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Cierra La Buena Letra por vacaciones (unas vacaciones que quizá sean permanentes) y toca hacer un especial para dejarte una buena lista de lecturas con las que ocupar esas largas tardes de verano. Así que hoy, en lugar de hacer una reseña extensa de un solo libro, hacemos un rápido repaso a una lista de libros que te den, por lo menos, hasta septiembre.
He buscado cosas para casi todos los gustos, orientaciones y grupos de edad. Con varias novedades. Y alguna joyita que es ya un clásico. Muchos de los títulos son de editoriales independientes. Pero tú ya sabes que tras el mostrador están tu librera o tu librero, para traerte en pocos días cualquier libro que te interese.
Ya sabe: para críos
Para empezar, un infantil: El tapiz redondo, de Sara Godoy. Libro infantil y libro canario, editado por Cam-PDS. Un cuento pensado, creo, para que lo lea el piberío a partir de ocho años, pero que se puede leer también a los más chiquititos. En el tapiz redondo se reúnen las criaturas del bosque cuando tienen algún problema: la reina de las brujas, la de las hadas, el rey de los magos, el jefe de los gnomos, el ave del paraíso, la orquídea y el colibrí celebran allí sus consejos cuando tienen algún tipo de bronca entre ellos. Es redondo (fíjate qué democrático), para que quede claro que ninguno de ellos manda más que el otro. Y allí, en el tapiz, se van a tener que reunir de urgencia cuando el bosque se vea amenazado por seres humanos que quieren destruirlo. Para urbanizar, claro. Así que el libro viene a ser una historia divertida, pero también educativa en valores, que trata sobre amistad, solidaridad y ecología.
Un cómic sin superhéroes

Cena con amigos, de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara, Puerto de Santa María, Cazador de Ratas, 81 páginas
Cena con amigos, de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara. Editado en España por Cazador de Ratas, pero de factura uruguaya, es un cómic breve y autoconclusivo, de onda realista pero con muy mala leche, porque hurga en la relación del típico grupo de treintañeros y treintañeras que se conocen de toda la vida pero que en realidad no se conocen tanto. Hay traiciones, falsas apariencias, alguna muerte y giros interesantes que no voy a desvelar para no destriparlos, pero que están muy bien colocados. El guionista, Rodolfo Santullo, es también un interesante novelista, de quien se publicará en España, espero, Matufia, una novela sobre fútbol que me gustó hasta a mí, que detesto ese deporte. Y Marcos Vergara hace un equipo perfecto con él. Así que, Cena con amigos, un cómic con mucha mala baba.
Ladrillos, secretos y mala suerte
Mala baba destila también la tercera recomendación: Malas artes, la primera novela de Albert Gassull, quien se estrena narrativamente clavándose una novelaza de esas que funcionan desde la primera página y que nos lleva hasta la última movidos por la intriga. La cosa gira también en torno a las falsas apariencias: Miquel, el protagonista, es un arquitecto que se ha metido en un lío de mentiras para tener la casa de sus sueños: junto con un socio, han organizado una promoción de viviendas de lujo en el Empurdá, pero no se ha vendido ninguna salvo la suya. Lo que pasa es que Raquel, su mujer, que encima se ha acostumbrado a la buena vida, todavía no sabe que Miquel está arruinado. Y todo se va a complicar cuando, tras estrenar la casa, asistan a una fiesta de fin de año en casa del socio de Miquel. Y hasta ahí puedo leer, porque ahí, en la cuarta o quinta página, empiezan los problemas. Una intriga bien llevada y, sobre todo, muy bien escrita, que habla sobre los orígenes de esa crisis que parece que se acabó ya, pero solo para cuatro o cinco.
Ética y política más allá del discurso oficial
Para quienes no solo quieran evadirse, sino ejercitar un poco las meninges: Democracia, justicia y derechos humanos, subtitulado Ensayos de filosofía libertaria y firmado por Pedro Sánchez Limiñana. Vale la pena acercarse a estos cinco ensayos breves en torno a un tema que nos toca a todos y pensar sobre la ética y la política más allá de las tertulias políticas de turno. Así, cuando nos toque volver a votar en otoño, igual lo hacemos un poco menos engañados. Sánchez Limiñana elabora su discurso a partir de Ernst Tugendhat, el filósofo alemán alemán discípulo de Martin Heidegger, sobre cuya filosofía moral escribió su tesis doctoral. No nos vamos a engañar: Tugendhat es interesante, pero duro de leer. Sin embargo, Sánchez Limiñana tiene una amplia experiencia periodística y se explica muy bien, lo cual nos permite establecer un diálogo muy fecundo con la obra del alemán.
