La última buena letra

12 07 2015

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Cierra La Buena Letra por vacaciones (unas vacaciones que quizá sean permanentes) y toca hacer un especial para dejarte una buena lista de lecturas con las que ocupar esas largas tardes de verano. Así que hoy, en lugar de hacer una reseña extensa de un solo libro, hacemos un rápido repaso a una lista de libros que te den, por lo menos, hasta septiembre.

He buscado cosas para casi todos los gustos, orientaciones y grupos de edad. Con varias novedades. Y alguna joyita que es ya un clásico. Muchos de los títulos son de editoriales independientes. Pero tú ya sabes que tras el mostrador están tu librera o tu librero, para traerte en pocos días cualquier libro que te interese.

Ya sabe: para críos 

El tapiz redondo, de Sara Godoy, Las Palmas, Cam-PDS, 75 páginas

El tapiz redondo, de Sara Godoy, Las Palmas, Cam-PDS, 75 páginas

Para empezar, un infantil: El tapiz redondo, de Sara Godoy. Libro infantil y libro canario, editado por Cam-PDS. Un cuento pensado, creo, para que lo lea el piberío a partir de ocho años, pero que se puede leer también a los más chiquititos. En el tapiz redondo se reúnen las criaturas del bosque cuando tienen algún problema: la reina de las brujas, la de las hadas, el rey de los magos, el jefe de los gnomos, el ave del paraíso, la orquídea y el colibrí celebran allí sus consejos cuando tienen algún tipo de bronca entre ellos. Es redondo (fíjate qué democrático), para que quede claro que ninguno de ellos manda más que el otro. Y allí, en el tapiz, se van a tener que reunir de urgencia cuando el bosque se vea amenazado por seres humanos que quieren destruirlo. Para urbanizar, claro. Así que el libro viene a ser una historia divertida, pero también educativa en valores, que trata sobre amistad, solidaridad y ecología.

Un cómic sin superhéroes 

Cena con amigos, de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara, Puerto de Santa María, Cazador de Ratas, 81 páginas

Cena con amigos, de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara, Puerto de Santa María, Cazador de Ratas, 81 páginas

Cena con amigos, de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara. Editado en España por Cazador de Ratas, pero de factura uruguaya, es un cómic breve y autoconclusivo, de onda realista pero con muy mala leche, porque hurga en la relación del típico grupo de treintañeros y treintañeras que se conocen de toda la vida pero que en realidad no se conocen tanto. Hay traiciones, falsas apariencias, alguna muerte y giros interesantes que no voy a desvelar para no destriparlos, pero que están muy bien colocados. El guionista, Rodolfo Santullo, es también un interesante novelista, de quien se publicará en España, espero, Matufia, una novela sobre fútbol que me gustó hasta a mí, que detesto ese deporte. Y Marcos Vergara hace un equipo perfecto con él. Así que, Cena con amigos, un cómic con mucha mala baba.

Ladrillos, secretos y mala suerte

Malas artes, de Albert Gassull, Valencia, Mandor, 252 páginas

Malas artes, de Albert Gassull, Valencia, Mandor, 252 páginas

Mala baba destila también la tercera recomendación: Malas artes, la primera novela de Albert Gassull, quien se estrena narrativamente clavándose una novelaza de esas que funcionan desde la primera página y que nos lleva hasta la última movidos por la intriga. La cosa gira también en torno a las falsas apariencias: Miquel, el protagonista, es un arquitecto que se ha metido en un lío de mentiras para tener la casa de sus sueños: junto con un socio, han organizado una promoción de viviendas de lujo en el Empurdá, pero no se ha vendido ninguna salvo la suya. Lo que pasa es que Raquel, su mujer, que encima se ha acostumbrado a la buena vida, todavía no sabe que Miquel está arruinado. Y todo se va a complicar cuando, tras estrenar la casa, asistan a una fiesta de fin de año en casa del socio de Miquel. Y hasta ahí puedo leer, porque ahí, en la cuarta o quinta página, empiezan los problemas. Una intriga bien llevada y, sobre todo, muy bien escrita, que habla sobre los orígenes de esa crisis que parece que se acabó ya, pero solo para cuatro o cinco.

