De oradores

28 02 2009

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En realidad, la charla no había durado más de media hora, durante la cual el orador habló sobre Resnik y su poesía, Resnik y su relación con las Vanguardias, Resnik y su compromiso social, Resnik y el arte por el arte, Resnik y su renuencia a ser fotografiado, conceder entrevistas y asistir a actos públicos. El auditorio escuchaba en respetuoso silencio la monótona voz del profesor designado para presentar la edición de la Poesía Completa de Hugo Resnik que motivaba el acto. Las autoridades locales habían querido contar con la presencia del autor, pero, en una de sus conocidas extravagancias, declinó la invitación. Antes de atacar el último tema (Resnik y la entomología), el conferenciante hizo una pausa, tomó un sorbo de agua, volvió la página recién leída y comenzó a decir:

-Me gustaría terminar…

Entonces, un anciano de la segunda fila, lo interrumpió, diciendo, a su vez:

-A nosotros también.

Nadie parece estar del todo seguro, pero hay varios poetas jóvenes que aún afirman haber reconocido en la figura del anciano que salió de la fila y se dirigió hacia la puerta entre aspavientos, al propio Hugo Resnik.





Factoría de Ficciones en la Biblioteca Pública del Estado

28 02 2009
Pues sí, la Factoría de Ficciones se pone en marcha ahora en la Biblioteca del Estado. A partir del día 10 (martes), y de forma más extensa. Trabajaremos a lo largo de trece semanas, con una sesión semanal de dos horas de duración. No me extiendo más en la explicación, sino que transcribo, a continuación, la nota de prensa. Así que, si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy:

 

La Biblioteca Pública del Estado inaugura su Factoría de Ficciones

 

Un taller de narrativa breve con carácter gratuito

 

El martes, 10 de marzo, a las 18:30, en la Biblioteca Pública del Estado de Las Palmas, dará comienzo Factoría de Ficciones, un taller de escritura creativa en torno al cuento contemporáneo, impartido por Alexis Ravelo.  Factoría de Ficciones es una actividad destinada a adultos con inquietudes literarias e interés por el relato breve. Se propone como un acercamiento teórico-práctico al género, a través del análisis de las técnicas de algunos maestros eminentes y su aplicación a la propia producción de los participantes.

A lo largo de las trece semanas de duración del taller, se abordarán, entre otros aspectos, el paso del cuento tradicional al cuento literario, el punto de vista narrativo, el diálogo, el tratamiento temporal, las técnicas de asociación libre o la orientación hacia la minificción, mediante textos de autores consagrados, como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Katherine Mansfield, Juan José Arreola y Ambrose Bierce, y prestando especial atención al relato fantástico. 

Por otra parte, se prevé el posterior seguimiento digital de las creaciones elaboradas por los participantes, y su posible publicación en el blog http://factoriadeficciones.wordpress.com

Las sesiones tendrán lugar los martes, en horario de 18:30 a 20:30 y la inscripción es de carácter gratuito. Los interesados podrán solicitar información y matrícula en la Biblioteca del Estado en Las Palmas, calle Muelle de Las Palmas s/n, así como en los teléfonos 928 432343  y 928 431019 y los correos electrónicos bibliolp.cultura@gobiernodecanarias.org y alexisravelo@gmail.com





Entrega del Premio Viera y Clavijo

28 02 2009
Invitación a la ceremonia

Invitación a la ceremonia

Hay que aprovechar las oportunidades que uno tiene para sentirse orgulloso. En este caso, se trata del reconocimiento al trabajo de Antonio Becerra Bolaños. Antonio, mi querido filólogo y, sin embargo amigo, obtiene este premio por Graciliano Afonso  y la conformación del canon de la literatura canaria.

Ya con anterioridad ha trabajado sobre este autor, que fue objeto de su tesis doctoral (y que precisaba, más que muchos, de investigación y vindicación), y nos ha regalado sus conocimientos sobre él en su edición de Las Bragas de San Grifón (Cabildo de Gran Canaria, 2003) o en su Antología poética de Graciliano Afonso (Academia Canaria de la Lengua, 2007), acercándonos a la figura, interesante y fecunda de esta «cuasi olvidada» figura clave del XVIII y el XIX canario.

