La última buena letra (del año)

29 12 2012

Está a punto de acabar un año durísimo y puede que el próximo sea peor. En este y en otros países hacemos esta travesía del desierto a la que nos ha llevado el colapso del capitalismo. Antes éramos los PIGS y ahora somos los GIPSY. Un personaje de Márkaris dice que es mejor ser cerdo que tiburón. Ahora podríamos añadir que ser gitano es un orgullo y mucho mejor que ser un payo sinvergüenza que se lleva el dinero de su país a opacas cuentas en paraísos fiscales. Pero ya seamos cerdos o gitanos, nadie puede negar que los ciudadanos de a pie de estos países pagamos con hambre y pérdida de libertades los desmanes que otros han cometido.

No obstante, llega el final del año y ayer, 28 de diciembre, quisimos dar un repaso a los títulos recomendados en La Buena Letra, esa sección que lleva cuatro temporadas haciéndose un hueco en la parrilla para hablar de literatura y en la que cada viernes, comandados Eva Marrero o por Verónica Iglesias, saludamos al mediodía invadiendo el Hoy por Hoy Las Palmas para recomendar y desrecomendar títulos junto con Francisco Melo Junior, que hace lo propio con el cine en su sección La Butaca.

La Butaca y La Buena Letra en plena desrecomendación de un libro (por llamarlo de alguna manera) de Isabel Allende. Foto: Eva Marrero.

La Butaca y La Buena Letra en plena desrecomendación de un libro (por llamarlo de alguna manera) de Isabel Allende. Foto: Eva Marrero.

Pese a la crisis económica (me estoy cansando de escribir esa expresión), pese a la del mercado editorial, pese a cierta crisis también creativa, para la literatura ha sido un año interesante. En este cachito de África fue el año de Pedro García Cabrera, a quien se dedicó el Día de las Letras Canarias y, aunque con menos presupuesto y poca visibilidad que en otras ediciones, esto sirvió de excusa para sacarlo a la calle y meterlo en los institutos, que es donde los poetas siempre deberían estar. También se decidió que en 2013 la fiesta de la literatura insular estuviera dedicada a Joseph de Viera y Clavijo, hecho singular y algo redundante, pues no solo ya le fue dedicada la primera edición, sino que precisamente el Día de las Letras Canarias ya sirve de recordatorio de su importancia, al coincidir con la efeméride de su fallecimiento.

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El Premio Nobel se fue a China y, gracias a eso, descubrimos a Mo Yan, autor de El sorgo rojo. El Premio Planeta fue para La marca del meridiano, de Lorenzo Silva, estupenda noticia para los viciosos de la novela negra y para quienes apreciamos a Lorenzo, buen escritor y mejor persona. El Cervantes de las Letras fue para José Manuel Caballero Bonald y el Príncipe de Asturias nada menos que para Philip Roth. Un premio que trajo bastante polémica fue el Premio FIL (antiguo Juan Rulfo), que recayó en Alfredo Bryce Echenique. Pero el premio que más llamó la atención en 2012 fue el Nacional de Literatura, porque fue rechazado por Javier Marías. Sus palabras durante la rueda de prensa en la que explicaba sus motivos demostraron  no solo su coherencia, sino que es digno hijo de uno de los pensadores más importantes de este país y supusieron un elegante tirón de orejas a algunos intelectuales que figuran entre los más conspicuos clientes del poder.

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También ocurrieron cosas indeseables: este año nos han dejado algunos escritores grandes, como Ray Bradbury, Antonio Tabucchi, Agustín García Calvo y Carlos Fuentes. Y, en ese capítulo de cosas desagradables nos enteramos de que tanto el Gobierno de España como el Gobierno de Canarias no han destinado en sus partidas ni un solo euro para adquisición de fondos para las bibliotecas públicas. Ahí queda eso.

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Pero nosotros a lo nuestro. Mencionemos lo mejor de lo mejor de los libros de 2012, y así le damos alguna idea a los Reyes Magos, por si andan despistados. Son todos libros editados este año, con una sola excepción (y comienzo con ella): Las niñas perdidas, de Cristina Fallarás, premio LH Confidencial. El motivo de la excepción es que fue este año, en 2012, cuando obtuvo el Premio Dashiell Hammett, que otorga un jurado compuesto por críticos y especialistas en novela negra en la Semana de Gijón. Hecho histórico, pues se trata de la primera mujer en alcanzarlo.

 También para amantes de la novela negra, recomendamos en su momento Con el agua al cuello, de Petros Márkaris, que recientemente ha lanzado en España un nuevo caso del comisario Jaritos, Liquidación final. Ambas buenas novelas, ambas sobre la crisis y ambas para pensarlas muy despacito. A Márkaris lo edita Tusquets, que tiene buen ojo y mejor olfato. Por algo publican también a Eugenio Fuentes, Leonardo Sciascia o Boris Vian.

Con el agua al cuello. Petros Márkaris. Barcelona. Tusquets. 322 páginas.

Con el agua al cuello. Petros Márkaris. Barcelona. Tusquets. 322 páginas.

Además, este año hubo muchos rescates. Los de autores canarios son muy interesantes. Selecciono, respectivamente, un libro de poemas, uno de cuentos y una novela: Vitruvio rescató el exquisito Era Pompeia, de Federico J. Silva; Idea hizo lo propio con El perfil de las esquinas, de David Galloway; Casa de Cartón reeditó la primera novela de Nicolás Melini, El futbolista asesino.