Ética y política más allá del discurso oficial

Democracia, justicia y derechos humanos, de Pedro S. Limiñana, Almería, Círculo Rojo, 153 páginas

Democracia, justicia y derechos humanos, de Pedro S. Limiñana, Almería, Círculo Rojo, 153 páginas

Para quienes no solo quieran evadirse, sino ejercitar un poco las meninges: Democracia, justicia y derechos humanos, subtitulado Ensayos de filosofía libertaria y firmado por Pedro Sánchez Limiñana. Vale la pena acercarse a estos cinco ensayos breves en torno a un tema que nos toca a todos y pensar sobre la ética y la política más allá de las tertulias políticas de turno. Así, cuando nos toque volver a votar en otoño, igual lo hacemos un poco menos engañados. Sánchez Limiñana elabora su discurso a partir de Ernst Tugendhat, el filósofo alemán alemán discípulo de Martin Heidegger, sobre cuya filosofía moral escribió su tesis doctoral. No nos vamos a engañar: Tugendhat es interesante, pero duro de leer. Sin embargo, Sánchez Limiñana tiene una amplia experiencia periodística y se explica muy bien, lo cual nos permite establecer un diálogo muy fecundo con la obra del alemán.

Los límites del cuerpo y de la corrección

Zonas húmedas, de Charlotte Roche, Barcelona, Anagrama, 206 páginas

Zonas húmedas, de Charlotte Roche, Barcelona, Anagrama, 206 páginas

Una advertencia: este es no apto para estómagos sensibles ni para amantes del correctismo. Dicho lo cual, vale la pena leerlo, porque se trata de una novela divertidísima y con más enjundia de lo que parece. Zonas húmedas, de Charlotte Roche es la historia de Helen, una chiquilla de 18 años que está en la clínica recuperándose de una fisura anal que ha requerido de intervención quirúrgica. Sexualmente activa desde los quince, y con unas ideas bastante especiales acerca de la higiene, el sexo y su propio cuerpo (cuyos límites explora incansablemente), Helen es, en cambio, bastante ingenua con respecto a las relaciones. De hecho, espera que su postoperatorio vuelva a reunir a sus padres divorciados desde hace años. Mientras tanto, ahí, en su cama de hospital, con sus partes traseras hechas un cristo, esta especie de Ignatius J. Reilly libidinosa irá recordando (y contándonos) sus peculiares experiencias y hábitos sexuales. Exagerada, divertida, aguda y muy provocadora, la novela resultó muy exitosa, aunque también polémica, cuando apareció en 2009. Pero cumple su función: divertir, incomodar y hacernos pensar, escatologías de por medio, acerca de los muchos miedos y las pocas libertades que conviven en nosotros, los que vivimos en la sociedad de los transgénicos y el SIDA.

Y una joya

 El arpa de hierba, de Truman Capote, Barcelona, Anagrama, 187 páginas


El arpa de hierba, de Truman Capote, Barcelona, Anagrama, 187 páginas

Y, por último, el clasicazo. El arpa de hierba, del gigantesco Truman Capote. Una novela muy tierna que trata sobre eso de lo que habla también en otros textos, como Otras voces, otros ámbitos o algunos de los cuentos de Desayuno en Tiffany’s: el paso de la infancia a la edad adulta, el descubrimiento de los hechos esenciales a través del trato con los demás. En esta ocasión, cuenta la historia de Verena y Dolly, dos hermanas solteronas que viven acompañadas de Collin Fenwick, adolescente huérfano, familiar lejano, a quien han recogido (trasunto del propio Capote y que será narrador y coprotagonista) y Catherine, una vieja criada negra. La acción arranca cuando las dos hermanas discuten y Dolly decide fugarse con Catherine y el chico, yéndose a vivir a una cabaña construida en un árbol. Lo cual va a revolucionar a toda la pequeña población sureña en la que viven y les hará tomar contacto con una cuadrilla de personajes tan marginados como ellos: el jubilado juez Cool, el alocado Riley Henderson y la hermana Ida, una evangelista muy peculiar que recorre la región con sus quince hijos. Como el primer libro que recomendamos hoy, es una historia de amistad y de solidaridad. Aparte de ser perfecto para un fin de semana al sol, con sus hilarantes situaciones y su abundante poesía, es de esos libros que nos ha gustado siempre recomendar en La Buena Letra: para leer rápido y pensar despacio. Por eso creo que es justo que nos acordemos de él para cerrar la temporada y, por el momento, la sección. Y, además, qué carajo, es uno de los libros preferidos de Fortunata.

Con Agustín Padrón. La foto la hizo el inefable Franciso Melo 'Junior'.

Con Agustín Padrón. La foto la hizo el inefable Franciso Melo ‘Junior’.

Hasta aquí, el especial de verano. Y hasta aquí, La Buena Letra. Fortunata y yo cerramos el quiosco, al menos de momento. Y, sinceramente, no sabemos si volveremos a abrirlo, porque la vida es corta y los trabajos son muchos.