Además, proselitista incansable, solo o en compañía, ha estado detrás de colecciones como Puerto Escondido (de pensamiento y crítica acerca de la literatura canaria) o Literaturas, que acerca textos panatlánticos (desde Iriarte a Pérez Galdós, desde Andrés Bello a Tomás Morales) a los alumnos de secundaria; y de proyectos como La Plazuela de las Letras y Matasombras. En esas actividades coincidimos y siempre fue un verdadero lujo para mí pertenecer al mismo equipo. Es, por otro lado, excelente poeta y un narrador clandestino que algún día tendrán la suerte de descubrir.  

La de Becerra se me antoja una de esas labores de hormiga silenciosa, constante y eficaz, que va llevando alimento a los graneros, poco a poco, pero infatigablemente, hasta llenarlos; acercándonos, sin que nos demos cuenta, a nuestra propia tradición literaria, esa en la que navegamos y que nos influencia sin que hayamos reparado realmente en su naturaleza.

Si aún no lo conocen, es una buena oportunidad para conocerlo y escucharle hablar. Si ya lo conocen, es un buen motivo para celebrar con él. Cualquiera que sea el caso, siempre es interesante escuchar lo que dice, porque siempre acaba uno sabiendo más de lo que sabía.

 





Para leer en la guagua (La secuela)

27 02 2009

Nada menos que Emilio González Déniz me ha hecho el honor de escribir y enviarme una continuación del cuento más reciente colgado en este blog, Para leer en la guagua. Obtenido su permiso (tras duras negociaciones con su agente, su editor y sus asesores de imagen), procedo a reproducirlo en esta entrada, no sin antes advertirle: esto me lo guardo para la egoteca, don Emilio.  

Tomás la ha escuchado hablando por el móvil y ahora sabe que Teresa está fascinada por Joyce, Faulkner y Lowry, que pertenece a la Asociación de fans de Bajo el volcán, aunque no se ha percatado de que ella tiene una tendencia casi enfermiza hacia los hombres problemáticos, desvalidos o adictos a algo, seres irregulares que ella cree que podrá redimir. No sabe Tomás que Teresa lleva el alma llena de cicatrices, pero es consciente de que es inflexible en cuanto a Lowry, y desde que sepa que él sólo le aguantó 30 líneas a Bajo el volcán ella lo descartará para siempre. Por eso, caminando desde la parada de la guagua, llegó hasta unos grandes almacenes y, en la sección de librería, pidió un ejemplar del libro de Lowry.  Su propósito era llevárselo a casa (ya no sabía dónde estaría el viejo ejemplar que lo aburrió hace años) y leerlo con rigor, reconvertir su rechazo en entusiasmo y subirse a la guagua haciendo que releía Bajo el Volcán. Pero la suerte no estaba de su parte, el libro estaba agotado y la encargada de la librería le dijo que tenía noticias de que una editora iba a sacarlo en la próxima temporada, y que seguramente estaría disponible en seis o siete meses. ¡Siete meses!, no podría aguantar, así que cogió de nuevo la guagua y se dirigió a la Biblioteca Pública con la intención de robar el ejemplar que había visto mil veces en la segunda estantería de la izquierda. De repente, una mujer lo había convertido en ladrón y  apóstata de sí mismo. Entonces empezó a comprender al protagonista de Bajo el volcán. Y a lo mejor el libro incluso puede ser bueno.

