Gallina que canta, gallina que pone

21 04 2013

Es domingo por la noche y mi pareja no está. Así que me voy a poner un poco autobiográfico. No demasiado. Diez minutitos. No más. Lo prometo.

Imagen original de Fernando Montecruz.

Imagen original de Fernando Montecruz*.

Nací en 1971 en el barrio de Escaleritas (en la zona más humilde, la de los bloques del Patronato Francisco Franco) de Las Palmas de Gran Canaria. Soy el menor de los tres hijos de Josefa Betancor Santana y José Ravelo del Rosario, una modista y un recepcionista de hostal (él antes había sido cambista de novelas, escribiente y hasta marinero). Ya sabes, aquellas familias que tenían una Biblia y una enciclopedia Acta 2000 comprada a plazos, esas familias de bocadillo de aceite y azúcar y cine de barrio cuando se podía.

Cuando acabé la Educación General Básica yo quería estudiar periodismo (había visto Lou Grant). Pero en mi ciudad no había universidad aún y mi familia nunca hubiera podido pagarme una carrera. Así que mis padres me sentaron en el recibidor y me dijeron que no podía estudiar BUP y COU, que sería mejor que estudiara FP, construcciones metálicas. Si me convertía en un buen soldador, mi padre quizá podría conseguirme un trabajo en los muelles, como calderero. Yo también había visto Calderero, sastre, soldado, espía, así que lo intenté. Igual me reclutaba el Foreign Office. Pero los reclutadores no aparecieron, mi torpeza alimentó mi desinterés y poco tiempo más tarde ya estaba trabajando en bares, poniendo copas y metiendo dinero en una casa que abandoné antes de cumplir los 18. Lo único que me llevé siempre de una casa a otra en las muchas mudanzas que siguieron fueron mis libros, comprados de segunda mano o robados. Eso y el cariño de mis amigos, porque unos y otros eran lo único que me sacaba espiritualmente de la miseria material que me rodeaba.

Durante años, procuré darme una formación mientras ponía copas (no voy a mentir: también me bebí algunas, mezcladas con otras sustancias igualmente deleznables). Hice mi bachillerato, oposité (aprobé alguna oposición, pero jamás conseguí plaza) y asistía a talleres siempre que podía. Finalmente, accedí a hacer la carrera de Filosofía Pura en la UNED. No la acabé, por diversos motivos entre los que se incluyen los económicos, pero me encantaba.

Al mismo tiempo (para mi desgracia) iba aprendiendo que más vale decir lo que tienes que decir aunque eso suponga que vas a morirte de hambre; que a los poderosos no se les repeta, se les vigila; que no valía la pena dedicarte a este oficio si tenías que ir por ahí lamiendo culos y mendigando subvenciones, y agarrándote pataletas si no te las daban, que era lo que se estilaba en épocas pasadas. En los últimos 15 años en la hostelería, conocí a muchos escritores mayores que yo que fueron muy benévolos y generosos conmigo. Muchos de ellos me ayudaron: me permitían participar en las revistas que ponían en marcha, me animaban a continuar, o se ofrecían a presentar mis primeros pinitos literarios. Carlos Álvarez, Dolores Campos-Herrero (ella, hoy fallecida, una vez me llamó francotirador, y ese ha sido el elogio más lindo que nadie me haya hecho), Emilio González Déniz, Antolín Dávila, Eugenio Padorno o Alicia Llarena (Alicia no es mucho mayor que yo, pero ya gozaba de prestigio), se cuentan entre otros muchos.

Al fin, tuve suerte: gracias a la intermediación de Antonio Becerra (que me ha enseñado las mejores cosas que he aprendido) un día publiqué una novela con una pequeña editorial que empezaba. No teníamos (ni el editor ni yo) dinero para promociones, ni hubo gran impacto en los medios de comunicación ni contábamos con apoyo institucional. Sin embargo, la novela se vendió bien y empezó a tener buenas críticas. El público la respaldó y, sin que nosotros lo supiéramos, los profesores de enseñanza media comenzaron a recomendarla como lectura a alumnos a quienes además les gustaba. No había trampa ni cartón, no había apoyo institucional, sino una comunicación inmediata entre texto y lectores. Si hay algo de lo que esté orgulloso es precisamente de eso.

