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Aquí hemos estado pasando frío en los últimos días, pero en Argentina parece ser que hay una ola de calor que ha hecho que los pescaditos mueran sancochados en los estanques. Eso me ha recordado una novela estupenda del argentino Mempo Giardinelli, titulada Luna caliente y que comienza así:
Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años.

Luna caliente, de Mempo Giardinelli. Madrid, Alianza, 158 páginas.
Arranque perfecto para una novela negra llena de erotismo y violencia. Ramiro es un treintañero que acaba de volver tras finalizar sus estudios en París, para ocupar una plaza como profesor universitario, y Araceli es la hija de un médico, antiguo compañero de su padre en el ejército, que lo ha invitado a cenar para darle la bienvenida. Son los años de la Junta en Argentina y a partir de esa cena, que ocurre en el caluroso verano del Chaco va a arrancar una historia de comportamientos animales, sexo, violencia y falsas apariencias que van a hacer de Ramiro un asesino; y también una víctima, tanto de las pasiones como del oscuro aparato policial de la dictadura.
No puedo contar más del argumento, para no destripar la lectura, pero en solo 158 páginas, Giardinelli se las ingenia para introducir crímenes, persecuciones, y varios giros argumentales que dejan al lector boquiabierto, mientras provoca profundas reflexiones sobre la condición humana, sobre esa parte más salvaje que ocultan las convenciones sociales.
Se trata de una novela políticamente incorrecta, rápida, incómoda y absorbente, que transmite ese calor omnipresente de la noche del Chaco, catalizador de todos los actos que el protagonista cometerá a lo largo de la novela.
Luna caliente apareció en México en 1983 (obtuvo el Premio Nacional de Novela) y fue escrita entre Nueva York y el D. F., sencillamente porque Giardinelli vivía en México, exiliado durante la dictadura de la Junta. Así que la novela pronto se convirtió en uno de esos textos que llegan tras una época asfixiante, tras la mordaza de la censura. Pero no solo allí fue un éxito. En España no ha dejado de reeditarse desde 1996 (cuando se publicó por primera vez) y corre de mano en mano y de boca en oreja entre los aficionados al género o, en general, a la buena novela.
Mi experiencia con ella es recurrente: la leí por primera vez a finales de los noventa, prestada por un buen amigo que no me permitió cumplir con mi costumbre de no devolver los libros. Volví a leerla hace unos años, aún con más placer. Esta semana, pensando en echarle un rápido vistazo para reseñarla, la devoré nuevamente de un tirón. Es, pues, uno de esos textos que merecen (yo diría que incluso exigen) la relectura, que es mucho más de lo que se puede decir de la mayoría de los libros que a uno le caen bajo los ojos.
Mempo Giardinelli nació en Resistencia, Chaco, en 1947. Como te decía, se exilió en México durante la dictadura y volvió en los ochenta. Entonces, en el 86, fundó la revista Puro Cuento. Además, capitaneó muchos proyectos culturales y solidarios de base en su ciudad, y ha estado involucrado en organizaciones de defensa de los derechos humanos, como la Comisión Provincial de la Memoria.
Con esta, ha escrito 11 novelas y una decena de libros de cuentos, además de muchos volúmenes de ensayo. Yo recomendaría, especialmente, uno titulado Así se escribe un cuento, que recoge, además de un interesante estudio, entrevistas realizadas en Puro cuento a cuentistas como Bioy Casares, Edmundo Valadés, Carlos Fuentes o Silvina Ocampo.
Pero eso después. Primero es mejor leer y engancharse para siempre a Luna caliente, de Mempo Giardinelli, publicada en Madrid por Alianza Editorial, 158 páginas de semen y sangre y estupenda literatura de esa que nos gusta: para leer rápido y pensar despacio.
Sr. Ravelo.
Por culpa de su reseña, no consigo quitarme de la cabeza, y del cuerpo, a Araceli …. 158 páginas que se quedan cortas aunque el calor nos asfixie… Gracias por sus reseñas y por sus libros.
Muchas gracias, Xavier. A los libros importantes suele llegar uno porque se los recomienda un amigo (yo, al menos, llegué así a la mayoría). Así que es un gustazo poder hacernos amigos a través de esos libros que reseño. Un fuerte abrazo.