Emilio González Déniz





Para leer en la guagua

25 02 2009

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La ve cada día y, cada día, se siente fascinado por su presencia de gacela, su mirada luminosa y profunda, su perfume de fresas allá, unos asientos más adelante, o en la plataforma, agarrada al tubo con una mano mientras la otra sostiene el infaltable libro. A lo largo de semanas, de meses, ha ido acostumbrándose a verla subir en la parada del muelle, buscar un hueco donde continuar leyendo durante el trayecto y apearse siempre en la parada del parque, marcando su libro y guardándolo en el bolso mientras se encamina, casi con toda seguridad, al trabajo. Y también a lo largo de ese tiempo, ha observado los cambios en su peinado, en su maquillaje, en su vestimenta. Sus gustos lectores (tan amplios que caben en ellos Samuel Beckett, Marguerite Yourcenar, Yasunari Kawabata y Juana Inés de la Cruz), sus ligeros constipados, sus sonrisas estivales, sus seriedades de otoño. Alguna vez, en sus atardeceres de divorciado ya no tan reciente, fantasea con la posibilidad de abordarla, utilizando el título del libro que ella lleve en la mano como excusa. Qué bien, Rayuela… Apenas él le amalaba el noema… O, Sostiene Pereira, qué libro tan triste y delicioso… O, ¿Lees La insoportable levedad del ser? Es mi novela preferida. Yo me llamo Tomás. No tendré la suerte de que te llames Teresa, ¿verdad?

Sin embargo, luego se mira al espejo, piensa en ella, y, finalmente, decide quedarse en la fantasía. Ella tendrá diez años menos y un cuerpo elástico que la obedece. Tendrá una vida y unos gustos muy distintos a los suyos. Tendrá, incluso, un novio, un amante, un marido. Una pareja, en todo caso: un tipo más joven, más guapo, menos gris, más divertido que él. Se sentiría amenazada si él se atreviese a decirle algo. O, en el peor de los casos, jugaría un rato con él, coqueteando, y él se ilusionaría y volaría alto como un Ícaro venido a menos, sólo para caer en picado hacia el mar del desengaño y morir ahogado tras perder las pocas fuerzas que aún le quedan. Por eso no se atreve. Por eso no se atreverá nunca y se conforma con observarla por encima de su propio libro (que hoy es El azul del cielo), hasta que se acercan a la parada del parque y ella toca el timbre y se levanta y se dirige a la salida marcando su ejemplar de El astillero y baja a la acera pensando (eso él no lo sabrá nunca) en cómo le hubiera gustado que ese tipo que va siempre leyendo le dirigiera de una vez la palabra, preguntándose si ella misma será capaz en alguna ocasión de dirigírsela a él, llamándose tonta, diciéndose que ha perdido una oportunidad de oro, precisamente hoy, con él leyendo a Bataille, cuya obra ella conoce y ama profundamente.   





Sacrificio

16 02 2009

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El soldado se negó al avance.

El sargento le llamó cobarde.

Le recordó a su madre.

Le pronosticó el fusilamiento.

El soldado se volvió con ira y avanzó hacia él.

El sargento se supo incapaz de devolver el gesto.

Los otros soldados fueron testigos del suceso.

El alto el fuego dio comienzo casi enseguida.

Media hora más tarde se había extendido a toda la línea del frente.

Nadie se preocupó de recuperar el cadáver del sargento.





Decisiones motivadas

13 02 2009

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Porque no aguanto tu aliento de dragón senecto por las mañanas y amor pútrido por las tardes, ni tu forma de apretar el tubo de dentífrico, ni tu ruido al cepillarte insistentemente los dientes, ni tus pasos prácticamente inaudibles por el pasillo. Porque me harta que siempre te las arregles para retrasarte o llegar demasiado temprano, y que no tengas pudor alguno en quitarte los zapatos en restaurantes, en trenes, en aviones. Porque me repugnan tus amistades, a quienes escupiría concienzudamente en el nombre, tus pésimos gustos musicales, tus ridículas pretensiones de artista, tus obscenos simulacros de depresión, tus falsas alegrías. Porque me resultan insoportables tu forma de andar, tu estúpida sonrisa, tus extemporáneos ataques de mal humor. Porque siento que has engordado, aunque tu figura sea más delgada. Y, por supuesto, porque hace tiempo que me aburrí de tu forma de hacer el amor, de tus orgasmos estudiados para conservarme junto a ti, de la agotada ceremonia de mi sexo en tu boca. Porque tus miradas no me turban. Porque tus manos no me masturban. Porque tus caricias no me enternecen. Porque tus besos no me emocionan. Porque tu sexo no me excita. Por todo eso y mucho más sería muy fácil hacerlo. Pero, entonces, ¿cómo vivir sin ti?





