Más cara que un zapato

31 03 2012

No tengo nada en contra del P2P. En el fondo, es como si compraras un producto cultural y luego lo regalaras a un amigo, por pura generosidad, por puro afán de difusión. Lo que me saca de mis casillas son las páginas que se lucran vendiendo lo que no es suyo y que, encima, llaman al robo «libertad de expresión». Por ejemplo (y es solo un ejemplo, pero hay muchas más), esta página  cargada de publicidad ofrece la descarga de un libro que yo escribí con mucho esfuerzo (mientras por las noches me ganaba la vida poniendo copas hasta la madrugada) y que un pequeño editor, con no menos dificultades (si crees que ser editor es un chollo, intenta ser editor en Canarias), logró poner en el mercado. Por supuesto, ni remunera al editor ni a mí. Esto equivale directamente a una sodomía no consentida. No obstante, los responsables de la página en cuestión no se limitan a eso, sino que, encima, nos echan el aliento en la espalda potenciando esta campaña. A esto el propio Eladio Monroy lo llamaría «tener más cara que un zapato».

(Por cierto, lo que ofrecen para descargar es el texto de la primera edición, no tan cuidada como la segunda. Aunque, se me ocurre, quien haga la cutrada de realizar esa descarga, seguro que no será demasiado exigente).

Tú, evidentemente, eres libre de hacer lo que quieras, pero has de saber que la serie de Eladio Monroy no ha sido digitalizada por Anroart Ediciones, la editorial que posee actualmente los derechos sobre estas obras, que Tres funerales para Eladio Monroy, Sólo los muertos y Los tipos duros no leen poesía han sido digitalizadas y puestas en circulación sin permiso y que cuando te las descargas, supuestamente «de forma gratuita» (que tampoco), estás contribuyendo al lucro de otros que no son aquellos que trabajaron para crearlas.

Yo no soy Lucía Etxebarría. Para empezar, no tengo ni agente literario ni el aparato mediático y comercial que ella tiene a su alrededor. Y, además, no opino igual que ella. Que un usuario comparta contenidos con otro no me molesta. Por ende, voy a seguir escribiendo y publicando, porque sé que todo el monte no es orégano y que, en el fondo, quienes hacen estas cosas y quienes son cómplices de ellas (a sabiendas de lo que hacen) son muy pocos; sé que la mayoría de los consumidores de productos culturales no es realmente consciente de lo que hace al descargar desde este tipo de páginas.

Pero sí que reclamo, al menos, mi derecho a hacer saber que me han robado (igual que le han robado al editor, al maquetador, al ilustrador del libro) y que ahora alguien vende (porque sí, porque no es que lo difunda desinteresadamente, sino que se lucra a su costa) el producto de mi esfuerzo sin ofrecerme remuneración ni compensación alguna. Y reclamo mi derecho a dejar claro que esto no es asunto de libertad de expresión, sino de supervivencia de un escritor pequeñito (que, además, lleva años regalando textos en este blog en el que no has visto jamás el logo de un solo patrocinador) y de la pequeña editorial con la que trabaja.

Curiosamente, en estos días, estudiábamos el editor y yo la forma de ofrecer la Serie Eladio Monroy a un precio módico en formato epub, ofreciendo, además, como contenido extra, algunos cuentos que tienen a Eladio Monroy como protagonista; sin embargo, por motivos evidentes, ya no sabemos si valdrá la pena.

Ahora tú, consumidor de contenidos culturales, con esta información, verás lo que haces.





El dichoso Eladio

17 06 2011

Yo le digo que Geronimo Stilton, Kika Superbruja y hasta el mismísimo Bob Esponja (a quien pienso seguir proponiendo como Presidente del Gobierno) llevan toda la temporada visitando centros comerciales y ferias del libro para encontrarse con los seguidores de sus aventuras.

