[Si te apetece escuchar el podcast de La Buena Letra y La Butaca de esta semana, solo has de hacer clic aquí]
El 27 de septiembre, fue el cumpleaños de un inmenso escritor, que viene a cumplir más o menos con todos los ítems de eso que llamamos el autor maldito: alcohólico, pobre, vagabundo a ratos, outsider y poco valorado en su tiempo, un tipo que siempre fue la víctima favorita de la mala suerte, y que en las últimas décadas ha ido siendo recuperado, poco a poco. Se trata de Jim Thompson, de quien ya comentamos aquí 1280 almas y que ha vuelto a cobrar repercusión a raíz del libro con el que inauguramos temporada en La Buena Letra: Arte Salvaje, una biografía de Jim Thompson, escrita por Robert Polito en 1995 y editada ahora en España. Yo, que no soy especial aficionado al género biográfico, la descubrí gracias a la activa insistencia de Juan Carlos Galindo.

Arte salvaje, una biografía de Jim Thompson, de Robert Polito, Madrid, Es Pop Ediciones, 634 páginas.
El libro comienza con una anécdota. Poco antes de morir, en abril de 1977, Thompson le dijo a su mujer, Alberta, que conservara a buen recaudo sus novelas, manuscritos, documentos y copyriths, porque él se haría famoso unos diez años después de muerto.
En ese momento, parecía más bien una bravata: la mayoría de sus novelas estaban descatalogadas en Estados Unidos, la última que había tenido cierto impacto había sido 1280 almas (1967), y la última vez que había trabajado en un guion memorable había sido en 1957. Era un tipo olvidado cuyos últimos trabajos habían sido cosas de poca monta, como “novelizar” por encargo películas y series de televisión. Murió en el olvido y no más de veinticinco personas fueron a su entierro.
El vaticinio de que se haría famoso se cumplió: en 1990, Stephen Frears estrenó la película Los timadores, basada en su novela, con Anjelica Huston, John Cusack y Annete Benning. Hubo también otras adaptaciones más o menos afortunadas, el público lector volvió a interesarse por él y todas sus novelas importantes fueron reeditándose y ganando el prestigio crítico que se merecían.
Hoy en día Thompson no es solo considerado un gran autor de novela negra, sino todo un referente contracultural.
Como dice Robert Polito, al comienzo del libro, Thompson ofrece uno de esos raros ejemplos de arte popular que también es personal y profundamente subversivo.
Pero hacía falta un libro como Arte Salvaje (que toma su título de Art Savage, uno de los primeros personajes singulares de Thompson): una biografía crítica que contara su vida de forma objetiva, con sus luces y sus sombras y deshaciendo algunas de las leyendas que el mismo autor de La huida había contribuido a crear. De todos modos, tuvo una vida tan interesante que no le hacía falta adornarla con el mito.
Nació en Anadarko, una pequeña ciudad de Oklahoma, en 1906. Fue hijo de un sheriff corrupto que, tras permanecer varios años en busca y captura por un desfalco se metería a cavador de pozos de petróleo con todavía peor suerte. Thompson se crio en una familia que iba de un lado para otro, afectada por los vaivenes de la conducta errática de su padre. Y él mismo comenzó pronto a trabajar. Mientras todavía estudiaba, fue botones en el Hotel Texas, donde conseguía drogas, putas o sexo a los clientes. Y por la mañana, iba al instituto. Para aguantar, se dedicaba a beber, lo cual provocó que tuviera su primer delirium tremens a los 19 años. Esto es solo un ejemplo de todas las miserias por las que pasó. A lo largo de su vida, sería empleado de pozos de petróleo, vagabundo, estafador, redactor de revistas agrícolas, guionista y autor de novelas por encargo.
Pero, al mismo tiempo, iba construyendo una obra interesantísima, culta, brillante, inteligente y completamente original. Una voz absolutamente distinta a todas las demás, llena de rabia, de humor negro, de pesimismo y lucidez, con una fina penetración psicológica y capaz de decir cosas que nadie se había atrevido a decir hasta entonces. Y pocos se han atrevido a repetir, al menos con tanto acierto.
Hubo momentos en que pudo triunfar: cuando trabajó con Stanley Kubrick en los guiones de Atraco perfecto y Senderos de gloria, cuando Sam Peckimpah adaptó La huida o cuando Gallimard publicó 1280 almas para celebrar el aniversario de su Serie Negra. Pero siempre hubo algo que lo echó a perder. A veces él mismo.
En cualquier caso, Robert Polito ha sabido buscar, a través de una muy seria investigación y de entrevistas con los supervivientes de su familia y su círculo de amigos, pero también a través de sus propios textos, los momentos cruciales de la vida de este auténtico monstruo para darnos una clave de interpretación de la obra de este espíritu rebelde y amargo. Su libro analiza tanto las autobiografías noveladas de Thompson (Bad Boy y En bruto), como sus novelas, que están salpicadas de sus experiencias vitales: Texas, 1280 almas, El asesino dentro de mí, Los timadores, Hijo de la ira, Ciudad violenta o La sangre de los King, que acaba de ser publicada este mismo mes en España.
Así que este libro, Arte salvaje, que es una biografía y un ensayo, pero también puede leerse como una estupenda novela, supone el acercamiento perfecto para quien desee saber más acerca de la vida y la obra de Jim Thompson, ese tipo que estuvo tantas veces a punto de alcanzar la gloria y que solo la ha conseguido después de muerto. Hay que decir que Arte salvaje no solo obtuvo el Premio Edgar al mejor ensayo, sino que también fue Premio del Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos a la mejor biografía.
Si uno ya ha leído a Jim Thompson y quiere entenderlo algo mejor o averiguar de dónde surge toda esa gran literatura que nos ofrece bajo una apariencia de novela de quiosco, ahí tiene Arte salvaje, de Robert Polito, editada por Es Pop Ediciones, 634 páginas de literatura, pero también de vida.
Deja una respuesta