A partir de entonces, seguí publicando libros. Unos con mayor éxito que otros. Pero uno nunca ha de quejarse: hay que tener humildad para aceptar los fracasos. Igual que hay que tener humildad cuando algún gestor no cuenta contigo para un evento: a veces es cuestión de medios materiales; otras se trata, simplemente, de que no das la talla (y hay que aceptarlo). Hubo, por ejemplo, algún encuentro de novela negra al cual no fui invitado. Hubo, también, campañas institucionales en las que se usaba dinero público para traducir a autores canarios a otros idiomas. Nunca me quejé, porque quizá alguien hubiera podido decirme (acaso no sin razón) que mis obras no estaban a la altura.

En cualquier caso, a partir de que dejé la hostelería para dedicarme a la escritura, muchas veces las instituciones me hicieron encargos. No muchos, pero sí interesantes: talleres literarios, actividades de animación a la lectura, etc. Cosas en mi opinión útiles a la ciudadanía. Jamás en mi vida pedí una subvención o una beca «para desarrollar mi obra» o solicité que alguien publicara mis obras con dinero público. Siempre he pensado que ese uso del dinero público para el lucimiento personal es muy poco serio y mucho menos ético.

Tampoco tuve nunca que dejar de decir lo que pensaba en política para que una determinada institución me hiciera un determinado encargo. Nunca fui vocero de partido alguno ni mentí sobre mis convicciones para que me dieran trabajo.  Y, si sigues este blog, sabrás cuáles son esas convicciones políticas. Eso supuso que algunas instituciones no me llamaran para trabajar, pero que, cuando alguna solicitaba mis servicios para aportar un texto a un volumen, impartir un taller o diseñar una actividad de dinamización lectora, era porque realmente pensaba que era una persona competente para esos fines y, en cualquier caso, sabía que llamaba a una persona independiente que no se callaba ni debajo del agua. Y en esto incluyo a la izquierda, a la derecha, al nacionalismo, a los Rosacruces y a la Santa Inquisición.

Hace un par de semanas, Cristian Jorge Millares, de la Librería del Cabildo Insular de Gran Canaria, se puso en contacto conmigo para invitarme a una firma colectiva de libros el 23 de abril. Me consta que el año pasado, en ocasión similar, intentó contar conmigo, pero no le fue posible porque yo no entraba en el programa. Eso no me molesta. De hecho, esos días son días de locos para mí, como para la mayoría de mis compañeros. Estar activo, trabajando y creando tiene esos inconvenientes que, por otro lado, aparejan el agradable contacto directo con los lectores, esas personas que deciden emplear su tiempo en escuchar lo que dices. Este año, en concreto, tengo un taller, una entrevista radiofónica y otra firma de libros en otra librería. Pero acepté gustoso la invitación, porque Librería del Cabildo solo tenemos una y porque, qué carajo, hay invitados compañeros a los que hace mucho que no veo.

Sin embargo, hoy me sorprendo al leer este texto de Luis León Barreto. Precisamente de Luis León Barreto. Al parecer, está molesto porque no ha sido invitado a firmar. Habla de sectas, de elegidos, de cainismo y de no sé qué problema que tuvo con Luz Caballero. Personalmente, creo que Luis se equivoca.

Es más, este exabrupto suyo (y otros recientes) me recuerdan a aquellas malicias infantiles, cuando a alguien se le escapaba un gas en la fila y, para ahuyentar sospechas, procedía a quejarse del mal olor. En esos casos, el resto de la clase ponía en evidencia su argucia  con un sencillo y eficaz estribillo: «Gallina que canta, gallina que pone». Porque la verdad es que entre mis compañeros de generación y entre otros autores mayores (los antes mencionados y muchos otros más) no observo esas luchas cainitas, muy características, eso sí, de la época en que él estaba en la cima.

