Para invocar a los espíritus

22 09 2012

En estos días se ha estado hablando mucho de aquello que se llamaba el espíritu de la Transición. No sé a ti, pero a mí me de un poco de repelús eso de que los jefes de estado y de gobierno invoquen a los espíritus. Así que me he puesto a pensar en algún libro que hablara sobre ese espíritu y esa época. Y me acordé de Cuentas pendientes, una novela de Juan Madrid, la quinta de la serie protagonizada por Toni Romano.

Cuentas pendientes, de Juan Madrid, Barcelona, Zeta, 196 páginas.

Antonio Carpintero, alias Toni Romano es un expolicía de origen humilde, hijo de una asistenta y un limpiabotas, que ya en Un beso de amigo, la primera de la serie, está trabajando para una empresa de impagados, persiguiendo morosos y cobrando deudas.

Al principio de Cuentas pendientes nos encontramos a Toni en paro (o sea, que ya en la primera página nos damos cuenta de que esto de la crisis no es tan nuevo), con la luz cortada por falta de pago y buscando por aquí y por allá a alguien que le dé trabajo o se deje dar un sablazo. No tarda en entrar en contacto con antiguos miembros de la Brigada Político Social que ahora se dedican a la seguridad privada. Le encargan un trabajo (llevar un fajo de billetes a un técnico municipal) que se niegan a pagarle según lo convenido. Intentando cobrar, Romano se va a meter en un asunto muy turbio en el transcurso del cual van a salir a flote cadáveres del pasado e, incluso, algún cadáver nuevo que la policía va a colgarle a él.

Por el camino, aparecen un sinfín de personajes y subtramas: polis corruptos, chaperos,  garitos ilegales, peristas, antiguas cabareteras, empresarios y políticos sin escrúpulos, el Madrid más castizo mezclado con la gente moderna que iba al Libertad 8.

Ese Madrid, esa España en la que los fascistas supieron reciclarse y disfrazarse de demócratas, en la que junto con la democracia entraban los nuevos modos del capitalismo, es la que retrata Juan Madrid en las novelas de la serie en general y en esta en particular, de forma descarnada, con un humor muy negro y con un lenguaje brutal, rápido y eficacísimo.

Con la excusa de la Transición hubiera podido traerte igualmente alguna novela negra de Francisco González Ledesma, Andreu Martín, Jorge Martínez Reverte o Vázquez Montalbán (a quien, por cierto, está dedicada Cuentas pendientes), porque si hay una tendencia narrativa que destaque en ese momento en España esa es, precisamente, la novela negra, con su carga de ácido realismo social. Leer los textos que median entre Yo maté a Kennedy (Vázquez Montalbán) y Una novela de barrio (González Ledesma) es leer la Transición, desde sus esperanzas iniciales al hedor a putrefacción que despide el cadáver de la supuesta postmodernidad.

Juan Madrid (Fuente: http://www.revistaprotesis.com

Juan Madrid, que es historiador y ha ejercido como periodista, es uno de los autores más sobresalientes, junto a los ya mencionados.

Su bibliografía es larga como esperanza de pobre: quince títulos independientes (entre novelas y libros de relatos), una decena de libros infantiles y juveniles y las ocho novelas de la serie de Toni Romano. También hay que destacar las catorce novelas de Brigada Central, aquella serie en la que Flores era aún el Gitano, y no ese señor que ahora anuncia sonotones. Estas novelas se publicaron en bolsillo en su momento, pero entre el 2010 y el 2011 aparecieron revisadas y agrupadas en un trilogía: Flores, el GitanoAsunto de rutina y El hombre del reloj.

Me dejo para el final algo que le va a gustar a Francisco Melo Junior: la novela inmediatamente anterior a Cuentas pendientes es, ni más ni menos, Días contados, que tiene una adaptación magnífica dirigida por Imanol Uribe y producida por Andrés Santana.

El nombre de Juan Madrid está muy vinculado al cine. Actualmente, imparte cursos en la Escuela Internacional de Cine y TV en San Antonio de los Baños e incluso se atrevió a dirigir él mismo la adaptación de una de sus novelas, Tanger.

Así pues, invocado por las fuerzas vivas de la patria el espíritu de la Transición, lo que propongo para esta semana en La buena letra es Cuentas pendientes, de Juan Madrid, publicada en Barcelona por Zeta Ediciones, 196 páginas de excelente novela negra para recordar de qué polvos vinieron estos lodos, mientras nos lo pasamos pipa con las aventuras y desventuras de Toni Romano.

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