Desde el pasado viernes hasta el próximo domingo se está celebrando ya la Semana Negra de Gijón 2014, la única semana que dura nueve días. Tú ya sabes lo que es la Semana Negra: una fiesta de la palabra, un continuo ir y venir, correr de un acto a otro porque no llegas a la charla, la presentación, la mesa redonda o la actuación musical que no quieres perderte, un encontrarse y reencontrarse con escritores, lectores, críticos, periodistas, editores y demás gente de mal vivir que celebran, una vez al año ese encuentro calidoscópico que se realiza puntualmente cada verano gracias a unos anfitriones de lujo.
Y este año, como el anterior, hay presencia canaria. No solo está por allá el poeta y cantautor Diego Ojeda, sino que hoy y mañana presentan libros dos tipos peligrosos que, si andas cerca, no deberías perderte. Esta misma tarde, a las 18:30, José Luis Correa presenta El verano que murió Chavela.
Y ya está preparado: míralo en la foto, ante la carpa, bebiéndose el último Drambuie que dejó el año pasado en la botella en el bar del Hotel Don Manuel.
Y mañana, a las 20:15, Javier Hernández Velázquez hace lo propio con Un camino a través del infierno, la novela en la que Matt Fernández viene a tocar los humildes a Gran Canaria.
Además, por si no fuera bastante con la proverbial peligrosidad de estos dos sospechosos habituales, se hacen presentar por dos fuera de serie del asunto negrocriminal: Carlos Salem y Paco Gómez Escribano, respectivamente, harán de padrinos en sentido estricto.
Yo, por desgracia, no voy a coincidir con ellos, porque llego más tarde. Me toca estar el jueves y el viernes, para vivir unos cuantos momentos felices. El jueves, la entrega del Premio Novelpol, del que me toca un 33,33 por ciento, ya que las novelas premiadas este año por esos locos maravillosos son la estupenda Don de lenguas, de Rosa Ribas y Sabine Hoffman y La estrategia del pequinés. Y, esa misma tarde, se presentará allá La última tumba. Pero lo mejor es que la presentación correrá a cargo del cappo di capi en Barcelona, hombre de respeto y ron añejo: nada menos que don Paco Camarasa.
Y el viernes por la tarde me junto con otro de los buenos, el argentino Fernando López, a quien acompañaré para presentar su reciente y fantástica Odisea del cangrejo, un novela tensa, densa y devorable, de esas que te hacen creer en que el oficio no se agota.
Aparte de eso, La estrategia del pequinés anda (y muy bien acompañada) entre los finalistas al Dashiell Hammett, y uno debería andar por allí tenso como escolar en reválida. Pero, al fin y al cabo, es una historia sobre perdedores, así que a lo que me voy a dedicar es a pasármelo pipa, porque no solo voy a ver al cariñoso equipo de Gijón, sino que, me consta, ya están allí o acercándose los cronopios de Novelpol, y, además de la canaria, las embajadas leonesa, madrileña, catalana, conquense, vasca, mexicana, argentina, venezolana. Sí: Gijón y todo lo que lleva dentro espera allá, más al norte, y yo ando loco preparando las maletas con cuidado de que quede sitio para todos los libros que me traeré a la vuelta. Por el espacio para atesorar los ratos buenos no temo: en un corazón canario cabe mucha gente.
¿Cuando le dan a Dasiell Hammett el premio Alexis Ravelo?
Jajajajaja. No, carajo: cuando le ponen tu nombre a un premio, suele ser señal de que estás muerto, no fastidies.
Precioso post y totalmente de acuerdo con la idea que plantea Emilio. Además, tú no estarías muerto, estarías de parranda, jajaja. Disfruta mucho por Gijón, Alexis, tu nominación ya es un (merecido) premio. :)))
Muchas gracias, querida. Eres la mejor.
¡Buen viaje,Alexis ! Un abrazo y mucha mucha energía de la buena.