Dirás que últimamente tengo un poco abandonado este blog. Y yo te diré que tienes toda la razón. Otros trabajos, otras ocupaciones relacionadas principalmente con acaparar alimentos para tiempos de escasez y en general poco compatibles con la escritura de microrrelatos (algo que, si se quiere hacer en serio, requiere más tiempo de lo que parece) me mantienen apartado de lo hiperbreve. Es una etapa y no se puede forzar la máquina. Ya habrá épocas más tranquilas.
Pero quiero aprovechar un ratito libre para insertar aquí el resultado de algunos pequeños juegos y recordarte así (y proponerte que juegues también a ella) la existencia de una técnica llamada lipograma. Las letras no son grasientas, pero a veces es divertido sustraerlas del cuerpo del texto. Un lipograma es eso: un texto que ha sido escrito evitando una o más vocales. Se cultiva desde la antigüedad y, entre la nómina de ilustres que lo han frecuentado (o, al menos, visitado), están Alonso de Alcalá y Herrera, que en 1641 dio a conocer Varios effetos de amor en cinco novelas ejemplares (libro que estoy buscando), Óscar de la Borbolla (Las voces malditas) y Jardiel Poncela. Incluso los maestros del humor, esos completos extraterrestres que son Les Luthiers, han jugado al lipograma. Como muestra, escucha Papa Garland Had a Hat and a Jazz Band and a Mat and a Black Fat Cat. Pero, si algún contemporáneo merece ser citado como autor de lipogramas, ese es Georges Perec, con su La disparition (El secuestro, en español). Para saber más, tienes el Diccionario, la Wikipedia y la estupenda «Introducción» de Antonio Fernández Ferrer a su edición de los Ejercicios de estilo, de Raymond Queneau (donde encontrarás muchos más juegos posibles).
Yo, en estos días, jugando junto con los talleristas de Factoría de Ficciones, he parido (o abortado) alguno, más por aquello de poder decir «eso lo he experimentado» que por otra cosa, que de todo hay que probar en la vida, salvo el crimen y el fascismo. Ahí van estos pequeños homenajes a esos cronopios lipogramáticos que en el mundo han sido:
Coromoto es nombre de mujer
Coromoto tiene un dolor que no le duele en el cuerpo, sino en el espíritu. Siente que no tiene eso que debe vivir en ese sitio donde su espíritu es, donde su ser femenino es. ¿Qué es lo que Coromoto siente lejos, como espectro verde, como sol negro que fenece, como luz que murió?
El ente enclenque
Desde que dejé de ser ese ente enclenque, ese ser demente, es Pepe el que me precede en el perecer.
La sábana, la lana, la danza
La sábana da alas a la mañana, a la lana da manchas blancas para danzar hasta acabar gastada.
Hasta aquí, mi parte. Si tienes lápiz y papel, también tú puedes jugar. ¿O es que no tienes las vocales que hacen falta?