De hecho, observo todo lo contrario: un trato cordial y bastante generoso. Nos alegramos de los éxitos ajenos e incluso, si podemos, contribuimos a ellos. Apoyamos, siempre que podemos, a los que van empezando y respetamos muchísimo el trabajo de los demás. Por mi parte, desde estas y otras tribunas, hablo siempre que puedo de libros canarios y hablo bien de ellos si se lo merecen. Si no se lo merecen, prefiero siempre guardar un discreto silencio, porque no me gusta mentir a mis lectores, pero también sé (me atrevería a decir que lo sé mejor que nadie) lo difícil que es abrirse camino en la vida disparando letras.

No obstante, como ya le he comentado al interesado en su propio blog, creo que la polémica tiene fácil solución. Ya que el problema es un problema de espacio físico, cedo muy gustosamente mi turno a Luis León Barreto. Es el turno de 17:30 a 18:30. En la Librería del Cabildo. Así yo dispondré de una hora libre en ese día tan ajetreado para repasar mis clases o incluso tomarme un café con algún amigo y Luis disfrutará de ese puesto que, al parecer, él se merece.

Se me han acabado los diez minutos de autobiografía. Para cotilleos, ya ha habido de sobra. Ahora leeré un rato antes de dormir. Hoy me apetece algo canario. Algo de Santiago Gil, de Ángeles Jurado, de Pepe Correa, de Antolín Dávila, de Paula Nogales, de Carlos Álvarez, de Antonio Lozano, de González Déniz, de Leandro Pinto, de González Ascanio, de Víctor Ramírez… No lo sé, hay tanto y tan bueno donde elegir.

* La imagen que ilustra este post es del gran Fernando Montecruz, quien me la regaló hace unas semanas y me autorizó a utilizarla si yo lo creía oportuno y se daba una oportunidad conveniente. Sí, fue un regalo. Para que luego hablemos de cainismo entre creadores canarios.

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26 responses

21 04 2013
Emilio González Déniz

Más alto se puede decir, pero no más claro. Si en otras generaciones las cuchilladas eran su modo de entenderse, no es así en las nuevas generaciones, porque por fin se ha entendido que, si mañana uno de ellos, Alexis, Pepe Correa, Berbel, Carlos, Juan Ramón, Antolín, Susi, Santiago o González Ascanio da el bolichazo y se lanza a lo Pérez-Reverte, empezará a hablarse en todas partes de lo que se escribe aquí, y sería bueno para todos. El gol lo mete el que tiene talento y ocasión para ello, y el que gana es el equipo. Y se está viendo cómo, al cambiar los cuchillos por cubatas, lo que se escribe en Canarias penetra fuera, y desde luego no me olvido de Melini, Anelio o Víctor Alamo. Y hay más. ¿El Messi de todos ellos? No lo sé, no sale en mi bola de cristal. Y nada hay peor que uno mismo se eche las flores. Es incómodo y no luce bien.

21 04 2013
Alexis Ravelo

Don Emilio, de acuerdo estamos, como casi siempre. Los escritores son (deben ser) solistas, no podemos cantar a coro, pero ese no es motivo para que nos llevemos mal o para que no nos alegremos de los éxitos de los compañeros de viaje, temporal o geográfico.

22 04 2013
Juan R. Tramunt

Aunque conocía tu historia, en entregas y desordenada, me ha gustado leerla seguida y con orden, como me gusta leerte. Los que vamos dando pasos (o pasitos) en este mundo tenemos la sana costumbre de fijarnos en los que ya los han dado y han conseguido avanzar, no para imitarlos simplemente, sino para fijarnos en el sendero que se puede seguir en esta jungla, que por desgracia parece que está habitada por alimañas dañinas que hay que esquivar. El otro día me gustó oír cómo se produjo el salto prodigioso de Mariano Gambín a una editorial de la Península, con amplia distribución, etc., también cómo lo conseguiste tú, simplemente mediante un mensajito que fue bien recibido (que no habría servido de nada sin el aval de toda tu obra y una buena novela -la he leído y desde aquí te felicito- lista para publicar), y en general mi actitud personal es esa, fijarme en los que corren delante de mí y me muestran un camino, donde la finalidad es llegar, y para ello no es necesario zancadillear al que va delante, o cerrarle el paso al que te puede adelantar. Se trata de llegar, y en eso estamos los que estamos. Todo lo demás es algo desagradable de lo que no merece la pena ni hablar, aunque como en tu caso, te motive a escribir una buena reflexión como esta.