Pero Eladio Monroy responde que Stilton es un odioso capitalista, que pertenece a la patronal y que al enemigo ni agua. Que Kika Superbruja aún no acaba de convencerle como modelo. Y Bob Esponja, últimamente, es demasiado «popular» para su gusto. Vamos, dice que no son ejemplos, que ya viajó lo suyo cuando andaba en la mercante y que para él todo viaje es largo, aunque sea aquí al lado, a la isla hermana. Por lo tanto, concluye que no, que no se mueve de la calle Murga, que todo eso de presentar los libros le resbala, que me busque la vida.

Así que me toca a mí pasearlo. Amén de la local (a la que tampoco fue, porque había quedado con Gloria) en los últimos tiempos ha habido presentaciones y encuentros sobre Los tipos duros no leen poesía en Arona, Bruselas y Madrid, si mal no recuerdo, por estricto orden cronológico.

Eso sí, salgo ganando. Si Monroy prefiere quedarse en casa, él se lo pierde, porque en cada viaje me encuentro con gente fantástica que me trata estupendamente y que me arropa haciendo subir los termómetros de la amistad muchísimo más de lo que nunca hará él, que es un borde y un melón. Así que él se pierde, por ejemplo, el encuentro que tendremos hoy, a las 20:30 en Las noches de Mistério, una velada de las que organiza la banda de la Librería Mistério, en La Laguna.  Y se pierde, también, el ratito agradable que pasaremos mañana, a partir de las 12:00, en la caseta de ese misma librería en la Feria del Libro de San Cristóbal de La Laguna, en la plaza del Adelantado.

Sé que allá habrá amigos y amigas viejos o nuevos, interesándose por las cosas que le ocurren a este sujeto tan poco interesante, mientras él se queda aquí, jodiendo la marrana y frecuentando a quien no debería frecuentar. Pero, qué se le va a hacer, cada palo que aguante su vela. Después que no me diga eso de que «todo lo bueno se lo pierde». Y, por supuesto, no pienso traerle ni un mísero marcalibros, así que de la botella de vino de Tacoronte que me pidió, que se vaya olvidando…

 





Entrada dispersa

1 05 2011

Sí, ya sé que este blog está últimamente muy abandonado, pero es que quien lo escribe, en los últimos días, no ha parado de trabajar fuera de casa. Y uno vuelve para pasar el fin de semana, darse un paseo por la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, comprobar que por allí andan escritores de los ya conocidos o escritores que comienzan ahora a darse a conocer (como Moisés Morán o Martina Villar) o ilustradores geniales como Alberto Hernández que dejan su rúbrica en forma de dibujo personalizado en tu ejemplar de Una siesta feroz. Y se da cuenta de que no paran de ocurrir cosas, que el mundo no cesa.

Por ejemplo, el viernes tuvo lugar en Santa Cruz de Tenerife la presentación de Generación 21: nuevos novelistas canarios, editada por Ánghel Morales.  Hubo quien dijo que se trataba de un momento histórico. Yo soy muy remiso a pensar así, porque en la antología hay un texto mío y uno es pequeñito como un cronopio. Pero al día siguiente en el Diario de Avisos concedieron a la noticia la foto central de la portada y eso sí que me parece histórico: que un periódico de aquí no tenga futbolistas sino escritores en primera plana. En cualquier caso, es muy de agradecer, tanto esa portada de Fran Pallero como el minucioso tratamiento que  Eduardo García Rojas hace en el suplemento El Perseguidor y en su propio blog.

Y la próxima semana, la pasaré en Arona, donde participaré, como otros años, en las Jornadas de Novela Negra de Arona. Este año, como siempre, habrá buena compañía, porque vienen Paco Camarasa (de quien siempre aprende uno cosas con solo pasar unos minutos cerca de él), Mariano Gambín (a quien no conozco, pero de cuyo Ira Dei he escuchado hablar muy bien) y Lorenzo Silva, a quien hemos estado descuartizando alumnos de la ESO y Bachillerato de la zona y yo. Bueno, no a él exactamente, sino a su novela La niebla y la doncella, que transcurre en las Islas. Aquí cuelgo el programa.