Los límites del cuerpo y de la corrección
Una advertencia: este es no apto para estómagos sensibles ni para amantes del correctismo. Dicho lo cual, vale la pena leerlo, porque se trata de una novela divertidísima y con más enjundia de lo que parece. Zonas húmedas, de Charlotte Roche es la historia de Helen, una chiquilla de 18 años que está en la clínica recuperándose de una fisura anal que ha requerido de intervención quirúrgica. Sexualmente activa desde los quince, y con unas ideas bastante especiales acerca de la higiene, el sexo y su propio cuerpo (cuyos límites explora incansablemente), Helen es, en cambio, bastante ingenua con respecto a las relaciones. De hecho, espera que su postoperatorio vuelva a reunir a sus padres divorciados desde hace años. Mientras tanto, ahí, en su cama de hospital, con sus partes traseras hechas un cristo, esta especie de Ignatius J. Reilly libidinosa irá recordando (y contándonos) sus peculiares experiencias y hábitos sexuales. Exagerada, divertida, aguda y muy provocadora, la novela resultó muy exitosa, aunque también polémica, cuando apareció en 2009. Pero cumple su función: divertir, incomodar y hacernos pensar, escatologías de por medio, acerca de los muchos miedos y las pocas libertades que conviven en nosotros, los que vivimos en la sociedad de los transgénicos y el SIDA.
Y una joya
Y, por último, el clasicazo. El arpa de hierba, del gigantesco Truman Capote. Una novela muy tierna que trata sobre eso de lo que habla también en otros textos, como Otras voces, otros ámbitos o algunos de los cuentos de Desayuno en Tiffany’s: el paso de la infancia a la edad adulta, el descubrimiento de los hechos esenciales a través del trato con los demás. En esta ocasión, cuenta la historia de Verena y Dolly, dos hermanas solteronas que viven acompañadas de Collin Fenwick, adolescente huérfano, familiar lejano, a quien han recogido (trasunto del propio Capote y que será narrador y coprotagonista) y Catherine, una vieja criada negra. La acción arranca cuando las dos hermanas discuten y Dolly decide fugarse con Catherine y el chico, yéndose a vivir a una cabaña construida en un árbol. Lo cual va a revolucionar a toda la pequeña población sureña en la que viven y les hará tomar contacto con una cuadrilla de personajes tan marginados como ellos: el jubilado juez Cool, el alocado Riley Henderson y la hermana Ida, una evangelista muy peculiar que recorre la región con sus quince hijos. Como el primer libro que recomendamos hoy, es una historia de amistad y de solidaridad. Aparte de ser perfecto para un fin de semana al sol, con sus hilarantes situaciones y su abundante poesía, es de esos libros que nos ha gustado siempre recomendar en La Buena Letra: para leer rápido y pensar despacio. Por eso creo que es justo que nos acordemos de él para cerrar la temporada y, por el momento, la sección. Y, además, qué carajo, es uno de los libros preferidos de Fortunata.
Hasta aquí, el especial de verano. Y hasta aquí, La Buena Letra. Fortunata y yo cerramos el quiosco, al menos de momento. Y, sinceramente, no sabemos si volveremos a abrirlo, porque la vida es corta y los trabajos son muchos.
Han sido cinco temporadas llevándote libros a casa a través de las ondas. En los últimos años, en la media hora final del Hoy por Hoy de los viernes, antes de La Butaca, con Francisco Melo Junior. en Cadena Ser Las Palmas. Antes, los sábados, en el A Vivir. Trabajando a las órdenes, sucesivamente, de Patricia Bosquet, Eva Marrero, Verónica Iglesias, Miguel Moreno Guedes y Agustín Padrón. Y siempre buscando un acercamiento poco solemne (como debe ser) a la lectura, homenajeando clásicos, descubriendo libros y editoriales independientes, nuevas voces y voces olvidadas. O destruyendo, en vivo, aquellos libros sobrevalorados, facturados en cadena o producto del marketing que invaden el espacio destinado a la literatura, introduciendo ruido en el canal. Libros que, finalmente, eran devorados por Fortunata, esa cabra galdosiana que sabe leer con criterio y que ahora es libre.