Como él era el más sibarita de los caníbales y la prensa decía que aquel filántropo millonario tenía buen corazón, no descansó hasta que pudo arrancárselo y devorarlo. La experiencia resultó decepcionante: como todos los corazones acaudalados, el corazón era pequeño, duro y reseco, y le dejó en el paladar un filoso sabor a hiel.
Gastronomías 2
30 10 2012Comentarios : Leave a Comment »
Etiquetas: Cuentos, gastronomías, microrrelatos, short short stories
Categorías : Cuentos, General