Raymond Carver: la repugnancia y la compasión

17 01 2015

[Como siempre, si quieres escuchar el podcast de La Buena Letra de esta semana, solo has de hacer clic aquí]

Michael Keaton en Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, de Alejandro González Iñárritu

Michael Keaton en Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, de Alejandro González Iñárritu

Birdman, la película justamente de moda, tiene como excusa argumental un montaje teatral que adapta un cuento que a Fortunata y a mí nos gusta mucho: “De qué hablamos cuando hablamos de amor”. No es la primera vez que el colosal Raymond Carver y sus cuentos nutren al cine. Por ejemplo, en 1993,  Robert Altman adaptó algunos de sus relatos en la inolvidable Vidas cruzadas.

Cartel anunciador de Vidas cruzadas, de Robert Altman, con guion del propio director y Frank Barhydt a partir de los cuentos de Carver.

Cartel anunciador de Vidas cruzadas, de Robert Altman, con guion del propio director y Frank Barhydt a partir de los cuentos de Carver.

Pero la popularidad de la estupenda película de González Iñárritu es una buena oportunidad para hablar sobre De qué hablamos cuando hablamos de amor, un perfecto y brutal volumen de relatos.

De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver, Barcelona, Anagrama, 157 páginas

De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver, Barcelona, Anagrama, 157 páginas

Todos breves, todos tristes, todos realistas, todos sorprendentes, estos cuentos hablan de pequeños y grandes dramas personales que ocurren sobre todo a miembros de la clase trabajadora. Parados, camareras, jubilados, gente a la que el divorcio o el alcoholismo o el fracaso personal o todas esas cosas a la vez han dejado sola y es sorprendida en un momento de sus vidas que parece ser cualquiera. Uno siente compasión y, al mismo tiempo, algo de repugnancia hacia los personajes de Carver, que dejan pasar todas las oportunidades o que no han tenido ninguna y, sobre todo, que se despedazan mutuamente en medio de matrimonios que se derrumban, mientras en inusitados instantes de lucidez se hacen preguntas inútiles sobre el sentido de toda esta espiral de dolor. Algunos de los cuentos, como “Mecánica popular”, “El baño” o “Una cosa más” son realmente brutales, con una violencia no explicitada pero sí latente en imágenes potentísimas, de esas que te dejan una sensación acre y que luego no puedes olvidar fácilmente. Y “De qué hablamos cuando hablamos de amor” es una pieza que yo calificaría de maestra, en la cual, en una conversación entre dos parejas, se analiza precisamente esa pregunta, en qué consiste realmente el amor, haciendo un recorrido por sus diferentes relaciones anteriores mientras se bajan dos botellas de ginebra en torno a la mesa de la cocina. Esa es otra de las constantes de la obra de Raymond Carver: la bebida. Un caudaloso río de alcohol recorre sus relatos desde la primera página hasta la última. Pero sus personajes no beben en momentos de fiesta; al contrario, beben, como dice el proverbio, para ahogar unas penas que, al final, la bebida no hace más que aumentar.

carver

Raymond Carver, que en vida solo pudo publicar cinco libros de relatos y seis de poesía, porque murió en 1988, a los cincuenta años, de un cáncer de pulmón que lo fulminó cuando se había convertido en un autor de éxito, fue un alcohólico hijo de alcohólico, criado en una familia humilde que logró ganarse a crítica y público a través de los cuentos que publicaba en Esquire y New Yorker. Heredero de Anton Chejov y, más directamente, de Charles Bukowski y J. D. Salinger, su obra se suele enmarcar dentro del realismo sucio norteamericano: una narrativa minimalista con cierta tendencia al laconismo que se compromete directamente con el retrato de la realidad humana, sin distorsionarla ni suavizarla. Sus personajes son seres de carne y hueso, que viven momentos duros contados en unos cuentos de una extraña belleza, que acaban haciéndose inolvidables.

Con un estilo aparentemente sencillo, sin grandes artificios retóricos, es capaz de contar historias de una gran profundidad y diversos niveles de lectura condensadas en muy pocas páginas y con un tremendo efecto sobre la sensibilidad del lector.

En España, se le publica sobre todo en Anagrama, que, además de este, tiene otros volúmenes de cuentos: Tres rosas amarillas, Catedral o ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?   Se puede empezar a leerle por cualquiera de ellos, y es, además, de los que se disfrutan con la relectura. Pero, aprovechando el tirón de Birdman, recomiendo este De qué hablamos cuando hablamos de amor, 157 páginas de esas que nos gustan, para leer rápido y pensar despacio.


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9 responses

19 01 2015
lalibreriademerce

gracias por la información , desconocía que Birdman estaba basada en ese gran cuento del gran Carver… Te parece bien que te rebloguee en mi blog?

19 01 2015
Alexis Ravelo

Encantado. 🙂 No está basada directamente: el personaje ensaya una obra basada en él.

22 01 2015
lalibreriademerce

Gracias….

22 01 2015
lalibreriademerce

Reblogueó esto en La Librería de Mercey comentado:
La popularidad de la estupenda película de González Iñárritu «BirdMan» es una buena oportunidad para hablar sobre Raymond Carver y de su cuento «De qué hablamos cuando hablamos de amor»

22 01 2015
Alexis Ravelo

Gracias. 🙂

22 01 2015
Cova

Hola,

Creo que tengo todo lo de Carver por ahí o que, por lo menos lo tenía, porque no hace mucho de una mudanza y en ella algunos libros se han ido a la deriva. En fin, al leerte me he acordado de Carver y he pensado que, como bien dices, siempre es buen momento para su lectura o relectura, así que me he puesto a buscarlo por casa y he encontrado Tres rosas amarillas y ¿Quiéres hacer el favor de callarte, por favor? Y coincido contigo, es un buen momento para volver a este autor. Gracias 🙂

27 01 2015
Alexis Ravelo

Me alegra que coincidamos. 🙂

24 01 2015
jestdom

También el insípido Murakami homenajea a Carver en su prescindible De qué hablamos cuando hablamos de correr.

27 01 2015
Alexis Ravelo

No conocía eso. Sinceramente, no soy fan de Murakami (Haruki). Me interesa más el otro, Ryu.

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