Abril

15 04 2008

Abril, que es mes de claveles y amantes, también lo es de recordar dos momentos de libertad y de progreso. Uno, más cercano en el tiempo, fue el que coincidió con una revolución incruenta en Portugal, que mostró a España que había formas de acabar con la dictadura. El otro nos resulta delicado recordarlo, pues, poco después, supondría la memoria de una derrota a manos de quienes instaurarían aquella misma dictadura con la que se deseaba acabar, la cual daría paso a una democracia, en la que, para obtener ciertas libertades, habría que transigir con una orientación bastante contraria a lo promovido por la II República Española, que había sido asfixiada.

Recordar la República no es un acto de nostalgia. Para mí, que suelo detestar las banderas y los himnos, pues suelen servir sólo para que la gente se mate creyendo que muere por ellos (cuando en realidad muere por quienes los instituyen), celebrar la República es, más bien, recordar, aunque sólo sea una vez al año, que el régimen de monarquía parlamentaria que dio paso a nuestra democracia actual coincide casi exactamente con los designios de la dictadura que en su momento acabó con la democracia en España. Y constatar que es, además, un régimen que ha olvidado recompensar a las víctimas, castigar a los culpables, despojarles de lo que se apropiaron indebidamente. Por eso me parece importante que, al menos una vez al año, uno pueda repartir claveles y recordar una bandera de tres colores y escuchar el Himno de Riego. Porque así se recuerda que las cosas no son como debieron ser. Y que la historia, como decía Vázquez Montalbán, debería pertenecer a quienes la prolongan, no a los que la secuestran. Pero, sobre todo, porque así nos miramos al espejo y por una vez (salvo cuando se encausa a un caricaturista), nos damos cuenta de que (pese a las ficciones de la democracia representativa, en la cual la ideología en sentido marxiano, funciona con eficacia minuciosa), no somos ciudadanos, sino súbditos.

                  

Así que recuerda: 14 de abril de 2008, septuagésimo séptimo aniversario de la II República Española. Fecha para recordar, para mirarnos al espejo y recordar, por una vez, quiénes somos y si todos tenemos, de verdad, los mismos derechos y libertades.