A mí me toca presentar Los tipos duros no leen poesía el miércoles y creo que, además de los mencionados, andará por allí Miguel Ángel Rábade, uno de los cronopios de Mistério (por supuesto, sabes que si me entero de que ese día andabas por el Sur de Tenerife y no te viniste, se va a armar la gorda).

No obstante, entre tantas cosas buenas o, al menos, prometedoras que van ocurriendo, hoy me he despertado con una mala noticia. Se nos ha muerto Ernesto Sábato.

Ya sé que tuvo una vida larga (era casi centenario), pero a uno siempre le sabe a poco el tiempo durante el cual comparte la atmósfera con los maestros. Y Sábato era un maestro. Simplemente el hecho de haber escrito una novela como Sobre héroes y tumbas le justifica. Pero Sábato fue más, mucho más y nos marcó a muchos y nos hizo mayores y mejores cuando le leímos en la adolescencia o ya entrando en la veintena y nos mostró que no estábamos solos en la sensación de estar solos y en esa idea de que el mundo no está tan constituido por lo que se muestra como por lo que se oculta.





De bien nacidos…

19 04 2011

Ahora que ya es martes y comienzo a aterrizar, me parece un buen momento para dar las gracias a quienes apoyaron la convocatoria del pasado viernes.

Pero el móvil es caro, mi lista de correo puede resultar insuficiente y no todo el mundo anda en Facebook, así que aprovecho este blog, que es gratis y de libre acceso, para expresar mi más sincero agradecimiento a todos los que hicieron posible que el parto fuera agradable: a quienes estuvieron allí dando calorcito y a quienes enviaron el calorcito por los vehículos antes mencionados; a quienes ayudaron a avisar mediante el boca a oreja y a quienes mostraron su apoyo (antes y después, en Canarias y fuera de Canarias) desde sus sitios, blogs y perfiles en las redes sociales. También, por supuesto, a la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas (gracias, Antonio, por darnos foro y aguantarnos) y a Juan, Carlos y Ginés, que se dejaron victimizar por este desaprensivo. Carlos no pudo estar, pero me consta que lo intentó por todos los medios. Y, hablando de medios, también me gustaría expresar mi agradecimiento a los medios de comunicación, que han mimado bastante (y continúan mimando) la aparición de Los tipos duros no leen poesía. Por cierto, mañana miércoles, a las 12:00, lo que queda de mí estará a tu disposición en un encuentro digital en www.laprovincia.es y, si vas a andar con trabajo a esas horas o preparando las vacaciones, puedes dejar tu pregunta ya (o aprovechar para ponerme a parir, que en tu derecho estás).

Y, last but not least, gracias a quienes hicieron posible, no ya la convocatoria, sino el libro. A ellos y ellas se les menciona en la nota inicial y se les recordó en la puesta de largo. Pero ellas y ellos saben que no se les olvida.

Vale. Hasta aquí el sentimentalismo. Ahora te deseo una feliz semana, un buen mini-descanso si te lo puedes permitir y tiempo para poner al día tus lecturas.





Un pequeño adelanto

14 04 2011

Un pequeño adelanto de Los tipos duros no leen poesía.

Sí, ahí estaba la ciudad, esa gandula pachorruda y despistada que intentaba asimilar un ritmo y un modo de vida que no le eran propios, como un orangután con esmoquin obligado a usar correcta­mente los cubiertos. Estaba ahí, tras la puerta acristalada del Bar Casablanca, tosiendo, asfixiándose y sudando en los motores de los vehículos que parecían empujarse unos a otros por la calle León y Castillo. Eladio Monroy, desde su mesa habitual, la vigilaba a rápidos vistazos, mientras exploraba su ejemplar de El País y tomaba su cortado de cada día en la misma taza cascada de siempre.

Iba en sandalias, pantalón corto y camiseta (una camiseta gris en la que había una caricatura de un tipo barbudo y larguirucho jugando al tejo), pero el sudor le perlaba la enorme cabezota afeitada, obligándole a llevarse la mano a la frente cada po­cos minutos para sacudirse las gotas, emitiendo, simultáneamente, malhumorados resoplidos.