22 04 2013
Juan R. Tramunt

Añado algo que se me olvidó. Yo sí creo que el dinero público puede y debe utilizarse en promocionar a los artistas, en ciernes o veteranos, mediante subvenciones o recursos que faciliten su despliegue, ya que el artista cumple con su función de crear, y el político está obligado a hacerla llegar al pueblo. Aunque suene mitinero creo que es legítimo.

22 04 2013
Maria J

Gracias Alexis por esta lección de superación y buen hacer.

22 04 2013
Riforfo Rex

Siendo un poco frívolo. He leído los comentarios en el blog de L.L.B y me ha venido a la mente las referencias a las controversias que tenían lugar en los periódicos de la época de Alonso Quesada. Creo que leí algo de esto en alguno de sus artículos, tendré que buscarlo. En cualquier caso, para alguien ajeno a este mundillo, es divertido leer estos rifirafes. Ya dije que iba a ser frívolo.

22 04 2013
Alexis Ravelo

Hombre, la diferencia es que aquellas polémicas tenían cierta altura intelectual. Esto va, más bien, de un ‘quítatetú paponemeyó’ bastante grosero, en mi opinión. Pero las cosas como son: aquí no hay, hoy por hoy, ni cainismo, ni sectas, ni puñaladas traperas. Lo que hay es gente currando por un lado y viejas glorias que quieren vivir de las rentas por otro.

22 04 2013
Leandro Pinto

Supe de esta controversia anoche. Ha estado flotando en el aire siempre cambiante de las redes sociales y, al leer algunas cosas, me vino a la memoria una conversación que tuvimos en un café, entre birritas y humo de cigarro. Cada día voy entendiendo más esas advertencias desinteresadas que me obsequiaste y me cobijo en esos consejos. Qué cuidado hay que tener.
Por otro lado, confirmo lo que siempre he pensado de ti: un tío que dice las cosas a la cara y bien claritas, sin traicionarse ni caer en demagogias. Ojalá tengamos un día del libro tranquilo y no nos convirtamos en hienas ni buitres. Hay gente muy buena en este ambiente como para pensar en odios y envidias malsanas. Yo lo he estado comprobando durante estos tres últimos años, en los que me sentí arropado casi sin creerlo por mucha gente sincera y amable, que volcó en mí todo su apoyo casi sin conocerme de nada (entre ellos el propio Luis, a quien aprecio sinceramente por todo el apoyo que me ha brindado). Gente como Antonio Arroyo, Carlos Álvarez, Rosario Valcárcel. Escuchar consejos de Santiago Gil una tarde noche en una presentación en Las Canteras, hablándome como si me conociera de toda la vida y apenas era la primera vez que me veía. Que se me acercara Emilio González Déniz en mi primera feria del libro y me dijera “Bienvenido”. Y, a la cabeza de todos, tú mismo, que me animas y me inspiras cada día. Me acerqué un día a saludarte, de fan a autor, y terminé firmándote un ejemplar de mi libro, que compraste y leíste y me desgranaste poco después. No sé, hablo desde mi propia experiencia. Si hay algo que me demostró esta generación de autores fue cordialidad, padrinazgo desinteresado, generosidad y buenas intenciones. Y creo que todos los que estamos empezando podemos decir lo mismo. Que sí, que todos tenemos nuestro ego y todo eso, pero a mí no me resulta complicado admirar a quien dispara letras a mi lado si lo hace bien, y aquí has nombrado a unos cuantos que lo hacen de maravilla. A ver, que quede claro: yo te envidio por cómo escribes, por lo bien que estructuras tus textos, por tu vocabulario y tus técnicas y tu talento, no por tu posicionamiento ni por tu éxito. Te envidio cuando te leo y trato de aprender, no cuando te veo firmando en una caseta atestada de lectores haciendo cola esperando una firma. Ahí simplemente te admiro y pienso: “Se lo merece”. Creo que este tipo de envidia no es nociva sino constructiva. Plantea escollos a superar y metas a alcanzar. Te obliga a depurar tu narrativa hasta sentirte a gusto con lo que escribes. El resto viene de fuera y pienso que está en consonancia con lo bien o lo mal que lo hacemos frente a la página en blanco. En fin, me estoy yendo por las ramas (como siempre), pero da la impresión de que a veces buscamos problemas donde no los hay. Yo personalmente pasaré este día tan especial como más me gusta pasarlo: en mi rincón, disparando letras como cualquier otro día. No me siento agraviado ni molesto porque sé que estoy empezando y porque tampoco me muevo lo suficiente como para haberme ganado un hueco. Pienso que un día llegará, o no. No lo sabré si dejo de disparar y pienso en los motivos por los que no llega. Lo que está claro es que el está ahí se ha ganado su lugar, ha currado mucho y despierta el interés de quien organiza. Su producto está ahí y los lectores quieren tenerlo cerca.