A vueltas con Cortázar

12 02 2009

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Me paso la vida hablando de él. Aparece en el lugar más inesperado: en la guagua, en un vaso de vino, en la secuencia de una película, al apretar el tubo de dentífrico. Precisamente porque su literatura busca lo inasible entre los pliegues de la realidad. Porque busca, como él mismo afirmaba, lo mágico en lo cotidiano.

El encuentro con Cortázar es crucial para el lector. Sobre todo si el lector es joven y ávido, como fue mi caso cuando leí por primera vez Rayuela en aquella vieja edición de Bruguera Libro Amigo, que acabó completamente desencuadernada a fuerza de manosearla, subrayarla, anotarla y llevármela a los sitios más insospechados, desde playas a lechos alrededor de los cuales pululaban cosas peligrosísimas para los libros: copas de vino y cigarrillos encendidos. Luego llegaron los cuentos: los cuatro tomos de Los relatos en Alianza de Bolsillo (aún los conservo), que leí, uno tras otro, junto a una persona por aquel tiempo amada en un hotel de la zona de Agaete. A partir de entonces, Cortázar ya no fue sólo aquel deconstructor de la novela, sino el nuevo inventor del cuento como “caracol del lenguaje, hermano misterioso de la poesía en otra dimensión del tiempo literario”. Y ahí, ya todo estaba perdido, porque Axolotl y Torito y Grafitti y Continuidad de los parques y Circe y La noche boca arriba y Casa tomada y La autopista del Sur y tantos cuentos geniales fueron conformando el gusto por un tipo de literatura poco frecuente.

Después vendrían muchos libros más, leídos obviando cronologías y posibilidades económicas (confieso el robo de alguno de ellos, perdóname, Cardona; perdóname, Galerías Preciados): Los premios, Los reyes, Un tal Lucas, 62, modelo para armar, El libro de Manuel, Historias de cronopios y de famas, Último Round, Los autonautas de la cosmopista, La vuelta al día en ochenta mundos

Y con todo eso, el jazz, el boxeo, Cartier-Bresson, Paul Klee, Bioy Casares, Roberto Arlt, el compromiso político, la sensación de no estar del todo…

Durante años, ese descubrimiento me hizo hermano de muchas personas, pero me deslumbró tanto que me causó serios problemas a la hora de escribir, hasta que un día (como tantos otros juntaletras jóvenes) entendí que era muy peligroso tratar de imitarlo, porque algunos autores son fenómenos únicos e irrepetibles.

Y como decía, me paso la vida hablando de él y, sin embargo, hoy me costaba comenzar esta entrada. Quizá porque tengo la sensación de que me repito. O de que todo nuevo juicio que se emita sobre su obra es inútil e innecesario. Pero hoy se cumplen 25 años de su fallecimiento y resultaba una cita inevitable. Las grandes editoriales, como ya hicieron en otras efemérides relacionadas con él, volverán a hacerse su agosto a su costa, publicando su correspondencia, reeditando sus libros en ediciones caras y sacando a la luz textos que, al parecer, él no quería publicar (sospecho que cualquier día acabarán publicando su lista de la compra). Los lectores, en cambio, podemos homenajearlo dedicándole unos minutos a uno de sus cuentos. Yo aún no he decidido cuál elegiré. Resulta muy difícil quedarse con uno.





Desfiles

12 02 2009

Te ofrezco una cita de Bernard H. Cain que me ha hecho pensar:
“No desfiles jamás. Las modelos desfilan hacia la decrepitud y los soldados hacia la devastación. Todo desfile consiste en acelerar el paso hacia la nada”.

Bernard H. Cain: La ira y el deseo.





Umbral del dolor

7 02 2009

 -Perdone que grite tanto –se disculpó el hombre-. Es la primera vez que me asesinan a puñaladas.