De vez en cuando llegaba o se marchaba algún cliente que le palmeaba el hombro o, simplemente, alzaba una mano a modo de saludo. Monroy respondía con un meneo de cabeza, procurando no perder la concentración. Cuando no lo conseguía, cuando se veía obligado a esforzarse para poder retomar el hilo de la lectura, se pellizcaba el mentón, tal y como quienes le conocían bien sabían que solía hacer cuando pensaba.

El hombre que entró en el Casablanca esa mañana de septiembre no era un conocido. Delgado, de me­diana edad, vestía un traje de chaqueta en color crudo, probablemente de lino, camisa de mil rayas y unos mocasines de charol blanco y gris dignos de Fred Astaire. Lucía un casquete de cabello cano pei­nado hacia atrás sin una sola sospecha de alopecia, enmarcando un rostro ovalado de rasgos distinguidos en el que brillaban dos profundos ojos azules y se movía con una soltura excesiva. En resumen: tenía la espalda muy recta, la cabeza muy alta y un contoneo de hombros muy antipático.

Si te apetece saber más, nos vemos esta tarde, a las 19:30, en el salón de actos Manuel Padorno, de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas (en la avenida Marítima).





Los tipos duros no leen poesía

4 04 2011

Si eres de los lectores de la serie de Eladio Monroy (o si, de una vez por todas, quieres comenzar a serlo), puedes ir haciendo un hueco en tu agenda y en biblioteca. Porque la semana que viene saldrá al mercado Los tipos duros no leen poesía. El argumento es el siguiente: Monroy se desangra lentamente en el escenario de una matanza, lo cual viene a ser el desenlace de una historia  que empezó unos días antes, cuando una sospechosa pareja solicitó sus servicios como “localizador”. Este es el arranque de la tercera novela de la serie dedicada a las andanzas de este exmarinero violento, sarcástico y sentimental que recorre la ciudad con sonrisa cínica y una habilidad innata para involucrarse en asuntos turbios.

Por supuesto, como las anteriores, es un hard boiled, así que entre sus tapas habrá misterios, corruptelas, hostias como panes, cosas que no son lo que parecen y muchísima mala uva, tanto en el argumento como en los diálogos. Los habituales de la serie volverán a encontrarse con esa chusma que rodea a Eladio, desde la grasienta gentuza del Casablanca hasta la dulce Gloria y el burocrático Déniz (porque hay que tener amigos hasta en el infierno), pero también aparecen personajes nuevos (sobre todo uno) que creo que darán juego.

La presentación tendrá lugar el viernes, 15 de abril de 2011, a las 19:30, en la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas (sí, la de la Avenida Marítima, la del derribo)  y esta vez estaré acompañado por tipos duros de verdad, pero  que sí leen poesía (fíjate: aún no lo hemos presentado y ya me están llevando la contraria), porque en la mesa estarán el periodista Juan García Luján (que, por cierto, hace un cameo en el libro), el escritor y cineasta Carlos Álvarez (que presentó el primero y, además, fue uno de mis primeros mentores literarios) y el músico Ginés Cedrés (quien no solo es bibliotecario, sino que es amigo de la adolescencia y uno de los primeros fans declarados de mi rufián de la calle Murga). Estoy muy contento de que sean ellos quienes lo presenten, pues, por distintas razones, los considero a los tres como una especie de llaneros solitarios de la cultura, en contra de la solemnidad, los estiramientos de cuello y las reverencias forzadas.

Así que ya sabes: Los tipos duros no leen poesía, para seguir con la serie (o empezar con ella, si aún no lo has hecho, antes de que llegue un gracioso y te la destripe). La próxima semana en tu librero de confianza (y si no lo tiene, es que no es de confianza). El viernes 15 en la Biblioteca del Estado en Las Palmas (a las 19:30), con García Luján, Álvarez y Cedrés acompañando al padre de la criatura.








A %d blogueros les gusta esto: