cáncer Vs. Trópico de Capricornio. Novela negra europea. Por José Luis Correa, en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas (sí, la de la avenida Marítima, junto a la Estación de Guaguas, la que querían derribar, la de la multa a Cardona, esa). Guerra avisada, no deja muertos (al menos, no muertos/mascota).





El arte de las flores secas

10 03 2012

La buena letra de esta semana es El arte de las flores secas, poesía de la buena, firmada por una autora isleña que no deberías perderte: Alicia Llarena.

El arte de las flores secas, de Alicia Llarena, Tenerife, Idea, 76 páginas.

El arte de las flores secas, de Alicia Llarena, Tenerife, Idea, 76 páginas.

El arte de las flores secas apareció en 2009 en la colección El Mirador de Ediciones Idea. En cinco apartados, agrupa 26 poemas, en su mayoría de mediana extensión, en los que Llarena, como hacen los grandes, arroja una mirada nueva sobre el amor y la muerte a través de temas muy caros a la poesía. Uno de ellos, el más presente en el libro, el viaje (entendido como aventura vital, pero también como retorno a Ítaca, esto es, como nostalgia y, por tanto, como travesía por el centro del dolor en la búsqueda del hogar, del bienestar, de eso que algunos llaman la felicidad). Otro tema es la expulsión del Paraíso y, por tanto, la pérdida de la inocencia, la elección del propio camino, el erotismo, la sensualidad que impregna casi cada página.

Todo esto lo consigue Llarena utilizando como excusas, como pretextos poéticos, figuras como las de Neil Armstrong, Ulises, Rómulo y Remo o los protagonistas de la leyenda del Garoé, repensando las paradojas implícitas en sus peripecias, al mismo tiempo que establece un diálogo con clásicos como Garcilaso de la Vega o autores contemporáneos como Ernesto Sábato.

¿El resultado? Un libro delicioso, lleno de verdad y elegantemente escrito, que se lee y se relee con placer y en el que realizamos un viaje por el otro lado (el lado reflexivo y cierto) de la realidad, explorando los territorios más sombríos y encontrando, en ellos, la luz. Por ejemplo, en el poema que da título al libro se establece una metáfora de la memoria, que preserva la belleza de las vivencias más allá de la contingencia del tiempo. Así pues, a partir de un inicial (y lúcido) pesimismo, Alicia Llarena arroja un crisol de optimismo inteligente sobre la realidad.

 

Alicia Llarena es catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y ha firmado un centenar de publicaciones académicas. Sus estudios sobre poesía cubana de los 80, sobre el realismo mágico y las relaciones entre espacio e identidad en la literatura hispanoamericana son esenciales e, igualmente, no se puede hablar de Mercedes Pinto sin antes haber leído Yo soy la novela, su libro sobre la autora de Él.

Sin embargo, y desgraciadamente, no se ha prodigado tanto en la publicación de sus textos literarios. Aunque figura en muchas antologías y volúmenes colectivos, solo podemos encontrar tres libros suyos: el libro de relatos cortos Impresiones de un arquero (que continúa haciéndome anhelar más narrativa escrita por esta autora), el poemario Fauna para el olvido (que fue Premio Internacional de Poesía Ciudad de Santa Cruz de La Palma 1995) y este que reseño hoy, El arte de las flores secas, que es de hace ya tres años. Quizá esto se deba a que se trata de una escritora muy inteligente, que madura mucho sus textos antes de darlos a la luz.

Alicia Llarena es uno de los mejores ejemplos de los grandes poetas que han surgido en  las Islas desde los años ochenta del siglo pasado y que continúan produciendo gozo y asombro con cada nuevo título. Poetas profundos pero cercanos, con una voz propia y muy distinta a las de sus coetáneos de otros lugares, autores y autoras que son de lo mejor que podemos encontrar ahora mismo en castellano. Y esto, te lo aseguro, no es pasión de patria chica. Eso sí: el problema es que la calidad de estos poetas no va acompañada por una industria editorial firme y constante. Así pues, avisado queda el lector: si no encuentra estos libros a la primera en su librería, detrás del mostrador suele haber un ser humano que dispone de una extensión de sí mismo en forma de terminal informático y que, sin recargo ni compromiso alguno, le pedirá el libro al distribuidor. Conseguir best sellers y hamburguesas de Mc Donalds es la cosa más sencilla del mundo; los buenos libros y los guisos realmente buenos hay que solicitarlos previamente, pero todos sabemos que merece la pena.





De aquellas transiciones estos lodos en Crímenes Ejemplares 2012

6 03 2012

Arranca Crímenes Ejemplares 2012. Y lo hace (nada menos) con una conferencia de Carlos Álvarez sobre Canarias en la novela negra de la Transición Española, titulada De aquella transiciones estos lodos. La cita es este jueves, 8 de marzo, a las 19:30, en la Sala de Actos Manuel Padorno, de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas.

Álvarez nació en 1957 en Navaleno, un pueblo de Soria, se crió en León y hace años que vive en Canarias. Se dedica al periodismo y a escribir guiones para audiovisuales. Con La pluma del arcángel (2000) obtuvo el Premio de Novela Benito Pérez Armas y con el libro de relatos Negra hora menos (1990), el Premio de Narrativa Santa Cruz de Tenerife. Autor, junto a Antonio J. Betancor, del guión de la película Mararía (1998). Guionista y director, junto a Sigfrid Monleón e Imanol Uribe, de la película documental Ciudadano Negrín (2010). Su novela más reciente es Si le digo le engaño (100 kilos a la deriva para salir de la crisis), publicada por Hora Antes Editorial.