Hay otros tres rescates que valen la pena: la desasosegante El coleccionista, de John Fowles, editada por Sexto Piso; el delicadísimo Sueños y ensoñaciones de una dama de Heian, una autobiografía escrita por la llamada Dama Sarashina, en el Japón medieval, y publicada este año por Atalanta y la desternillante y transgresora Zazie en el metro, de Raymond Queneau, recuperada para el lector español por Marbot Ediciones. Estos dos últimos aparecen, por otro lado, en ediciones muy bellas, de esas que convierten el libro en algo más que un texto, en un objeto bello que uno desea tener cerca.

Zazie en el metro, de Raymond Queneau, Barcelona, Marbot Ediciones, 211 páginas.

Zazie en el metro, de Raymond Queneau, Barcelona, Marbot Ediciones, 211 páginas.

2012 no solo ha sido un año de rescates. También vieron la luz muchos libros de autores canarios en activo que no hemos tenido tiempo de comentar en La Buena Letra. Cito tres, casi de memoria: Murmullo de hojarasca, de José Luis Correa, El sueño de Goslar, de Javier Hernández y Yo debería estar muerto, de Santiago Gil. Y, last but not least, los más jóvenes han vuelto a poner sus textos en el mercado, como Miguel Aguerralde con Última parada: la casa de muñecas o Leandro Pinto, alguien de quien un día de estos vamos a tener que hablar detenidamente. Pinto publicó en 2012 Remanso de paz y esta misma semana ha aparecido en ebook su tercera novela, Veneno de escorpión.

De los comentados en antena, selecciono a continuación algunos memorables:

Para amantes de la poesía: El último gancho de Kid Fracaso, de Pedro Flores, un libro muy personal y muy original que toma el boxeo como metáfora. Publicado por esos locos geniales de El Ángel Caído Ediciones.

El ángel de Ringo Bonavena, de Raúl Argemí, Barcelona, Edebé, 284 páginas.

El ángel de Ringo Bonavena, de Raúl Argemí, Barcelona, Edebé, 284 páginas.

También con el boxeo como fondo, apareció la esperada El ángel de Ringo Bonavena, de Raúl Argemí, una novela deliciosa publicada por Edebé. Argemí es uno de esos autores que escriben con rabia, con la tripas y la parte del cerebro más cercana a eso que llamamos alma, aunque con un sentido del humor, una honestidad y un dominio de la estructura que ya los quisiera para sí Calatrava.

Un buen título para amantes de la novela policial es, sin duda, Contra las cuerdas, de Susana Hernández. Como ocurrió con Las niñas perdidas, semanas después de que la recomendáramos, los lectores eligieron a su protagonista, Rebeca Santana, Mejor Personaje Femenino en los premios Lee Misterio. Una muestra más de que en La Buena Letra tenemos buen ojo.

También hubo otra novela negra muy destacable: La sombra del minotauro, un nuevo caso para José García Gago, firmada por Antonio Lozano, un nombre central en la cultura en Canarias en general y, muy particularmente, en el terreno teatral y literario.

Para aficionados a la novela histórica y para libros sobre la Historia de Canarias, pero, sobre todo, a las buenas novelas, hay una pieza muy destacable: La señora, la novela de Carlos Álvarez sobre Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro, publicada por Hora Antes Editorial. Y sí, Carlos Álvarez es un buen amigo y fue uno de mis mentores, pero tengo muchos amigos y mentores y no hago tanto hincapié en que hay que leer sus libros. Si lo hago en este caso es porque la novela lo merece.

La Señora. Beatriz de Bobadilla, Señora de Gomera y Fierro, de Carlos Álvarez. Hora Antes Editorial, 421 páginas.

La Señora. Beatriz de Bobadilla, Señora de Gomera y Fierro, de Carlos Álvarez. Hora Antes Editorial, 421 páginas.

Y me dejo para el final una joyita de la que hablamos hace no demasiado: Antigua luz, de John Banville, una novela inteligente y madura sobre el deseo, la culpa y las trampas de la memoria y que, para mí, ha supuesto una de las mayores alegrías literarias del año.

Hasta aquí la lista que me he preparado para este repaso. Sé que me dejo muchos títulos atrás, pero yo creo que no es mala selección de libros que pueden servir de excusa a los Reyes Magos. Ya saben: pide libros a los Reyes Magos. No solo alimentan la mente más que un juego de la Wii, sino que, como decimos siempre, la familia que lee unida permanece unida.

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Eso sí, aquí no acaba todo. Durante el año hubo muchos libros que no hubo tiempo de comentar, así que adelanto que comenzaremos el año hablando de Tranströmer, Carlos Quílez, Luis Gutiérrez Maluenda, Chuk Palahniuk, Arlt, Kawabata, Pizarnik y muchas otras firmas, en esa mezcla caótica, libre y, espero, útil que es la nómina que configuramos año a año, programa a programa. Sí: continuaremos recomendando libros en 2013 (libros recientes o libros de esos que ya deberías haber leído) y también desarmando los trípodes del camelo comercial disfrazado de literatura en las desrecomendaciones. Continuaremos, pues, luchando contra los monstruos de la razón con el arma más poderosa: la palabra.

 (Si quieres escuchar el podcast de La Buena Letra y La Butaca, algo apresurado porque una comparecencia de Rajoy se cernía sobre nosotros como un mal presagio, solo tienes que hacer clic aquí)