Gracias por tu sinceridad y por ese resumen autobiográfico en el que tus seguidores llegamos a conocerte mejor. Y, claro, por tenerme entre tus alternativas de lectura. No veas cómo me emocionó ver mi nombre en esa nómina de ilustres.

Abrazos.

22 04 2013
Alexis Ravelo

Hoy demuestras, una vez más, que uno no se equivoca cuando te elogia.

23 04 2013
LORENA

No soy escritora, simplemente soy una lectora que he leído estos debates que se han generado sin moderador y pude conocer a cada uno de ustedes, «Los escritores canarios» con su verdadera personalidad, ya que siempre escriben ficción y no se conoce allí las ideologías y «fondos» de cada uno, pero prefiero a la gente que habla de amistad, generosidad, compañerismo, elogio, emoción, trabajo y tiempo compartido entre amigos y no a aquellos que hablan de odio y mafias Sicilianas. Sigan adelante escribiendo para vuestros lectores y no disparen letras aquí, que aunque sean infinitas, aquí se malgastan. Por cierto, hay un blog de un Disparletras, visítenlo y disfruten. Felicidades en éste día.

23 04 2013
Alexis Ravelo

Bien dicho, Lorena. Y buena recomendación de blog. Lo conozco y sí, mola.

22 04 2013
Terri

No conozco los entresijos de las letras canarias porque escribo desde muy lejos. Sin embargo, me ha emocionado tu desconocida biografía.
Sólo eso, un saludo y un «ánimo» o un «aurrera» de corazón.
Un saludico
Jabi Basterra

22 04 2013
Alexis Ravelo

Gracias, Jabi. Lo cierto es que, en contra de lo que pueda parecer, no nos llevamos nada mal, salvando estos residuos de la vieja guardia que no han sabido reciclarse.

22 04 2013
orodsan

Alabo tu franqueza, francotirador. Llegó a mí hace un par de años el libro de Juan Cruz «Egos revueltos», donde habla de las peculiaridades en la vida de los literatos. De sus manías, sus filias, sus fobias, sus…envidias. Supongo que la perreta de León Barreto se fundará,al menos parciamente, en que ahora tiene que COMPARTIR. Y eso, no todo el mundo sabe hacerlo. Ni quiere hacerlo.
En fin, espero que impere la sensatez. Un saludo

22 04 2013
Alexis Ravelo

Y si no impera, intentaremos imponerla. jejejeje. Un abrazo, amigo.

22 04 2013
Mariano de Santa Ana

Eso se llama poner a la gente en su sitio, Alexis. El artículo de Barreto no sólo es miserable sino encima está mal escrito. Hace tiempo que la única cultura que transmite este señor es la cultura de la queja.

Tenemos que empezar a trabajar para nuestra cita pública. Abrazos,

22 04 2013
Alexis Ravelo

Sí, señor. Muchas gracias por ese apoyo, Mariano.

22 04 2013
Paula Nogales (@paula_canarias)

Querido Alexis, es que ni sé qué decir. Cito literalmente del blog de Luis León Barreto, -autor de la excelente novela «Las espiritistas de Telde» (1981)-:
» …aquí en las islas…Somos pocos y muy mal avenidos, los escritores de aquí nos odiamos de manera visceral porque las antiguas ofensas reales o imaginarias jamás se perdonan. La ira y la rabia circulan por las arterias y alimentan el odio. (…)»
Alexis, tú cuentas maravillosamente tu historia. Yo tengo la mía. ahora mismo cuento 46 años de edad. No soy joven, tampoco soy muy mayor.