Escuchar a Carlos Álvarez siempre es un placer. En primer lugar, porque es un pozo de erudición (de hecho, en esta charla, además de los autores eminentes, se referirá a alguno que va a interesarte descubrir). Last but not least, porque su voz y su forma de hablar le convierten en un verdadero encantador de serpientes, como han comprobado quienes han tenido la suerte de asistir a sus lecturas públicas.

Eso sí, si no quieres esperar hasta el jueves, hoy mismo, a las 18:00, comienza la programación especial que los Martes de Cine han preparado para este mes.

La película de la semana es Shutter Island, una película del gran Martin Scorsese, basada en la novela homónima del no menos grande Dennis Lehane, de quien ya se han adaptado otras cosas estupendas, como Desapareció una noche (Gone, Baby, Gone) y Mystic River.

Fíjate: cine del bueno, gratis, en pantalla grande, sin anuncios y con calidad, no como esos cochambrosos screeners grabados con el móvil en los que no paras de oír toses y gente masticando papas fritas.

Así que ya sabes: comienza Crímenes Ejemplares 2012. Hoy peli, Shutter Island; el jueves, conferencia, De aquellas transiciones estos lodos, con Carlos Álvarez. Cuéntaselo a los amigos, para que sepan que siempre te enteras primero que nadie de estas cosas.





La peligrosa curiosidad del futbolista asesino

2 03 2012

Ya sabes que el próximo jueves comienza Crímenes Ejemplares 2012. Para ir calentando el ambiente, voy a aprovechar una feliz coincidencia, porque acaba de reaparecer en el mercado un libro que ya causó conmoción entre la crítica cuando se publicó hace más de una década. Esta vez va en serio: es una historia de semen y sangre, firmada por el palmero Nicolás Melini y que lleva por título El futbolista asesino, una novela de 1995 ya publicada por La Caja Literaria (2000) e Idea (2006), pero que continúa resultando atractiva, como prueba esta nueva edición, por parte de Casa de Cartón, un joven y prometedor sello.

El futbolista asesino, de Nicolás Melini. Madrid. Casa de Cartón. 112 páginas.

El futbolista asesino es una novela corta, brutal y desasosegante en la que vamos a seguir en primera persona los pasos de Falo, un futbolista de tercera regional que bajo una fachada de chico guapo, deportista y encantador, alberga a un psicópata depresivo, sarcástico y autodestructivo, en quien predomina eso que Burton llamó la bilis negra, que caracteriza a los individuos melancólicos. Nuestro futbolista es capaz de los crímenes más execrables y, dicho sea de paso, absurdos. Siguiendo su propio relato de los acontecimientos, le acompañaremos en la espiral de violencia que desatará en el fin de semana en el que va a celebrarse su último partido: su viernes por la tarde, y la novela, comienzan con el asesinato de un taxista, justo antes de ir a casa para reunirse con Silvia, su chica, e ir con ella a un concierto de rock. A partir de ahí, el lector ya sabe que este individuo a quien aún no conoce bien es capaz de cualquier cosa y gran parte de la intriga de la historia va a residir en saber por qué se comporta de esa manera cínica y brutal y, sobre todo, quién será su próxima víctima.

Cuando se habla de psicópatas, suele aludirse a la circunstancia de que estos individuos son incapaces de sentir empatía. No con tanta frecuencia se reseña algo que los especialistas señalan como otro rasgo frecuente: la exacerbada, enfermiza curiosidad por el cuerpo humano. El móvil de Felo será, en primer término, la curiosidad por saber qué ocurrirá, por ejemplo, al golpear un quiste sebáceo, al arrancar un pezón de un mordisco, al clavar una botella rota en un paladar. En su absoluto egocentrismo, en su infantil indagación, las víctimas de esta gloria del fútbol local se convierten en meros objetos de experimentación, en medios para satisfacer ese ansia de saber qué ocurre cuándo uno se adentra en el cuerpo de otro, como si esta intromisión en la carne ajena le consolara de su alteridad esencial, de su aislamiento espiritual con respecto de quienes le rodean.

Decía Roland Barthés que hay dos tipos de textos: los textos de placer, elegantes y sobrios, que se insertan perfectamente en el canon cultural y reflejan el orden, y los textos de gozo, que nos provocan y nos epatan, reproduciendo el caos y haciendo que se replantee nuestra relación con el mundo en el que vivimos, con la cultura y con el propio lenguaje. En este sentido, El futbolista asesino es, indudablemente, un texto de gozo, escrito con rapidez y con una frialdad que hace que los hechos, extremadamente crudos, de la trama nos resulten aún más impactantes. Nos sucede con esta novela como con las buenas películas de terror: no queremos seguir mirando, pero no podemos dejar de mirar.

Algunos de sus críticos (que a estas alturas son bastantes) la han comparado con El extranjero, de Albert Camus, quizá llevados por la idea, en mi opinión un poco simple, de que Meursault, el protagonista de aquella novela, es un psicópata. A mí el estilo de Melini me recuerda más a Bret Easton Ellis, a Peter Handke, a novelas como American Pshyco o El miedo del portero al penalty (curiosamente también protagonizada por un futbolista venido a menos), en las que se anota la inquietante idea de que en un mundo deshumanizado y alienante, la violencia irracional y la psicopatía como su ejemplo extremo, no son una excepción, sino casi una consecuencia natural, aunque la sociedad etiquete ambos fenómenos como anomalías para establecer una barrera psicológica y poder negar lo evidente.

Así pues, para esta semana, una novela dura, rápida e interesante, con mucho sexo y violencia pero también con algunos motivos para reflexionar: El futbolista asesino, de Nicolás Melini, editada en Madrid por Casa de Cartón, 112 páginas no aptas para lectores burgueses ni amantes del correctismo político.








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