Vientos de sal

5 07 2013
Tarjetón de la presentación de Vientos de sal, que tuvo lugar ayer en el Museo Poeta Domingo Rivero

Tarjetón de la presentación de Vientos de sal, que tuvo lugar ayer en el Museo Poeta Domingo Rivero

Cam–PDS publica Vientos de sal, primer libro de relatos Araceli Cardero. El libro fue presentado ayer en el Museo Poeta Domingo Rivero. Pero, antes de atreverse en solitario, Cardero ha participado previamente en muchos volúmenes colectivos y atesora ya cierta experiencia literaria. Por eso este libro no es un primer libro cualquiera, sino un volumen formado por textos maduros (y madurados en el tiempo y el trabajo), agrupados atendiendo a cierta unidad formal y dignos, no solo de lectura, sino de relectura.

En general, se trata de cuentos que huelen a salitre y tierra, relatos en los que se combinan la Historia, la memoria chica, el erotismo y la violencia. Muchos de ellos están protagonizados por gentes que ejercen oficios tradicionales: salineros, pescadores, azucareros o tabaqueros. Hay mucho de antropología, de etnología en esas páginas que nos trasladan a la época de la cochinilla, de las lámparas de petróleo, de la emigración ilegal y los caciques.

Con ese material, muchos autores se hubieran limitado al mero retrato costumbrista, intentando convocar a la nostalgia de patria chica del lector. Cardero es bastante más inteligente y mira mucho más alto: crea conflictos y personajes que trascienden la anécdota, hermanándose con Víctor Ramírez y, por tanto, con Juan Rulfo, mirando a lo universal a partir de esa memoria local. Y todo ello a través de un sabio manejo de la intriga narrativa. La mayor parte de estos cuentos arrancan con muchísima fuerza, anunciándonos tramas llenas de giros y avisándonos de que nada es lo que parece: ni en el cuento en cuestión, ni en la literatura en general ni, por supuesto, en el mundo.

A través de una toponimia fantástica, se mueve entre la violencia y la ternura por ese territorio de la posguerra en Canarias, marcado por la represión, el silencio, el machismo y la traición: las rencillas de la Guerra Civil, la privación y el aislamiento marcan muchos de sus argumentos. Pero hay dos temas que aparecen con mucha más frecuencia: el semen y la sangre. Muchas de los conflictos, surgen a partir de la pasión erótica y comienzan o acaban en violencia.

Nada hay en estos cuentos de aquel conservadurismo paternalista, que intenta hacer humor partiendo de la supuestamente cándida ignorancia de las clases populares, de aquella idealización del machismo y el clasismo que late en gran parte de lo que ha sobrevivido del costumbrismo. Aquí asistimos a la depauperización salinera de una mujer que eligió al hombre equivocado, al insulto que una adolescente lanza sobre un cadáver que la marea ha devuelto, a la pelea a puñetazo limpio de dos hombres en la cubierta de un barco que se dirige ilegalmente a Venezuela.

Hay muchos personajes, muchos argumentos y, sobre todo, muchos temas en este libro en el que se habla de pasiones humanas. Como los grandes, Araceli Cardero se ocupa de los grandes temas a través de las pequeñas historias que les suceden a personas casi anónimas. Y consigue que convivan en él la injusticia, la represión y el incesto, pero también la lealtad, el erotismo y la esperanza.

Cuando aparece un libro de estas características, una opera prima, se suele decir que los mejores libros del autor todavía están por venir. Y sí, es probable que así sea y que Cardero dé a luz dentro de poco con otros libros, incluso puede que con alguna novela que esté ahí, en germen, latiendo en alguno de estos cuentos. Pero este es ya un libro al que uno puede acercarse sin miedo de encontrarse con errores de primerizos, porque la autora será primeriza, pero no es nada ingenua: hábilmente, yo diría que incluso de manera muy astuta, nos lleva en sus ficciones desde la primera palabra hasta la última, haciéndonos sufrir y gozar, y luego, cuando el cuento ha acabado, nos deja pensando, reflexionando sobre él y sin poder borrarnos de la mente algunas de las imágenes que ha grabado en ella.








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