¿Que hay «pocos escritores» en las islas? Anda ya… das una patada y salen siete (poetas, lo que más, pero también narradores, viva la computadora y viva el microrrelato a la carta: lo aguanta todo). ¿Odio? ¿Mal avenidos? Sin entrar en las amistades sinceras y particulares, que forman parte del dominio de la privacidad, ¿y qué pasa con toda esa gente que se junta en lo que mi mamá llamaba «los actos culturales», y luego cuelga las fotos en facebook y se prodiga recíprocamente «I Like Ikes»…? ¿Entonces todo eso es hipocresía…?
Ingenuidad de ingenuidades.
Ni entiendo ni me identifico con nada de esto, me suena a un no bien pensado exabrupto o mala digestión extemporánea, pues incluso el hecho de referirse a Aquiles García como Alexis García revela freudianamente cierta obsesión onomástica que debería ser observada a medio-largo plazo.

O no. Mejor olvidar todo esto, y celebrar mañana el Día del Libro.

Un abrazo,
Paula Nogales

22 04 2013
Alexis Ravelo

Estoy contigo. Mejor no dar más hilo, porque el carrete no da para más. Se te quiere y se te lee, Paula (diga lo que diga la vieja guardia).

22 04 2013
Raquel

De nuevo te descubro respondiendo a un desagradable exabrupto con señorío y elegancia. Te mereces todo lo bueno que te pasa y lo que vendrá porque obtienes el reconocimiento de tus alumnos y sobre todo de tus lectores. El que se molesta tiene dos problemas o más. Y las palabras nos retratan, que nadie lo olvide. Genial y muy bien traído el dibujo de Montecruz, por cierto.

22 04 2013
Dulce

A mi también me gusta saber de tu biografía, soy un poco cotilla y aunque por ti he sabido cosas no hay nada como tenerlas ordenadas. Es un gusto leerte y un gusto conocerte.

23 04 2013
Iván

La verdad, no sé si me echo mucho fuera del plato si digo que, en el fondo, me da la impresión de que esta polvajera no sólo no perjudica sino que a lo mejor hasta beneficia de rebote a la literatura canaria y sus autores. De momento, para el día del libro se está hablando bastante de escritores canarios en los medios de las islas y en las redes sociales, y que se les preste atención creo que es bueno, a ver si así son cada vez más los lectores que descubren que, oiga, pues me gustó mucho lo que escribió fulano o mengano, aunque no le hagan panegíricos en Babelia, ya me entienden.

Al bandido de Alexis ya le tengo medio cogido el güiro, que para eso lo tuve en mi casa unos días, pero de lo que no estaba tan al tanto es del buen ambiente que se respira entre autores de las islas, me alegro. Quizá hasta se refleje en el hecho de que hace un tiempo que salen muchos libros canarios que quiero leer, y casi no doy abasto. Antes no tenía esa impresión de abundancia e interés…

Un fuerte abrazo desde Bruselas

23 04 2013
Nisia Navarro

Querido Alexis, mientras sigas encabezando los ranking de ventas de las librerías, que hablen cuanto quieran aquellos que no tienen absolutamente nada mejor que hacer…
¡Larga vida al Rey!

24 04 2013
Alexis Ravelo

Gracias, Nisia. Y gracias por pasarte por aquí. Lo que que el Rey tenga larga vida… Ejem… 😉

9 07 2013
Carlos

Nada más entrar en el blog del señor Barreto y echar un vistazo en la columna derecha del mismo, se observa una relación pormenorizada de todas sus medallas: un acto descarado de soberbia, que es, al fin y a la postre, a lo que se reduce toda esta polémica.

Y ahora vas y te empiezas a proyectar en península y en el extranjero, en ese camino irremisible que te llevará a convertirte en muy pocos años en unos de los mejores escritores en lengua española…

Como para perdonártelo.

Como se suele decir: «ladran, luego cabalgamos».

Un abrazo, Alexis.

12 07 2013
Alexis Ravelo

😉

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