Han sido cinco temporadas llevándote libros a casa a través de las ondas. En los últimos años, en la media hora final del Hoy por Hoy de los viernes, antes de La Butaca, con Francisco Melo Junior. en Cadena Ser Las Palmas. Antes, los sábados, en el A Vivir. Trabajando a las órdenes, sucesivamente, de Patricia Bosquet, Eva Marrero, Verónica Iglesias, Miguel Moreno Guedes y Agustín Padrón. Y siempre buscando un acercamiento poco solemne (como debe ser) a la lectura, homenajeando clásicos, descubriendo libros y editoriales independientes, nuevas voces y voces olvidadas. O destruyendo, en vivo, aquellos libros sobrevalorados, facturados en cadena o producto del marketing que invaden el espacio destinado a la literatura, introduciendo ruido en el canal. Libros que, finalmente, eran devorados por Fortunata, esa cabra galdosiana que sabe leer con criterio y que ahora es libre.

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Imaginad una mañana de finales de noviembre…

18 12 2009

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La vida ya es bastante mala cuando tienes que prescindir de las cosas que te gustan a ti; pero, demontres, lo que más me enfurece es no poder regalar aquello que les gusta a los otros.

Truman Capote: Un recuerdo navideño.

Parece que el espíritu navideño se impone. Así que, como no soy muy aficionado a enviar felicitaciones, aprovecho la ocasión para traerte un regalito de Papá Noel y así quedo como un caballero. Esta vez quiero hablarte de Tres cuentos, un librito en el que la editorial Anagrama reúne tres relatos de Truman Capote, aparecidos antes en otros volúmenes y que tienen como nexo común estar inspirados en la propia infancia de este controvertido narrador y periodista, que estuvo muy marcada por el aislamiento y el sentimiento de abandono. Te explico: tras el divorcio de sus padres, Capote fue enviado por su madre a casa de unas tías lejanas, en un pueblecito del Sur de Estados Unidos (donde, por cierto, tendría como vecina a Harper Lee. Para saber más, lee su Mata un ruiseñor y fíjate bien en el personaje de Dill Harry). Luego pasaría a vivir con su padre, quien no tardaría en enviarlo a colegios militares para sacudírselo de encima. Esta infancia marcaría muchas de las obras de Capote (Otras voces, otros ámbitos o El arpa de hierba son claramente autobiográficas).

En Tres cuentos podemos leer Una navidad y El invitado de acción de gracias, en los que se narran, respectivamente, el reencuentro del protagonista con un padre al que no conocía y un desagradable episodio que le ocurre, cuando ese mismo padre se empeña en que invite a cenar a un compañero de clase que no para de martirizarle en el colegio.

Pero, de este libro, mi cuento favorito es, sin duda, el primero, titulado Un recuerdo navideño, que ya figuraba en Desayuno en Tiffany’s. En él se cuenta cómo viven la Navidad un niño de siete años, acogido en casa de unos parientes lejanos, y uno de esos parientes, una anciana solterona, con cierto retraso mental, que es la bondad y la ingenuidad personificadas. Pese a estar excluidos del discurso, pese a que nadie les preste atención salvo para reprenderles, pese a la pobreza, la anciana y el niño se las arreglan para ser felices, para vivir la fiesta navideña ya desde finales de noviembre, cuando comienzan a elaborar tartas que envían a completos desconocidos, como un viajante de comercio que un día pasó por allí o el propio Presidente Roosevelt. Es una historia aparentemente sencilla, contada en presente y apelando a la complicidad del lector, como si el relato se estuviera construyendo ante sus ojos y con su colaboración, en la que se habla de amistad, de lealtad y de cómo hallar belleza en las cosas más pequeñas. Un cuento inolvidable, de esos que se te quedan en el corazón para siempre. El propio Cortázar lo citaba como cuento inolvidable.

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Truman Capote es muy recordado por A sangre fría, pero, quienes conocen su obra, saben que ese es su libro más atípico. Vale la pena acercarse a ese otro Capote, el que nos habla acerca de los olvidados, los desclasados, las personas aparentemente sin importancia, que se las arreglan para encontrar la grandeza entre las cosas simples y también el que nos muestra con maestría cómo sucede uno de los hechos más cruciales de la existencia: la pérdida de la inocencia. Esto le inscribe en una tradición muy sureña que le hermana con Carson McCullers. Y qué forma mejor de iniciar el acercamiento  que estos Tres cuentos, ahora, en estos días en que quizá tienes un ratito libre. Después, si quieres seguir, puedes pedirte para Reyes Otras voces, otros ámbitos o sus Cuentos completos. Si te has portado bien, te mereces libros tan buenos como esos.

Tres cuentos, de Truman Capote, Barcelona, Anagrama, 120 páginas.








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